'Cien años de perdón': las cloacas del Estado

OLGA PEREDA / MADRID

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Jorge Guerricaechevarrría –guionista habitual, entre otros directores, de Álex de la Iglesia– recibió un día la llamada de Vaca Films y Morena Films, productoras para los que ya había escrito 'Celda 211'. "¿Quieres escribir un película de atracos?", le propusieron. La respuesta fue inmediata: por supuesto. Sin embargo, la pantalla de su ordenador estuvo en blanco durante mucho tiempo. Casi un año. ¿Qué atraco contar? El tema no salía. El guionista vasco terminó encontrando su historia mientras veía los telediarios y leía la prensa, donde cada había titulares sobre corrupción política. "Vi el gancho y me puse a ello. Ahí sí latía una historia", explica.

El resultado es 'Cien años de perdón', que, rodada con brío por Daniel Calparsoro, empieza como cualquier película de atracos: con una banda de ladrones profesionales entrando en un banco y exigiendo que todo el mundo se tire al suelo. Sin embargo, muta hacia el 'thriller' político cuando entra en escena una caja de seguridad que pone en evidencia la corrupción política y las cloacas del Estado. 'Cien años de perdón' está ubicada en Valencia. Y no es casualidad.

HIPOTECAS Y ERES

Como ya pasó con la reciente 'El desconocido' (deslumbrante debut en la dirección de Dani de la Torre donde al 'thriller' puro y duro se suma el espinoso asunto de las preferentes), la nueva película de Calparsoro dibuja España: los trabajadores del banco atracado están inmersos en un ERE y los clientes sufren renegociando sus hipotecas para no perder sus casas. "El atraco es una excusa. Todos los personajes se van desvelando como las capas de una cebolla. Ninguno es lo que parece", explica el director.

Luis Tosar, que también protagonizó 'El desconocido', es el único español de la banda de atracadores argentinos, encabezada por el actor Rodrigo de la Serna ('Diarios de motocicleta'), cuya interpretación es tan brutal que casi se come a un monstruo del cine como Tosar. Ver a ambos juntos (con unas inquietantes máscaras de plástico que deforman el rostro) es escalofriante. Igual de escalofriante que descubrir que el dinero del banco no es lo importante sino una caja de seguridad que pertenece a un miembro de la clase política, una presidenta. Su jefe de gabinete (Raúl Arévalo), el negociador de la Policía (Luis Callejo) y el coronel retirado especialista en solucionar asuntos turbios del Estado (Jose Coronado) dan más miedo que los atracadores. Si cabe.

EL MIEDO DE LOS POLÍTICOS

"A medida que escribíamos la película pensábamos que la realidad estaba superando el guion, así que nos centramos en el miedo de los políticos a lo que puede haber dentro de la caja. El miedo es infinito", destaca Guerricaechevarría. 'Cien años de perdón' "no es cine político pero evidentemente está ligada a lo que pasa en España", añade Calparsoro. "La corrupción ya es no es algo aislado. Lo hemos vivido con el PSOE y con el PP. Se cometen ilegalidades para tener más dinero y gastarlo en las campañas electorales. Y en ese juego no hay control para aquellos que dicen ¿y por qué no me voy a quedar yo con una parte de todo esto?", continúa Guerricaechevarría.

El refranero español sentencia que quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. "Sabiduría popular", se ríe el guionista, que espera que los espectadores terminen cogiendo cariño a los atracadores de la película. No le falta razón. Producida por Vaca Films y Morena Films para Telecinco Cinema, 'Cien años de perdón' es cine de género que habla el mismo lenguaje que los espectadores, como ya pasó con 'El niño', 'Celda 211' (ambas de Daniel Monzón) y 'La isla mínima' (Alberto Rodríguez).