Dos miradas

La semana del grano

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Hoy empieza lasemana blanca,y el primer objetivo de muchos padres es que acabe pronto. En realidad, y si queremos ver la botella llena, solo son cinco días lectivos. Pero la botella vacía nos habla de difíciles combinaciones familiares y de opciones estrambóticas, sin olvidar la apreciable colaboración de los abuelos, que contemplan el inicio de la semana como untour de forceque pondrá a prueba su filosofía zen, la capacidad de resistencia a las adversidades.

Hay madres que se han puesto de acuerdo para tener un día de fiesta y cuidar a los hijos de las amigas que, al día siguiente, sustituirán, por estricto orden de aparición, a la primera. Y así sucesivamente. Hay unos cuantos privilegiados o previsores (o las dos cosas) que darán sentido al adjetivo que aplicamos a la semana y podrán ir a esquiar. Y los hay, la mayoría, que la pasarán como puedan: harán equilibrios para vigilar a los niños, irán a desayunar para comprobar que no se harten de ver la tele y de jugar a la Play, y volverán al trabajo, a la espera de que llegue la hora de comer; luego, quizá den un paseo por un centro comercial o irán al cine. Y después del lunes vendrán el martes, el miércoles, y así hasta que vuelva la normalidad.

Hay una sensación general de conformidad, como si esta semana fuera un enojo de la medida de un incómodo grano de erupción repentina. Se va con un poco de crema y dosis industriales de paciencia.