Mano dura

Laconsellerade Ensenyament,Irene Rigau,sigue incidiendo en la importancia de abandonar los métodos de enseñanzasuavespara acabar con el fracaso escolar. Supongo que tendremos que felicitarnos por haber encontrado, al fin, la causa de hallarnos en la cola delInforme Pisa.Así, nada tiene que ver que los centros públicos escolares no dejen de sumar recortes año tras año; tijeretazos que se traducen en la falta de profesionales y, por tanto, de personas que atienden la evidente diversidad de las aulas.

Esto es una condena para los niños que necesitan atenciones especiales y un retraso para la marcha del resto de los compañeros. SegúnRigau, también deben de ser ajenos al fracaso escolar el escaso prestigio y la desmotivación de los profesores. Un colectivo sin medios para alcanzar la excelencia, ese difícil camino que debería iniciarse en la propia carrera universitaria y continuar dotando a la dirección de los centros de la capacidad para decidir sobre su equipo docente. Un equipo que ni siquiera cuenta, en ocasiones, con la complicidad y el apoyo de unos padres desbordados por las obligaciones diarias.

La suma de escaseces solo puede hacer más profunda la brecha entre los centros privados y los públicos. Apelar a la mano dura, en este o en cualquier ámbito, es una salida tristemente recurrente en estos tiempos, y de una efectividad más que cuestionable.