Nathalie Poza:"No podría haber hecho 'No se decir adiós' ni con 30 ni con 40"

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Alicia G.Arribas.

La actriz Nathalie Poza está convencida de que se necesita "tener una edad" y una experiencia acumulada "como actriz y como mujer" para contar la durísima historia de Carla, la protagonista de "No sé decir adiós", del debutante Lino Escalera: "Yo no podría haberlo hecho con treinta, ni siquiera con cuarenta años".

Nathalie Poza, que acaba de cumplir los 45 años, se llevó por este trabajo la Biznaga de Plata del último Festival de Cine español de Málaga. "No suelo generarme expectativas, para no llevarme disgustos, pero ahora sí -dice en una entrevista con Efe-, ahora tengo ganas de más". Quizá sea, a la cuarta nominación, el momento del Goya que muchos ya reclaman para ella.

"No sé decir adiós", que se estrena este viernes en las salas españolas, es un recital de Nathalie Poza, pero también de Juan Diego (el padre) y de Lola Dueñas (la hermana).

"Carla es una mujer con una herida muy profunda que opta por alejarse del núcleo familiar de una manera muy radical, como a veces hacemos en la adolescencia; te vas lo más lejos del lugar al que perteneces precisamente por un sentimiento de no pertenencia. Ella no quiere estar, pero no por falta de amor", explica.

De ese modo, "cuando le anuncian que su padre puede morir vuelve, cree que para solucionar el tema rápido y volver a marcharse. Pero una vez allí, algo pasa, empieza la transformación. Toma algunas decisiones, posiblemente insensatas, pero porque piensa que lo puede curar. Se convierte en una niña asustada".

Giros en una vida que "pasan mucho en la vida moderna", considera la actriz.

Poza ha trabajado con directores y guionistas varones, ya sea Lino Escalera, Pedro Almodóvar o Cesc Gay, enumera, que demuestran con sus películas que se puede escribir historias de y para mujeres, un interés que debería unirse al reclamo del público,

"Es cierto que falta mucho camino por recorrer; en el cine todavía hay una desigualdad significativa, faltan directoras, productoras, guionistas. Estamos en un momento peligroso, vivimos una cierta regresión, y deberíamos estar alerta, sobre todo las mujeres", advierte.

Y se queja de que "en cuanto luchamos un poquito contra el patriarcado, contra el machismo (...), parece que estamos exagerando, como si el feminismo fuera peyorativo, como si significara enfrentarnos al hombre. Eso está mal entendido", considera.

Debutó en la televisión hace más de veinte años, en la mítica serie "Médico de familia", y desarrolló su carrera teatral con Animalario; con Andrés Lima sigue trabajando, ahora en Madrid, con "Sueño", un proyecto donde da vida al alter ego del director, el papel de un hombre, también (como Carla) tocado por la muerte de su padre.

"Trabajo con Lima porque siempre me desestructura y me pone al borde del abismo", dice, y asegura que lo mismo le pasa con Escalera: "Un proyecto como el de Lino es lo que yo querría ver, así que me parece un privilegio poder hacerlo", resume.

Pronto se colará de nuevo en los hogares españoles a través de Antena 3 en "La catedral del mar"; un amor este de hacer tele difícil de olvidar: "Cuando hago teatro, echo de menos el cine y la tele, y al revés".

La actriz, vestida con una atrevida (y favorecedora) creación de la española Ana Locking, cree que "No sé decir adiós" debería hacer reflexionar "sobre lo importante que es cultivar el afecto por los seres queridos en vida".

"Si no -afirma-, posiblemente nos arrepintamos después de lo que no les dijimos, lo que no les preguntamos a nuestros padres antes de que se vayan... yo lo pienso mucho ahora, que no tengo a mi padre. Para mí la película ha sido reveladora y espero que le pase a más gente".