EL PULSO SOBERANISTA
Se busca independentista
XABIER BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA
En Catalunya hay ciudadanos que desconocían por completo que existía el llamado 9-N. Esta afirmación no surge de ningún diputado de Ciutadans ni del PP, sino de la presidenta de la ANC, Carme Forcadell. Es un aviso que lanzó la líder del soberanismo cívico en una conferencia el último viernes de noviembre en el Poblenou de Barcelona y que refleja la preocupación del independentismo catalán respecto a su grado de penetración social. Sí, el 9-N fue un éxito de participación y movilización. Tan cierto como que en los partidarios de la independencia cunde la preocupación sobre la necesidad de acceder a entre 300.000 y 500.000 catalanes más para conseguir, en el referéndum definitivo y legal (o en las llamadas elecciones plebiscitarias), la victoria del 'sí'.
"Nos falta pedagogía", expone un miembro del Govern, que advierte de que el 9-N hubo mucho voto anti-Rajoy y que si el 'no' se movilizara y la votación fuera vinculante, el independentismo sufriría para conseguir imponerse.
El mapa de las votaciones del 9-N no deja lugar a dudas. La participación más baja se registró en el Baix Llobregat. Y en barrios como La Salut, en Badalona, no había colas para votar y los miembros de las mesas mataban el tiempo mirando el móvil. Cuando la 'gigaenquesta' organizada por la ANC se desplazó a este barrio popular, el nivel de rechazo fue notable.
Así que tras el gran titular de las noticias de estos días (si habrá o no lista única, o si las elecciones se convocarán para febrero o más adelante) la preocupación profunda del movimiento secesionista es otra: sumar. La ANC dedicó buena parte de su jornada de hace una semana pasado no tanto a anunciar su apuesta por la lista única como a reunir a grupos de trabajo para definir cómo llegar a los catalanes que, como explicaba Forcadell en esa charla del Poblenou, no consumen medios de comunicación catalanes. ¿Cómo hacerlo? "Esta es la gran complicación", asume un dirigente de la Assemblea. Las conclusiones de los grupos de trabajo servirán para un plan de actuación que el secretariado acordará el día 13.
Pero está ya todo inventado y la respuesta no es otra que la de "el contacto directo con la gente". Menos 'gigaenquestes' (de contenido claramente tendencioso) y más apelación a los líderes de opinión de los barrios, y a una cuestión clave, que fue la que usó el movimiento independentista escocés: explicar "'el país que volem'", una campaña que pasó desapercibida en el parque de la Ciutadella semanas antes del 9-N, y que incluso acabó suspendiéndose por falta de asistencia.
EJEMPLO ESCOCÉS
Escocia es el ejemplo. En el barrio obrero de Gorbals, al este de Glasgow, el 'sí' a la independencia estaba íntimamente vinculado al bienestar social. Este tipo de vinculación entre independencia y bienestar es el que tan solo esbozó el 'president' Artur Mas en su conferencia del pasado día 25 y que es fundamental, según se encarga de recordar a menudo el número dos de Convergència, Josep Rull, vecino de Terrassa, donde se viven estas diferencias sociales y de origen.
Tres cuartos de lo mismo sucede con el presidente de ERC, Oriol Junqueras, a la sazón, alcalde de Sant Vicenç dels Horts, la localidad metropolitana con mayor tasa de paro. No es casual que Junqueras, que siempre ha unido el discurso secesionista con el social y ha dibujado el independentismo como el camino más rápido a una mejora de la justicia social en Catalunya, incluyera en su hoja de ruta esta cuestión, junto con la lucha contra la corrupción.
Junqueras es consciente de que si hay que buscar esos 500.000 votos, el lugar es el área metropolitana. Y ahí, una lista de 'celebrities' nacionalistas, lideradas por Mas, tiene el tirón que tiene, que es escaso.
La corrupción es una asignatura pendiente y más en un mapa de opinión pública que, como revelan todos los sondeos, es más cambiante que nunca debido a la insatisfacción ciudadana con la política y con la situación de la economía y el paro. Y a la aparición del factor Podemos.
La directora de Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP), Àngels Pont, advierte: "Podemos simboliza la expectativa de cambio por encima incluso de ERC, que desde hace meses está estancada. Es un momento apasionante, donde se cruzan los ejes tradicionales de competencia electoral con los nuevos, en medio de la crispación y el descontento por la crisis económica, social y política, donde la mayoría desconfía de que las soluciones las aporten los que han protagonizado la vida política en los últimos 30 años".
Así pues, cabe recordar el encargo específico de Forcadell en su conferencia de Poblenou: "Id y convenced a un ciudadano que dude". Y en la bolsa de quienes se sienten catalanes y españoles (que siguen siendo mayoría, por cierto, según los sondeos del CEO) y en los barrios y comarcas donde menos se votó el 9-N está el reto principal del soberanismo. Reto superior al de una o varias listas, o al del factor humano, se apellide Mas o Junqueras.
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