Flamenco rubio en esplendor

CRÓNICA La prodigiosa voz Rocío Márquez condujo un espectáculo de constantes contrastes

Rocío Márquez, con Raül Fernández, 'Refree', a la izquierda, durante el concierto del martes en el Palau.

Rocío Márquez, con Raül Fernández, 'Refree', a la izquierda, durante el concierto del martes en el Palau.

LUIS TROQUEL
BARCELONA

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El 13º Festival Mas i Mas se clausuraba el martes con un concierto que ya era todo un festival en sí mismo. La joven cantaora onubense Rocío Márquez desplegaba el Palau de la Música su aclamado disco, El Niño, en toda su amplitud. Rodeada de casi todos los músicos que hicieron posible su grabación. Noche de contrastes sonoros y constantes cambios de formación que fluyeron como el agua. Sin tiempos muertos ni desniveles.

La prodigiosa voz de Rocío Márquez unificaba todo sin acaparar protagonismo. Es más: parecía cederlo gustosa a cada una de las figuras que le acompañaban. O por supuesto, al mítico cantaor al que este espectáculo va dedicado. El legendario Pepe Marchena. Dicen que el amor es cosa de contrarios. Y quizás por eso funcione tan bien este homenaje de Márquez a Marchena. Ella es la antítesis escénica y vital de la megalomanía de la que siempre hizo gala él.

Humilde, sí, aunque también osada. Dulce e incuestionablemente valiente a la vez. Acabar por seguiriyas, ya en el bis, fue una prueba de fuego purificadora. Y empezar por colombianas deconstruidas, toda una declaración de principios. No hay que olvidar que la colombiana, creación del propio Marchena, es el último palo flamenco que ha cuajado. El único del siglo XX. La innovación cedió paso a la tradición hasta fundirse en una misma cosa. Noche de delirio vocal y estético que parecía hecho a medida de la fantasía arquitectónica del Palau.

Rocío Márquez es una de las principales responsables del nuevo esplendor de las voces llamadas laínas. Flamenco rubio entre sonidos negros que la otra noche deparó no pocos momentos para el recuerdo. Acústicos o poderosamente eléctricos. Flamencos sin aditivos o inmersos en rock experimental. Retrocedió a la Época del cometa junto al maestro Pepe Habichuela. Rodeada de Raúl Rodríguez al tres cubano, Miguel Ángel Cortés a la guitarra y Los Mellis a las palmas, convirtió el escenario en una isla por guajiras hermanadas con la canción Hoy mi Habana. Alcanzó el clímax sónico en Los esclavos con una banda de cinco músicos liderada por Raül Fernández Refree, de la que formaba parte la prometedora Rosalía y a la que se unió como ovacionado invitado el rompedor Niño de Elche. Y subliminalmente, el homenaje de Márquez a Marchena lo fue también a Morente.

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