CAMBIO EN LA PRESIDENCIA

Los ERE falsos fuerzan el relevo generacional en Andalucía

Griñán lo deja para «preservar a la Junta de la erosión» por el caso de corrupción

José Antonio Griñán conversa con Susana Díaz, ayer, en Sevilla.

José Antonio Griñán conversa con Susana Díaz, ayer, en Sevilla.

JULIA CAMACHO
SEVILLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El socialista José Antonio Griñán dijo ayer adiós a la Junta de Andalucía apenas dos meses después de anunciar que no repetiría como candidato a la presidencia pero agotaría la legislatura. «Ha habido decisiones personales que me han obligado a acelerar los tiempos», explicó.

Minutos después de formalizar su dimisión como presidente, Griñán compareció ante la prensa para esgrimir de nuevo los poderosos motivos personales -problemas de salud en su entorno- como la causa fundamental de su marcha.

Pero ya no oculta que el caso de corrupción de los ERE ha sido una pesada carga en su mandato, y que la presidencia de la Junta ha sido una diana «injusta» en un asunto que ha eclipsado el debate político. «Me afecta el daño personal y familiar. Pero sobre todas las cosas, me duele el daño a la Junta de Andalucía y, por eso, doy un paso atrás con el que pretendo favorecer que este asunto deje de entorpecer la política cotidiana».

La instrucción del caso, tras la declaración del exinterventor general, se estrecha cada vez más en torno a su actuación como consejero de Hacienda en la época en que se dieron las ayudas fraudulentas. No obstante, Griñán se mostró tranquilo y rechazó una posible imputación. «No hay ninguna figura delictiva que se me pueda atribuir», zanjó.

En cualquier caso, mantendrá su escaño de parlamentario andaluz y se marchará al Senado, por lo que seguirá aforado. También seguirá, al menos hasta la conferencia política del PSOE, como presidente socialista y secretario general de la agrupación andaluza.

Pese a esta «erosión» evidente, Griñán quiso revestir su dimisión con un gesto de estadista y defendió su salida como una vía para forzar el cambio generacional. Apuntó la necesidad de que la primera línea la ocupen políticos criados ya en democracia, representativos de la mayoría de la población y más cercanos a sus necesidades. «Que recuperen el buen sentido de la política», dijo.

Griñán confía en que este cambio de perspectiva sirva para atajar la fuerte desafección política que muestran los ciudadanos, aunque el recambio que ofrece se haya forjado exclusivamente en el partido y al margen de la sociedad civil. Su sucesora, Susana Díaz, fue designada ayer oficialmente por el PSOE-A como candidata a la presidencia y, tras el debate de investidura, tomará posesión de su cargo el sábado día 7.