INTANGIBLES

Pedro y Pablo en la montaña rusa

Jesús Rivasés

Jesús Rivasés

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Josep Pla, el gran cronista -en catalán- de la República, tiene una calle en Madrid desde 1988, cuando era alcalde el socialista Juan Barranco. El guirigay que rodea a Manuel Carmena en el consistorio madrileño pretendió incluirla entre las que debían cambiar de nombre hasta que la alcaldesa detuvo el dislate y Pla seguirá en el callejero de la capital, en el límite del barrio de Salamanca con el de Prosperidad.

Pla, que llegó a Madrid el 15 de abril de 1931 como corresponsal de La Veu de Catalunya, descubrió enseguida que el Madrid de la República era "una ciudad infestada de rumores". Hayeck, en "Camino e servidumbre", libro de cabecera de Pablo Casado, uno de los líderes del PP del futuro, escribió que "la historia jamás se repite por completo". Es posible, pero ahora Pla volvería a encontrar rumores inabarcables en Madrid, justo cuando Esperanza Aguirre dimite y alimenta conjeturas infinitas porque ella, por apurada que esté, "nunca da puntada sin hilo"

En Madrid, con primera sesión de investidura el 2 de marzo, Pedro Sánchez viaja hacia la Moncloa en una vertiginosa montaña rusa en la que Pablo Iglesias busca hueco, con el referéndum como la última carta que se jugará en la prórroga. También Albert Rivera pero, a pesar de todo lo que está dispuesto a ceder, quizá el líder del PSOE se pase de acrobacias para él. Luis Garicano, la cara económica de Ciudadanos, ensaya el guiño de no agobiarse con el déficit, pero rechaza una subida de impuestos y alguien calcula que entre 2008 y 2015 el déficit acumulado suma 550.000 millones de euros.

Los 53 folios del plan de PSOE, que pueden ser papel mojado, son una misiva de noviazgo y más gasto a Podemos en la que sindicatos y patronal -cosas veredes- ven aspectos positivos, como la promesa de financiarles con fondos públicos y rescatarles a todos de su indigencia económica actual. Muchos empresarios, ante un pacto PSOE-Podemos, son menos optimistas: "estoy acojonado", dice alguno, y no es un rumor.

Pablo Iglesias, "la verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero" dice su querido Mairena, acierta al explicar que la aritmética apunta un acuerdo PSOE-Podemos. Cada día más rumores indican que todo avanza en esa línea, mientras crecen sombras en la economía mundial. La burbuja de los préstamos a las compañías energéticas se agrieta al caer el precio de las materias primas. Otra versión, más sofisticada, de la crisis hipotecaria. Tiempos difíciles –aunque ayer subieran- en los mercados, que se complicarán para España según el Gobierno que haya. Grandes inversores internacionales recuerdan sus contactos con Jordi Sevilla, antes de las elecciones, cuando descartó pactos con Podemos. Ahora están expectantes. Y faltan, claro, los rumores sobre Rajoy. El presidente puede pensar, como Popper, que su "futuro depende de él mismo", pero quizá olvide que afecta a demasiados, incluida la economía que tanto le preocupa, porque todavía insiste en que la montaña rusa en la que hacen equilibrios Pedro y Pablo descarrilará. También hay quien aspirar a ser el Pla de la nueva-vieja política, pero no es tan fácil.