ESTRENO EN EL ROMEA

Julio Manrique se transforma en Edipo

El actor debuta en una tragedia griega con un montaje de Oriol Broggi que ubica la obra de Sófocles en un teatro abandonado

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Marta Cervera

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Julio Manrique ha destacado en todo tipo de roles pero nunca hasta ahora se había atrevido con una tragedia griega. Junto al director Oriol Broggi, se lanza ahora al desafío de explorar el personaje de Edipo en el Teatre Romea con 'Èdip', versión catalana de Jeroni Rubió Rodon de la obra de Sófocles 'Edipo rey'. Este miércoles empiezan las funciones previas de esta nueva producción de Focus antes del estreno, el 12 de abril.

El equipo viajó a Grecia para conectar con el paisaje y las ciudades que aparecen en esta obra escrita hace 2.500 años: Tebas, Atenas y Delfos. Pero Manrique también ha preparado su rol visionando de nuevo el 'Edipo rey' de Pasolini y hasta las primeras dos películas de la saga cinematográfica 'El Padrino'. "El hijo del capo de la mafia también quiere escapar a su destino y no puede. Y la relación que se establece entre él, Al Pacino, con el personaje que interpreta Robert Duvall también guarda paralelismos con la que Edipo establece con el sacerdote-consejero que hace Carles Martínez", comenta el actor. El resto del reparto está formado por Marc Rius (Creonte), Mercè Pons (Yocasta), Ramon Vila (Mensajero), Miquel Gelabert (Tiresias y pastor) y Clara de Ramon (Antígona).

Manrique, que también ha triunfado como director, se siente cómodo trabajando con Broggi. Esta es la cuarta producción a sus órdenes después de 'Hamlet', 'L'orfe del clan dels Zhao' e 'Incendis'. "Soy bastante obsesivo pero creo que ahora soy menos pesado antes", ha reconocido el actor. "Nunca había hecho una tragedia griega y hacer este viaje con el carro tirado por otro me ha descubierto un mundo fascinante. Como confío en Oriol, lo sensato ha sido dejarme llevar". Esta versión intenta llegar al espectador con "una voz más humana, despojada de retórica."  Y añade: "Estamos acostumbrados a lo dramático pero la tragedia exige otra cosa, necesita una serenidad especial. Es algo muy atractivo y complejo".

De héroe a villano

"Edipo, un héroe querido por todos, cae en un pozo muy profundo cuando descubre que en realidad es un monstruo". Incapaz de soportar la verdad, se arranca los ojos para no verla y acaba necesitando de la ayuda de su hija y hermana para seguir avanzando.  

"En realidad nuestra historia va más allá de Edipo", apunta Broggi. "Las tragedias son finitas y para explicar el mito de Edipo hemos añadido una parte de 'Edipo en Colono', también de Sófocles, que explica qué fue de Edipo después de dejar Tebas". El montaje también incluye algunas ideas extraídas de un texto de Jorge Luis Borges y otras de la visión del mito de Edipo que Wajdi Mouawad mostró en el Lliure, dentro del festival Grec. De ahí surge la idea de convertir el Romea en un teatro que se cae a pedazos, con soportes metálicos que aguantan la estructura, telas polvorientas en los palcos y hasta una red en el techo para proteger de posibles desprendimientos. Una plataforma comunica la platea con el escenario, totalmente desnudo, todo en un tono entre marrón y rojizo. El vestuario, que es intemporal y huye de togas, utiliza tonos grises, la misma gama de colores que reconocen los ciegos. 

Cambio de paradigma

"Esta es una obra trágica enorme que ha influenciado infinidad de textos", admite Broggi. "Lo fundamental es que Sófocles pone al hombre el centro, como medida de todas las cosas en contraposición del mundo de los dioses, la magia y la religión". Explicar el viaje de Edipo de una manera sencilla y directa pero conmovedora, desde la emoción pero sin caer en exageración, ha sido uno de los objetivos de Broggi. "Hemos trabajado mucho desde la contención, administrando muy bien la furia del personaje para que no se desboque", explica Manrique. Pero no resulta fácil transitar por emociones tan extremas como las que vive Edipo, un ser a quien el oráculo de Corinto predijo que mataría a su padre y se casaría con su madre. 

"Los clásicos, según como se hacen, pueden resultar facilísimos y aptos para todos los públicos", afirma Broggi recordando el éxito de su versión de 'Antígona' en la Biblioteca de Catalunya. "Este tipo de textos es de los que te atrapan, no hace falta ser un público entendido para disfrutarlo". Y sus diferentes niveles de lectura permiten diferentes visiones: una más filosófica, otra de carácter político y otra más naturalista. "Si los clásicos siguen llegan al espectador es porque tocan muchas teclas de forma diferente", recuerda Jeroni Rubió Rodon, traductor del texto y colaborador habitual de Broggi.