Dos miradas

Nueces para Torra

Tener desorden en tus propias filas y fiar el combate a una astucia que no se tiene es regalar municiones al adversario

El 'president' Quim Torra, en el Parlament.

El 'president' Quim Torra, en el Parlament. / JOAN CORTADELLAS

Emma Riverola

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“Solo hay una posibilidad de salvar a las tropas estadounidenses rodeadas de la aniquilación total: la rendición honorable de la ciudad rodeada. Para pensarlo dispone de un plazo de dos horas a partir de la presentación de esta nota”. Este es un fragmento de la nota enviada por el comandante alemán al comandante americano en diciembre de 1944. La división de McAuliffe estaba rodeada y bajo asedio. Cuando despertaron al americano para informarle del ultimátum, musitó “nuts!” aún medio dormido. Y esa palabra, que no siempre significa nueces, fue la elegida para dar la lacónica y despectiva respuesta: "22 de diciembre de 1944. Al comandante alemán. ¡Nueces! El comandante estadounidense". El americano resistió y ya sabemos cómo acabó la historia.

El ultimátum de Torra también ha cosechado algunas nueces. Ha conseguido el abandono apenas simulado de los suyos y la indiferencia del Gobierno español. El papel mojado tampoco le ha congraciado con la CUP. Hoy, Torra está más desprestigiado que ayer. Actuar por ti solo cuando has sido colocado sin méritos, no medir las fuerzas, ignorar el campo en el que juegas, tener desorden en tus propias filas y fiar el combate a una astucia que no se tiene es regalar municiones al adversario. Ahora, pide la mediación a nada menos que 43 líderes internacionales, desde el Papa Trump. Y la estrategia roza el ridículo. Al fin, Torra solo se lanzó un ultimátum a sí mismo.