'La habitación': Un espacio paralelo

Hay un matiz importante entre el título original del filme, 'Room', y el que ha recibido entre nosotros, 'La habitación'. El niño que permanece recluido, junto a su madre y desde su nacimiento, en una caseta de reducidas dimensiones, llama a ese espacio, el único que conoce, Habitación, sin el artículo. Del mismo modo, habla de Armario, Cama, Bañera, Cocina… No es una habitación en el sentido literal de la palabra, ya que no es para el pequeño Jack una habitación tal y como la entendemos nosotros: es una geografía acotada, un espacio en el que se vive sin saber que existen otros espacios en los que se puede vivir.

Noticias relacionadas

'El bosque de los suicidios': Los fantasmas japoneses y el estereotipo

'13 horas. Los soldados secretos de Bengasi': Americanos valientes, burócratas cobardes

Habitación es pues un protagonista más. Tanto como Jack y su joven madre. Esta, recluida allí por un maniaco que la ha secuestrado y la visita por las noches, ha logrado enmascarar la realidad ofreciéndole al niño una existencia paralela. Por eso el contraste con el mundo real, si es que llega a conocerlo, será tan devastador como lo fue para el niño lobo de 'El pequeño salvaje', y los protagonistas de 'El enigma de Gaspar Hauser' y 'Nell', todos ellos seres humanos que desde pequeños han vivido de espaldas a la humanidad porque otros han querido que sea así.

La película de Lenny Abrahamson es muy perturbadora en su primera fase para ser inquietante, y más melodramática, en la segunda. Tiene algunas fugas innecesarias, pero sobre todo domina una contención tonal digna de elogio en un relato de estas características.