LA CITA MÁS PRESTIGIOSA DEL ARTE

Una mona en rayos X

Un riguroso comité de 175 expertos examina una por una las 35.000 piezas expuestas en la feria de Maastricht

NATÀLIA FARRÉ / MAASTRICHT

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Que los rayos X sirven para ver la estructura ósea de un individuo es algo sabido. Y encontrar en un hospital una habitación con las señales que indican de su peligro es algo habitual. Menos conocida es su utilidad para indagar en las entrañas de una mona de bronce tocando el violín y más inesperado todavía es toparse con ello en medio de una feria de arte. Pero en la de Maastricht pasa. Pasa eso y mucho más. Además de radiografías de esculturas, se hacen endoscopias a cuernos de plata, análisis XRF a candelabros de cobre y completos chequeos con rayos infrarrojos y luces ultravioletas a lienzos pictóricos. Por algo The European Fine Art Fair (Tefaf), que es su nombre oficial, luce con orgullo la etiqueta de ser la feria más estricta en lo que a selección de obra se refiere. No en vano sus premisas son la excelencia, el conocimiento y la elegancia.

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La última se alcanza fácil cuando 136.000 flores decoran el espacio que este jueves llenan los coleccionistas de gama alta, los llamados HNWI (High Net Worth Individuals) o, lo que es lo mismo, personas con un patrimonio para invertir superior al millón de dólares. Hoy es su día. Mañana viernes será el del público general (hasta el 20 de marzo), mientras que el martes y el miércoles lo fueron de los expertos: 175 especialistas en todos los campos del arte analizaron una a una las 35.000 obras expuestas (ahí es nada). Un trabajo que permite llegar al conocimiento (todo lo que se expone está autentificado y minuciosamente analizado) y a la excelencia (nada se expone que no sea de alta calidad aunque esté autentificado). Y un trabajo que exige una 'organización marcial', apuntan sus responsables.

LA DISCRECIÓN ES LA NORMA

Para llevarlo a cabo se echa a los galeristas que previamente han dejado a punto la documentación de cada obra. Y luego empieza la maratón de especialistas recorriendo en pelotón los 31.000 metros cuadrados de feria para estudiar las piezas. A veces es suficiente la vista de experto y las pruebas aportadas por los marchantes para dar por bueno un trabajo. Pero si acecha la duda basta con convertir la feria en una especie de hospital de campaña y empezar con los rayos. Pero con el arte pasa como con los datos sanitarios: son secretos y confidenciales. "Los galeristas nos dan todas las facilidades para que estudiemos sus piezas y nosotros correspondemos con la discreción", se disculpaba Robert Van Langh, uno de los responsables del comité de especialistas, ante la negativa a ofrecer datos sobre las obras rechazadas. "Es completamente intrascendente. Lo importante es que todo lo que hay a la venta es de máxima calidad y eso es una garantía para el comprador". Y de ahí no se movía.

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Tampoco los expertos aportaban mucho más. Silencio y evasivas mientras radiografiaban el bronce de la mona tocando el violín. Como mucho afirmar que difícilmente, por no decir nunca, se encuentran obras falsas. Por algo es la feria con el comité más riguroso y con los galeristas más reputados. Así que más que buscar gato por liebre, de lo que se trataba era de controlar que las atribuciones fueran las  correctas: no es lo mismo un lienzo ejecutado por la mano de El Greco que uno ejecutado por su taller; las restauraciones imperceptibles, y la calidad incuestionable. Lo decidido por los expertos va a misa. Las piezas descartadas, a un almacén de alta seguridad. Y las que cambian de autoría, como 'El San Simón' del cretense que pasó de ser autógrafo a ser atribuido a su taller, cambian también de precio y de cartela. El resto, como la mona que toca el violín, que tras tanto análisis resulto ser "una obra de gran calidad", a juicio de Van Langh y los 175 expertos, siguen hoy en sus puestos.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Grandes maestros, nuevos hallazgos y muchos millones","text":"Con todo, el cetro de la pieza m\u00e1s cotizada lo comparten un\u00a0'van dongen'\u00a0y un manuscrito ilustrado por uno de los hermanos\u00a0Limbourg,\u00a0los miniaturistas m\u00e1s conocidos y reconocidos del siglo XV. Ambas alcanzan los 12 millones. Aunque posiblemente haya trabajos con m\u00e1s valor, pero cuyo precio se mantiene en secreto, como 'El espejo'\u00a0de\u00a0Paul Delvaux, que luce junto al 'van dogen'\u00a0y sus propietarios afirman que tiene m\u00e1s valor pero sin especificar cu\u00e1nto. Pero no todo es una competici\u00f3n por sumar ceros en la cartela de venta, en Maastricht tambi\u00e9n lucen los nuevos hallazgos. El manuscrito Limbourg es un reciente descubrimiento, como lo es la miniatura de El Greco y el \u00fanico\u00a0Rembrandt\u00a0presente en el sal\u00f3n: 'El paciente inconsciente (olor)', un \u00f3leo sobre tabla realizado por el artista holand\u00e9s a los 18 o 19 a\u00f1os y que hasta su restauraci\u00f3n, el a\u00f1o pasado, no ten\u00eda autor\u00eda. La obra ha sido ya vendida a un coleccionista americano por un precio no desvelado."}}

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