Déficit de infraestructuras educativas

El aumento de alumnos obligará a poner aularios en los institutos

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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El barrio de Cappont de Lleida tiene un censo de unos 15.000 habitantes, tres escuelas públicas, dos recintos de piscinas municipales, los mejores parques infantiles de la ciudad y una bonita rambla peatonal. Pero no tiene instituto. La masiva llegada de familias jóvenes, que empezaron a instalarse en Cappont hace poco más de una década, aprovechando elboominmobiliario de la zona, obligó a las administraciones a crear equipamientos o a reformar los que ya existían, pero nadie dio prioridad al instituto. Posiblemente porque los niños eran aún pequeños.

La historia se repite en algunos distritos de Barcelona, donde los vecinos empiezan a reclamar, cada vez con más urgencia, la construcción de nuevos centros de secundaria, como el Angeleta Ferrer, que tiene un solar disponible en el Eixample, o el Fluvià, en el corazón del Poblenou. De hecho, de los siete nuevos institutos previstos en el plan municipal de equipamientos escolares de la capital catalana para el 2011, solo uno está construido y en marcha, mientras los otros seis proyectos siguen durmiendo en cajones olvidados.

9.000ALUMNOS / Las previsiones del Institut Català d'Estadística (Idescat) apuntan a que en solo cuatro años, en el curso 2017-2018, habrá casi 9.000 alumnos más que el próximo septiembre empezando la secundaria obligatoria en Catalunya, un 12% más. En cuatro años más, en el 2021, la cifra aumentará en otros 11.000, lo que sumará un incremento del 27% respecto a los que iniciarán la ESO en septiembre de este año.

Consciente de que el problema en secundaria va a ser grave (y mucho, según anticipan algunos), la Generalitat ha empezado ya a mantener conversaciones con las comunidades más afectadas. A algunas, como la del Poblenou barcelonés, les ha comunicado que en septiembre del 2016 tendrán nuevo instituto, pero ya les ha advertido que será en barracones. A otras, les plantea la posibilidad de reconvertir colegios de primaria, de manera que las aulas ahora ocupadas por los alumnos de educación infantil sean transformadas (cambiando mobiliario o realizando pequeñas obras de reforma) en espacios para la ESO.

De la primera alternativa, la de los módulos prefabricados, los padres no quieren ni oír hablar. «Esperemos que no se atrevan a dar ese paso», advierte un portavoz de la la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Catalunya (Fapac). No es lo mismo, recuerdan, que 25 alumnos de 4 años compartan un barracón de 60 metros cuadrados a que una treintena de adolescentes cohabiten horas en ese espacio.

NO SOLO POR DEMOGRAFÍA / Pero la cuestión no es solamente demográfica. En el caso de la ciudad de Barcelona, por ejemplo, las autoridades educativas han constatado que, mientras hace unos años un 20% de los alumnos que habían cursado la primaria en la pública pasaban a hacer la secundaria en la concertada, ahora ese porcentaje ha descendido al 14%. «En dos años, la oferta de plazas públicas será insuficiente», afirma Elisenda Domènech, representante de CCOO en la comisión de garantías de admisión de secundaria del Consorci d'Educació de Barcelona.

La principal causa de ese cambio de tendencia es, probablemente, la crisis económica, que ha llevado a muchas familias a seguir escolarizando a sus hijos en el sistema público, «pero también se está produciendo una cierta fidelización de los padres hacia la pública», indica la Fapac. Simplemente, porque han quedado satisfechos con el proyecto pedagógico de la escuela de primaria y confían en que el modelo se mantenga en secundaria. «Hay algunos institutos de la ciudad, que, pese a estar ya muy llenos, aún tienen margen para ampliar líneas, pero la mayoría de los centros de secundaria están ya al límite», dice la federación.

La situación, que no es muy distinta en otras grandes ciudades catalanas, es especialmente preocupante en la capital, donde el peso de la educación secundaria concertada es muy importante, superior todavía al de la pública. Dentro de muy poco, cuando los niños nacidos en el 2003 empiecen la ESO, «las únicas plazas de secundaria que estarán disponibles serán las de la concertada», que ahora tiene una ocupación de en torno al 90%, cuando la pública está ya al 100%.