HÉROE DE ACCIÓN

Dolph Lundgren, músculo veterano

El Ivan Drago de la saga 'Rocky' recoge una Máquina del Temps y presenta 'Don't kill it' en Sitges

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JUAN MANUEL FREIRE / SITGES

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Dolph Lundgren (Estocolmo, 1957) iba para ingeniero químico, pero cambió átomos por mamporros y se convirtió en estrella del cine de acción. Ha viajado a Sitges para recoger una Màquina del Temps por sus papeles de culto y, de paso, presentar ‘Don’t kill it’, rara incursión del rocoso sueco en el cine de terror: "Mi personaje [un cazademonios con 'look' de 'cowboy'] es un cruce de Elvis Presley, Clint Eastwood e Indiana Jones, ¿qué más podía pedir? Además, cuando se involucró el director Mike Mendez supe que sería una película atrevida".

Lundgren debe su carrera a una pequeña película llamada 'Rocky IV', en la que ejerció de primer rival blanco de Rocky Balboa: el alterado genéticamente Ivan Drago. Pero antes de aquello había debutado en la película de 007 'Panorama para matar'. ¿Cómo se llega tan rápido a una producción de tal envergadura? "Muy sencillo: mi novia estaba en la película. Se llamaba Grace Jones. Yo estaba en el rodaje y un tipo no se había presentado, así que me cogieron a mí. Pude rodar dos minutos con Christopher Walken".

En 'Rocky IV' ya logró tener diálogos. Después llegaron otros títulos queridos por los más jóvenes cinéfilos de los 80, como 'Masters del Universo' y la primera versión de 'El Castigador'. De su aventura como He-Man tiene recuerdos agridulces: "[La productora] Cannon estaba de capa caída y tuvieron que eliminar escenas del final para poder acabar la película. Además, era raro hacer de juguete, al menos en aquella época; ahora todo el mundo lo hace. Pero lo pasé bien, y seguí estando cerca de [el productor] Menahem Golan a lo largo de los años".

A finales de década rodaba 'Red Scorpion', producida por el después famoso lobista Jack Abramoff en colaboración con el gobierno sudafricano del apartheid. "Yo no pensaba en nada de eso", afirma Lundgren. "Me lo pasé bien haciéndola. Por entonces Cuba estaba en guerra con Sudáfrica, así que fue un rodaje interesante: mientras filmábamos nuestra guerra, teníamos 'jets' de verdad pasando por encima de nuestras cabezas".

FAN DE STALLONE

A lo largo de su carrera, Lundgren se ha puesto a las órdenes de grandes directores de acción, como John Woo en 'Blackjack' o el reivindicable John Hyams (hijo del gran artesano Peter Hyams) en un par de secuelas de 'Soldado universal'. Pero su favorito es, curiosamente, Stallone. “Está un poco infravalorado como director. Me dirigió en 'Rocky IV' y después en la primera película de 'Los mercenarios'. Creo que lo hace muy bien. Se deja la piel en ello". Por desgracia, Lundgren nunca llegó a trabajar con Zulawski, con el que iba a rodar la frustrada 'Le tigre' a principios de los 90: "Se situaba en los 50, en la Guerra de Vietnam. Era una especie de aventura sobre una mujer enamorada de un tigre". 

En el 2004 decidió debutar tras la cámara con ‘The defender’, y ha repetido hasta en otras cuatro ocasiones; cinco si contamos ‘Deudas de sangre’, que le "quitaron y remontaron sin permiso". Su cumbre como cineasta es 'Ataque terrorista', en la que interpreta a un batería de rock que debe rescatar al presidente ruso cuando unos terroristas lo secuestran en un concierto. "Yo mismo toco la batería. Pero regalé la que tenía. ¡He de comprarme una nueva!".