Largo plazo

De la copia china al espionaje

OLGA Grau

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El sector del automóvil ha vivido en los últimos días un episodio propio de las películas de espionaje de la guerra fría. El gigante automovilístico francés Renault ha fulminado a tres altos ejecutivos a los que acusa de espiar sus modelos más avanzados de motor eléctrico para, posteriormente, pasar la información a un testaferro que a su vez suministra información a un grupo chino cuyo nombre no ha sido desvelado. La trama gira alrededor de los avances tecnológicos vinculados al futuro del coche eléctrico y de los desarrollos conjuntos de Renault con Nissan. Se trata de una revolución latente que tardará más o menos en llegar pero que acabará cambiando radicalmente la movilidad humana, hasta ahora vinculada al petróleo.

Los chinos, como hicieron los japoneses y los coreanos en el pasado, han vivido su particular revolución económica aprovechando la mano de obra barata y masiva y, sobre todo, su gran habilidad para realizar copias en los primeros años de desarrollo. El arte de la copia en China se ha practicado durante cientos de años gracias a la escritura tradicional china, que requiere años de minucioso aprendizaje.

Además, en los años más duros de dictadura comunista, el método de aprendizaje a través de la copia se potenció en las escuelas por encima de la capacidad de pensar libremente y optar por fórmulas de creatividad más individuales ya que era el sistema de pensamiento único ensalzado por Mao.

Desde que los aranceles a las importaciones chinas cayeron en el 2001, los productos del país asiático en Europa han ido ganando terreno sin tregua. La globalización trae beneficios y permite el desarrollo de los países pobres. Pero es necesario que las reglas de juego se cumplan por ambos lados, tanto en regulación de competencia como en medioambiente u otras materias.

Hace poco la Comisión Europea descubrió un cartel de fabricantes de televisores asiáticos que pactaban precios en Europa. Son prácticas que alteran la competencia y dañan a los fabricantes locales como ocurre con el espionaje al fabricante de coches francés.

Los servicios secretos franceses creen que las filtraciones de Renault se refieren a la batería y los motores de los futuros vehículos eléctricos que tiene previsto lanzar en el 2012, uno de los cuales se fabrica en Valladolid. El culebrón se produce cuando Catalunya espera la decisión de la inversión del grupo chino Chery. En su momento no trascendió el volumen de ayudas públicas que podría movilizar al proyecto. El nuevo Govern no ha mencionado todavía si la implantación de Chery en Catalunya se mantiene como proyecto, pero de ser así, habrá que estar atentos a los recursos públicos que puedan ir a parar a los coches chinos.