La frontera

Mikel Lejarza

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Ya habían dado señales de no querer ser como nosotros. Conducen con el volante a la derecha y se negaron a adoptar el euro, así que la sorpresa del 'Brexit' es relativa. Quieren ser una isla. Sin embargo, en el audiovisual son un ejemplo a seguir en cuanto a internacionalización: tienen clara su voluntad de usar el cine y la tele como referentes universales para vender la marca de su país. Invierten, se exigen un alto nivel de calidad y hay muchos productos que viajan por el mundo: 'Broadchurch', 'Dowtown Abbey', 'Wallander', 'Peaky Blinders', 'Line of Duty'. 'Happy Valley' o 'Sherlock' son algunos de los numerosos ejemplos.

Pero han votado, y como decía Chaplin"hay que respetar la libertad a equivocarse", así que los que nunca terminaron por unirse se irán del club común de los europeos. Pero con consecuencias. Según la prensa británica, las cadenas y los periódicos del Reino Unido creen que el impacto inmediato del Brexit en la publicidad en sus medios representará una reducción de la inversión de unos 220 millones de libras, según el Grupo M. Este año, tenían previsto un crecimiento del 7,1% y ahora las previsiones hablan de un 2,6%.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"El 'Brexit'\u00a0","text":"\"El 'Brexit'\u00a0va a dificultar enormemente a la producci\u00f3n audiovisual brit\u00e1nico\""}}Martin Sorrell, presidente del grupo de agencias WPP y la persona más influyente del sector en las islas, ha afirmado tras el resultado contrario a la permanencia -que él defendió al igual que todos los representantes del mundo publicitario- que las pérdidas serán cuantiosas, aunque a él le preocupan lo justo: poseer el control mayoritario del mercado británico, en términos globales, es sólo el 10% de su negocio. Las principales empresas tecnológicas tampoco son ajenas al asunto y muchas han comenzado a pensar en situarse en el continente, dado que les preocupan las consecuencias financieras y sobre todo perder el talento proveniente de Europa, así como el acceso al mercado digital europeo desarrollado por la Comisión.

En producción, la pérdida de la libre circulación de personas y mercancías dificultará el movimiento de artistas y técnicos: necesitarán visas de trabajo y tendrá consecuencias fiscales en sus nuevos contratos. Por otro lado, los ciudadanos británicos necesitarán pasaporte y tendrán las mismas dificultades para rodar en los países europeos donde se realizan algunos programas regulares como Mallorca o Benidorm.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Son dos mundos\u00a0","text":"\"Son dos mundos\u00a0separados por una brecha digital y cultural que \u00a0no ha derribado\u00a0la globalizaci\u00f3n\""}}

DVD's y CD's tendrán tarifas aduaneras al no aplicarse las Directivas Europeas, e igual ocurrirá con los derechos de autor. En fin, que el Brexit va a dificultar enormemente a la producción audiovisual británica, cuyo éxito en los últimos años ha consistido en justo lo contrario a lo que pretendían los partidarios de la salida de Europa: crear contenidos capaces de ser vistos en todo el mundo, o lo que es lo mismo, defender lo británico desde la universalidad y no desde el aislamiento.

Pero anunciantes, productores, artistas, empresas tecnológicas y de comunicación han perdido, aunque muchas veces creemos que son ellos los que deciden. Y no es así. Por eso en Londres ganan unos y en las verdes praderas otros, porque son dos mundos separados por una brecha digital y cultural que es la única frontera que aún no ha conseguido derribar la globalización.