Arte genital

Parece que últimamente hay una propensión a quedarse desnudos ante una obra de arte o en determinados espacios religiosos custodiados con mucho celo por los vigilantes. Hay motivaciones diversas, pero el común denominador es que hay gente que llega vestida y que, de golpe, se quita la capa (o el abrigo o el anorak) y permanece desnuda hasta que los vigilantes en celo intervienen y acaban con la acción poética o reivindicativa o las dos cosas a la vez.

Ya es un clásico hacerse fotos con el pubis visible ante el pubis en escorzo que Gustave Courbet pintó en 'El origen del mundo'Gustave Courbet'El origen del mundo'. Es un cuadro que hasta hace poco estaba prácticamente prohibido (o escondido en salas reservadas, desde que Lacan tuvo que dejar de mirarlo) e incluso lo han retirado de páginas de Facebook, el gran especialista mundial en confundir arte y pornografía. Por eso la gente se abona. Las argumentaciones suelen ser feministas o revolucionarias, o ambas cosas a la vez, pero ya se sabe que uno de los principales defectos de las 'performances' son las argumentaciones.

Hace poco, una chica se desnudó ante la cueva de la Virgen de Lourdescueva de la Virgen de Lourdes, con argumentaciones similares y, ahora, una pareja lo ha hecho en El Prado ante el Adán y la Eva de Durero, con la idea de "romper con la idea tradicional del género establecido por la civilización cristiana occidental". Son dos piezas que a mí me roban el corazón, con aquellas hojas tan cucas que les tapan los genitales.