Recortando libertades

Un soldado en las calles de París.

Un soldado en las calles de París.

ELISEO OLIVERAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

D ese los atentados del 11 de septiembre del 2001 en EEUU se ha producido un metódico recorte de los derechos y libertades de los ciudadanos occidentales con la excusa de la lucha antiterrorista, que se acentuó en Europa con los atentados de Londres y Madrid.

EEUU y varios gobiernos europeos acumulan todos los datos personales imaginables de los ciudadanos europeos; en Europa se retienen y almacenan los datos de a quién, cuándo y desde dónde llamamos por teléfono o enviamos un correo electrónico, cuándo y desde dónde nos conectamos a internet, en qué redes sociales participamos y cuando nos conectamos a ellas; nuevas leyes autorizan por ejemplo en Francia a los cuerpos de seguridad a espiar en tiempo real a los internautas sin autorización judicial; en el Reino Unido la policía puede mantener detenida a una persona sin cargos hasta 28 días... La lista sería interminable.

Los recientes ataques yihadistas en París ya han desatado el anuncio por parte de los gobiernos europeos de una nueva ola de medidas restrictivas que incluyen hasta la penalización por visitar una web o por la expresión de meras opiniones con la coartada de prevenir el terrorismo. Sin embargo, no está claro de que resulte eficaz ese creciente control orwelliano de los ciudadanos y la acumulación astronómica de los detalles cada vez más íntimos de la vida de todas las personas.

El primer ministro francés, Manuel Valls, reconoció que los dos responsables del ataque a la revista Charlie Hebdo «estaban bajo vigilancia de la policía». Por lo tanto no eran desconocidos que había escapado a la detección de los sistemas de control preventivos ya existentes.

Por el contrario, lo que parece haberse producido es una fallo en esa vigilancia policial y una muestra de la imposibilidad de analizar con eficacia la creciente avalancha de datos sobre todas las personas, en lugar de sólo sobre los sospechosos, que se acumulan debido a las sucesivas medidas adoptadas desde el 2001.

La deficiente colaboración y puesta en común de los datos entre los cuerpos de seguridad nacionales y la falta de un servicio de inteligencia europeo operativo posibilita que conocidos yihadistas puedan seguir perpetrando atentados en la UE.

Por el contrario, la Comisión Europea y los Veintiocho han avalado con entusiasmo que EEUU pueda espiar cómodamente a los ciudadanos europeos y acumular masiva e indiscriminadamente los datos personales, correos electrónicos y tarjetas de créditos de las pasajeros aéreos y los detalles de las transferencias bancarias de todos los europeos, con la esperanza de que EEUU comparta con los Veintiocho la información antiterrorista que pueda obtener. Sólo el Parlamento Europeo ha levantado la voz contra esa violación directa de la legislación europea y de los derechos fundamentales.

La Comisión Europea y los principales gobiernos de la UE también han impulsado normativas polémicas propias, como la retención de los datos de las telecomunicaciones, las restricciones al equipaje de mano en los aviones y el proyecto para crear un registro de datos de los pasajeros aéreos en Europa.

La controvertida directiva sobre retención de datos de las telecomunicaciones fue declarada nula por el Tribunal de Justicia de la UE el pasado 8 de abril porque constituye una «injerencia muy grave y desproporcionada» en los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Sin embargo, las leyes nacionales promulgadas en base a esa directiva siguen en vigor y aplicándose, a pesar de que violan flagrantemente el derecho europeo, porque la Comisión Europea se negó a pedir que se suspendiera su aplicación con el argumento de que eran necesarias para la lucha antiterrorista.

El proyecto de crear un registro de datos de los viajeros en la UE está bloqueado por la Eurocámara que exige mayores garantías en la protección de los derechos de los ciudadanos, aunque diferentes países han decidido ya crear el suyo propio a nivel nacional.

«No debemos socavar los derechos y libertades en nombre de la seguridad», ha recordado el líder del grupo liberal en la Eurocámara, Guy Verhofstadt, ante el nuevo frenesí de los Veintiocho para vigilar más a todo el mundo.