Elena Anaya: «El dolor no se finge ni se maquilla»

La actriz protagoniza lo nuevo del chileno Matías Bize, 'La memoria del agua'

Ex sultum se nentem Romneque viriam ingulto rumus, Catarib

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NANDO SALVÀ / VENECIA

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La actriz Elena Anaya protagoniza lo nuevo del chileno Matías Bize, 'La memoria del agua', sobre una pareja que pierde a su hijo. La presenta fuera de concurso en la Mostra.

-Rodar una película sobre un tema como ese no debe de ser fácil.

-Fui durísimo y tristísimo. Es la película que me ha resultado más difícil hacer. Acabé hundida, con una necesidad enorme de salir de Chile, volver a casa y tomarme una caña con mis amigas. Además, en Chile estaba muy sola, y me alojaba en un apartamento deprimente. Qué tristeza.

-¿Cómo llegó a conectar con un personaje enfrentado a una tragedia como esa?

-Me sentí muy inspirada por una imagen que vi y que estaba relacionada con este drama de los refugiados que tal vez hará que Europa se acabe sensibilizando. Era la instantánea de un padre apoyado contra una pared, que ha perdido a sus dos hijos ahogados. En todo caso, el dolor no se finge ni se maquilla. No puedes pedir a la maquilladora que te ponga una motita roja en la córnea para aparentar una mirada particular. Hace falta que vayas a lugares profundos de tu interior, que yo los tengo, los he atravesado y atravieso cada día.

-Pero el mensaje de La memoria del agua es optimista, ¿no cree?

-Lo es. El amor se acaba y hay un momento en el que te das cuenta de que debes ser valiente, dar pasos y zanjar las relaciones. Y tenemos que ser conscientes de que somos muy afortunados, y dedicar nuestras energías a cuidar lo que realmente importa: amar mucho, hablar con tu pareja, comunicarte, hablar con tu terapeuta si es necesario... Lo que sea.

-Tiene cinco películas pendientes de estrenar. ¿Pero esta profesión no estaba en crisis?

-Me siento afortunada. Cuando me llamó Imanol Uribe para decirme que había escrito un personaje para mí en su nueva película, me puse como loca. Es maravilloso que escriban un personaje para ti, pero eso no sucede a menudo y hay que trabajar. No puedo quedarme en casa cuidando las plantas. Pero no puedo quejarme, llevo 20 años en esto y nunca he tenido parones. El otro día abrí un armario donde guardo todos los guiones de mi carrera y me di cuenta de que no cabía ni una blusa. Qué viejos nos hacemos.