APUNTES

Medea es Rina, la del Carmel

JOSEP MARIA POU

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Medea no ha muerto. Vive -ha vivido, hasta hace poco- en el barrio del Carmel, a 15 minutos de la plaza de Catalunya. Se llamaRina,pero la llaman Reina. Boliviana. De 35 años. ComoRina,hubo antes otras Medeas que se llamaron Carmen, o Johanna, o Katherina. Mujeres que un día decidieron matar a sus hijos para vengarse de la infidelidad, las afrentas o el abandono del marido. Como aquella Medea (la bruja, la hechizera, la encantadora) que, loca de amor por Jasón, ciega de ira al saberle en brazos de otra, le castiga dejándole sin hijos, lo único que tienen ya en común, lo único que les queda de su vida en pareja.

El teatro griego, bebiendo por igual de la mitología y la historia, ha creado un grupo de heroínas que nos resultan viejas conocidas. Estamos familiarizados con Medea, Fedra, Antígona, Hécuba o Casandra. Sabemos de ellas por lo que hemos leído, pero, sobre todo, por lo que hemos visto en el teatro. Reaparecen de vez en cuando. Son carne de festivales y grandes producciones. Nos hemos acostumbrado a aplaudirlas en lo alto del escenario, en la distancia. Les hemos puesto cuerpos y voces: laCallas,la Xirgu,laPapas,laEspert. Pero por grandes que sean el horror y la catarsis conseguidas en el teatro, nada comparable al pasmo que produce el titular que informa de los hechos acaecidos ahora mismo, a dos pasos de tu casa. El auténtico horror, el escalofrío, llega cuando la heroína desciende de los coturnos y calza zapatillas de deporte, cuando abandona la máscara y coge la cesta de la compra, cuando deja de mirar al horizonte para bajar la vista al suelo. «Tenía la mirada perdida, como ausente», cuentan los vecinos deRina.

Llevamos tiempo reafirmándonos en la creencia de que no somos Grecia, que nuestros problemas no son las de la Grecia rescatada. El paro, los desahucios, el miedo y el descontento nos son comunes, pero nos empeñamos en marcar distancias. Hay niveles, decimos. Un respeto, decimos. Faltaría más, decimos. Pero por mucho que corramos para huir de la Grecia deSamaráshay otra Grecia, la deEsquilo, Sófocles y Eurípides, que siempre corre más que nosotros hasta llegar a alcanzarnos. Que nos coge de los hombros y nos obliga a enfrentarnos con nosotros mismos. Y es entonces cuando sabemos que el hombre es el hombre, el hambre es el hambre y el límite, el límite. Y que Medea esRina,a la que amigos y vecinos llaman, cariñosamente, Reina.