ENTREVISTA CON EL CANTAUTOR

Raimon: "Estamos frente a un interrogante apasionante"

El cantautor, que actúa en el ETC, de Tarragona, y la Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols, habla de su momento artístico y de la actual agenda sociopolítica

«Estamos frente a un interrogante apasionante» Raimon_MEDIA_1

«Estamos frente a un interrogante apasionante» Raimon_MEDIA_1

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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El verano no es precisamente aquella estación del año en la que Raimon (1940) concentra la mayoría de sus recitales, y los teatros y auditorios cubiertos son mucho más comunes a su modus operandi que los recintos al aire libre. Por eso es singular su aparición, en los próximos días, en sendos festivales estivales, ETC, de Tarragona, donde actuará el viernes (Teatre Auditori Camp de Mart, 22.00 horas), y Porta Ferrada, en Sant Feliu de Guíxols, que le acogerá el lunes de la próxima semana (Espai Port, 22.30 horas).

Hablamos con el cantautor de Xàtiva acerca de su momento artístico y su mirada a la cambiante agenda sociopolítica. Le vemos muy animado y explícito cuando habla de la actualidad valenciana, y bastante más reservado respecto a la catalana.

­-Actuar en un festival de verano, en un contexto suave, vacacional, ¿le condiciona a la hora de seleccionar el repertorio?

-No, yo trabajo a partir de un mismo repertorio posible a partir del cual voy eligiendo. Sí que puede ser que incluya algunas canciones más idóneas, de reflexión sobre el paisaje, pero quizá son dos a lo sumo. El recital lo preparo a partir de mi estado de ánimo. ¡Y el de mis músicos!

-¿Y cuál es ahora ese estado de ánimo?

-Hombre, el propio de un momento muy bonito, de cambio. Estamos frente a un interrogante apasionante. Hay una ebullición, con un cambio que se ve venir, en el que lo viejo no muere pero ya está naciendo algo nuevo, y que puede ser importante. Veremos hacia dónde va. Porque si se trata solo de sustituir unas ruedas del coche por otras, eso no es un cambio.

-Aún no ha actuado en Valencia tras la sacudida política de las últimas elecciones.

-No, pero he ido por razones familiares y para ver la situación. Estoy muy satisfecho por lo que ha pasado en Xàtiva. Alfonso Rus, que era el alcalde y el presidente de la Diputación de Valencia, a quien habrá oído cómo contaba los billetes, era un señor que me había hecho pagar el teatro para que yo pudiese cantar. Allí durante muchos años me querían hacer hijo predilecto, pero estos señores del PP estaban absolutamente en contra. Ahora en el ayuntamiento ha quedado una composición con fuerzas de izquierda que ya me gustaría que fuera más generalizada en el País Valenciano.

-Las coaliciones de izquierdas no siempre tienen vidas plácidas. ¿Confía en que funcionarán allí?-Ya me conoce (ríe), me acojo a aquello que decía Gramsci sobre el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad. Porque cuando analizas la situación no dejas de pensar que la lista más votada ha sido la del PP. Pero, bueno, ellos tienen mucha gente en la cárcel o imputada, incluidos dos expresidentes, es algo muy fuerte. Y siguen en sus posiciones de siempre en temas como la lengua, negando algo tan obvio como la unidad del catalán, que es algo que reconoce el propio diccionario de la RAE…

-¿Cree que iremos hacia una relación distinta entre catalanes y valencianos?

-Es lo que debería ser. Y que yo pueda ir allí a cantar con normalidad. Hasta ahora, a mí y a muchos cantantes y grupos valencianos nos han apartado de cualquier circuito de actuaciones. Creo que el cambio tiene que notarse en eso, que deje de haber esa hostilidad.

-Parece que volverá Canal 9.

-No lo sé, creo que quieren ponerlo en marcha aunque sea simbólicamente de cara al 9 de octubre. Pero es un asunto muy complicado, porque hay un déficit enorme. Es que esa gente no ha dejado ni las piedras, es terrible.

-Todo esto, ¿puede constituir un material inspirador para hacer canciones?

-(Ríe) A Paul Éluard, después de la guerra, en los años 50, le preguntaron algo así y respondió que si se daba esa coincidencia entre sus sentimientos y la expresión poética, adelante, pero si no, ¿por qué forzarla? A mí me ocurre lo mismo. Así que la respuesta es que no lo sé. No sé si dentro de dos meses me emocionaré mucho, o nada, con lo que está sucediendo para reflejarlo en una canción. Yo no soy dueño de mí mismo en ese aspecto. Envidio a los que escribís cada día, porque yo puedo pasarme cuatro o cinco meses, o un año, con una canción y si no me sale me quedo muy fastidiado.

