La rueda

Planos paralelos

ENRIC MARÍN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las declaraciones ante el juezRuzdeArenasyCospedalhan renovado la imagen de una cúpula del PP inútilmente empeñada en la táctica del avestruz para afrontar el caso más escandaloso de financiación irregular de un partido desde la transición democrática. Por su parte, el ministroMargallono pierde la oportunidad de propiciar una torpe maniobra de distracción con el enésimo contencioso sobre Gibraltar. El cálculo doméstico del resultado combinado de los dos movimientos tácticos es discutible. Pero en clave de la imagen internacional de la política española no hay duda. El balance es desastroso. Esto no lo arreglan ni 20 campañas masivas de la Marca España.

En el ámbito catalán, los últimos días ha habido un debate de baja intensidad en torno al Onze de Setembre. Se ha discutido el contenido político de la cadena humana promovida por la ANC, contraponiendo el derecho a decidir a la reivindicación de plena soberanía.Sánchez-Camachoha anunciado que el PP se desmarcará de los actos institucionales por su contenido independentista. No quiero entrar en consideraciones de detalle. Me limitaré a constatar un hecho que, día tras día, se manifiesta de manera más nítida. La política catalana y la política española funcionan con lógicas dispares, pero mantienen un punto en común: la distancia creciente entre el grueso de las élites políticas y económicas y la ciudadanía. Unas y otra viven en planos paralelos. El debate en torno la Via Catalana cap a la Independència es perfectamente ilustrativo. Cuando la sociedad civil autoorganizada asume un reto colectivo que interpela a cientos de miles de conciudadanos, la política más convencional tiene poco margen de intervención. Pedir a estas alturas un cambio de orientación en el planteamiento de la cadena humana es un error comparable al de pedir, hace un año, que la histórica manifestación del 11-S tuviera como motivación central el pacto fiscal y no el Estado propio.