Dibujando el futuro

1. Laura Dubreuil, Carmina Solà, Santi Pozo, Jordi Valls  y Adrià Recasens, cinco de los 10 talentos que  participan en #ffbcn. 2. Núria Coll, responsable del equipo de jóvenes, junto con otros dos creadores: Bernat Saumell y Mar de Prada.  3. Carmin

1. Laura Dubreuil, Carmina Solà, Santi Pozo, Jordi Valls y Adrià Recasens, cinco de los 10 talentos que participan en #ffbcn. 2. Núria Coll, responsable del equipo de jóvenes, junto con otros dos creadores: Bernat Saumell y Mar de Prada. 3. Carmin

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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¿El #amor será digital? ¿Será necesario #comer? ¿Para qué servirá el #arte? Así, con look de etiqueta, porque las redes sociales y la tecnología son esenciales para un futuro que se adivina, o que ya es, más digital que analógico, lucen las preguntas que se plantea #ffbcn (fàbrica futur Barcelona). Un proyecto que tiene como reto «hacer una prospectiva del mañana» en el campo de la cultura aunando la osadía de los que empiezan y el saber de los que ya llevan tiempo. «Jugamos con una mirada que se aleja del foco, la de los jóvenes, y con una mirada focalizada, la de los expertos, y con este tándem innovamos», apunta Cristina Cabezas, su coordinadora.

El juego, serio, al que hace referencia Cabezas tiene como plataforma la web (www.bcn.cat/ffbcn) en la que se ofrecen los recursos (artículos y entrevistas con expertos) necesarios para poder explorar ese porvenir cultural, y tiene como jugadores a 10 creadores emergentes con una propuesta futurista cada uno. Estos imaginan las necesidades del mañana en 10 disciplinas -arquitectura, gastronomía, arte, cine, educación, trabajo, turismo, comunicación, comunidad y relaciones personales- y plantean soluciones. Los resultados son 10 propuestas que van más allá de la teoría.

Los temas han surgido de «un estudio que ha identificado las preocupaciones de la cultura», explica la coordinadora del proyecto, apadrinado por  el Icub, comisariado por Bibiana Ballbè y enmarcado en el Tricentenari. Y los creadores, de una intensa búsqueda por las redes sociales, las networks y la universidad. Ahí están, por ejemplo, Mohamed El Amrani, premio Príncep de Girona, y Adrià Recasens, doctorando en el MIT.

Los proyectos se expondrán en septiembre en CaixaForum. Algunos suenan inalcanzables y otros, más  factibles. «Los más futuristas parecen ciencia ficción porque necesitan tecnologías aún en desarrollo, no porque sean imposibles», afirma Cabezas. Y a la tecnología, actual o futura, apela cada una de las propuestas.

APUESTA POR LAS EMOCIONES

Del avatar a los recuerdos del comer

Laura Dubreuil y Mar de Prada apuestan por leer las emociones, la primera «para mejorar el concepto de relación entre personas de diferentes ámbitos»; la segunda, para crear «una nueva vía de representación y recepción del arte» que funcione como «alternativa a los canales tradicionales», explican. Para ello, Dubreuil, que se dedica a la investigación neurocientífica y presenta el proyecto dedicado a la comunicación, propone una plataforma de telepresencia basada en lo que se conoce como una cueva de realidad virtual, una sala donde las personas son teletransportadas a un entorno semejante al concepto de avatar, en el que se podrá interactuar casi físicamente con otros teletransportados del resto del mundo». Esto generaría un cambio de paradigma ya que las relaciones a distancia dejarían de serlo.

«Fruto de la observación del panorama actual del arte y llevando al extremo las estructuras de la venta online», surge la iniciativa de De Prada que también apuesta por captar las emociones, en este caso para almacenarlas y luego compartirlas a través de las redes. El objetivo sería que «el espectador viera la obra en esencia», es decir, a partir de las emociones que genera no del original.

Más que a las emociones, al recuerdo apela Raquel Lamazares, una amante del buen comer que se encarga de desarrollar el proyecto de gastronomía. Lamazares constata que se dedica poco tiempo a comer: «Creamos un vacío durante la hora de sentarnos en la mesa momento en el cual hacemos cualquier otra actividad». Lamazares propone bibliotecas de esencias y de buenos recuerdos en la mesa, y una plataforma online de recetas. El resto es una impresora 3D para la cocción de las píldoras de esencias que apelarán a la memoria y llevarán a almorzar pausadamente.

MEJORAR EL APRENDIZAJE

Para los escolares y para la tercera edad

A mejorar el aprendizaje aspiran los proyectos de Trabajo, Educación y Comunidad. Carmina Solà pretende «impulsar un cambio de mentalidad» entre los jóvenes, para ello quiere concienciar del «beneficio» que supone hacer prácticas empresariales. Así que su proyecto tiene como objetivo hacer «más atractiva» la manera de aplicar para las prácticas «gamificando» el proceso. «Se pasarían rondas de entrevistas como se pasan los niveles de los videojuegos», apunta.

En la escuela primaria se centra la iniciativa de educación de Adrià Recasens. Este parte de la idea de que la programación informática será el idioma del siglo XXI, de manera que parece lógico apostar por enseñar a programar desde primaria. Su propuesta pasa por hacer aprender también a los docentes, y la mejor manera de conseguirlo es a partir de una red en formato wiki en la que participen alumnos, padres y profesores.

Y a la tercera edad va dirigido el proyecto de comunidad de Adrián Latorre. «Tenemos la tecnología, que avanza rápido y es cada vez más importante en nuestras vidas», y tenemos «una generación atecnológica». «¿Qué pasará dentro de 15 años cuando la tecnología sea indispensable en nuestra vida?», se pregunta. Para evitar la marginación, propone «construir un navegador sencillo y fácil que evolucione con el usuario».

BARCELONA POR BANDERA

Suvenir artesanal y balizas para el tráfico

El hilo conductor de las propuestas de Turismo y Arquitectura es Barcelona. Por un lado Mohamed El Amrani se propone «mejorar la relación entre turistas y residentes» con su proyecto que pasa por que «los barceloneses ofrezcan suvenirs manufacturados a los visitantes». Así, se «reinventa el concepto de suvenir» y a la vez se crea «una herramienta de aproximación». Todo gestionado a través de una aplicación de móvil y una página web.  Y Santi Pozo se fija en la movilidad de la ciudad, algo difícil y caro de rediseñar pues obliga a nuevos planes y a obras en la calle. Por eso aboga por la tecnología beacon, una especie de balizas que captan las congestiones. Su puesta en marcha permitiría identificar las aglomeraciones puntuales y actuar sobre ellas ahorrando costes.

REDES SOCIALES Y APLICACIONES

Del cine a las relaciones personales

Las disciplinas de cine y relaciones personales buscan soluciones en las redes sociales y las aplicaciones para móviles. Producir Barcelona, nit d'estiu ha llevado a Bernat Saumell a pensar en «una red social audiovisual que aúna artistas y público de forma innovadora», afirma. La idea es crear una herramienta de márketing, una aplicación de ocio y un recurso para crear contenidos y buscar gente interesada en ellos. «Una red social que acerque a todos de forma directa».

Y el uso del móvil es lo que ha llevado a Jordi Valls a convertirlo en «una especie de coach basado en la inteligencia artificial que ofrezca ideas para hacer nuevos amigos, encontrar pareja, mejorar las relaciones familiares y, en general, ser más felices». Para llegar a este punto Valls apuesta por aplicar el llamado internet de las cosas al móvil, que mediante una aplicación sería capaz de registrar las interacciones y obtener un análisis de las relaciones personales.