-El año pasado, en el Palau, estrenó una canción, I nosaltres amb ell. ¿Hay otras nuevas composiciones en camino?

-Sí, hay algunas… Esa la voy cantando y parece que la gente la va cogiendo. Son canciones más reflexivas y siempre es más difícil que entren a la primera.

-En esa pieza hay referencias al paso del tiempo y también a la colectividad. «Si la gent que vol pogués, si la gent que pot volgués, altre país seria el país on visc».-Sí, y luego dice: «intenten amb moltes lleis, i si cal amb violència, esborrar diversitats i negar la diferència». Esta es una estrofa ligada al momento. Ahí sí que me salió esa mezcla entre el yo y el nosotros. La posibilidad de un nosotros.

-El nosotros ha irrumpido con fuerza en la manera de hacer de muchos músicos que antes no lo contemplaban, al menos conscientemente. 

-En mi obra, sobre todo al comienzo, había un deseo importante en esa línea. En Diguem no hay ese deseo de identificación, esa dialéctica. Luego, como en todas las cosas, cuando lees un libro te quedas en el primer nivel y luego vuelves a él y ves más cosas. Y está la música, que puede seducir aunque la letra diga «corazón de melón, melón, melón»...

-La última vez que hablamos, en mayo del 2014, el debate sobre la soberanía de Catalunya ocupaba casi todo el plano político. Ahora da la impresión de que otro eje, el izquierda-derecha, o arriba-abajo, le disputa el protagonismo. ¿Tiene esa percepción?

-Ese debate es interno, de Catalunya. Y mire, en este territorio no quiero entrar porque no lo he estudiado a fondo. Tengo mis impresiones, pero no me gustaría entrar en la expresión de una opinión. Cuando eres medianamente conocido ves cómo tu opinión se modifica, cómo la colocan en unos cajoncitos que han creado previamente, y me parece que yo no encajo en ninguno de ellos.

-¡Tranquilo, no volveremos a preguntarle si es o no es independentista!-No, no, pero estamos en un momento de un cambio brutal, que espero que sea de verdad. En todos los aspectos. Y tienen que pasar aún muchas cosas. Para empezar, las elecciones del 27 de septiembre, luego las de España, y después está el tinglado de Europa... Como decía, parece que algo puede nacer pero lo otro no se acaba de morir. Es un momento apasionante, y yo me siento muy vivo en estas cosas…

-Así, de cara al 27-S...

-Pues diremos como en el fútbol, ¡que gane el mejor!

-Bien, el 2 de diciembre cumplirá 75 años y al día siguiente cantará en el Auditori. ¿Momento de mirar atrás?-Sí, todos sabrán que tengo tantos años, pero bueno (ríe)… Haremos algo especial, sí.

-De hecho, el paso del tiempo ejerce un papel notable en su producción de los últimos tiempos, como en varias canciones de su último disco, Rellotge d'emocions (2011).

-Sí, aunque fíjese que una de mis primeras canciones tiene como título D'un temps, d'un país. El tiempo ya estaba ahí. Es una preocupación existencial, profunda, porque la has visto en los demás. Mi madre tenía 47 años cuando yo nací y seguramente eso me ha condicionado. Era el año 1940. Actualmente tener hijos no es nada, pero en aquella época, a esa edad, era un poco raro. Seguramente eso condiciona, vaya a saber, hay tantas teorías…Se dice que las cosas más importantes son las que nos pasan cuando estamos en el vientre de la madre, y dices, ¡hombre, no fotem, si es así no puedo hacer nada!

-¿Raimon seguirá invariablemente con su agenda de conciertos de cara al 2016?-Sí, y creo que hay muchas posibilidades de que vuelva a cantar en Valencia, y eso me hace mucha ilusión. Y en el País Valenciano en general, porque están todas esas ciudades medias, de 30.000 o 40.000 habitantes, que hasta ahora las tenía el PP y las ha perdido todas. Por eso digo que lo que ha pasado allí es muy importante. Ahora, a ver si tenemos suerte, y ya que esas izquierdas son plurales, se ponen de acuerdo. Si no, habrá disonancias, pero espero que se limen y que la realidad les haga ponerse de acuerdo.