EN CLAVE EUROPEA
La lucha contra el yihadismo dentro de la UE
Europa no logra frenar la ofensiva mediática del extremismo islámico
Tras los atentados de Madrid y Londres, la Unión Europea (UE) adoptó en el 2005 la "Estrategia para combatir la radicalización y el reclutamiento de terroristas". El aumento del extremismo islámico, la partida de más de 6.000 europeos para combatir en Siria con los yihadistas y los atentados de París muestran que esa estrategia no ha logrado los resultados esperados.
El atentado contra Charlie Hebdo y los ataques de noviembre en París, perpetrados por ciudadanos europeos, evidenciaron graves fallos en los servicios de seguridad e inteligencia europeos, según coinciden los expertos, como Nathaniel Barr y Bridget Moreng, ya que los principales responsables estaban calificados como "radicales" por la policía. Tras los ataques de París, las autoridades belgas intentaron vigilar de cerca a los 500 islamistas considerados más peligrosos, pero descubrieron que la gran mayoría habían desaparecido del radar, según fuentes diplomáticas.
Los líderes de la UE reconocieron esos fallos al volver a insistir en la cumbre de diciembre en la "urgencia" de compartir información entre las autoridades antiterroristas nacionales, de intensificar la cooperación y de mantener actualizadas las bases de datos sobre yihadistas.
AGUJEROS LEGALES
La Comisión Europea presentó el 2 de diciembre una propuesta de directiva para combatir el terrorismo. El proyecto subsana con retraso los agujeros legales existentes en la actual legislación, que dificultan la persecución penal de los combatientes yihadistas, de los instigadores y reclutadores y de las redes de apoyo financiero y logístico. Pero la directiva aún tardará dos años en estar trasladada a las leyes nacionales.
Los expertos señalan que los principales focos de radicalización yihadista en Europa son: las redes sociales, las prisiones y las mezquitas salafistas. La radicalización se ve facilitada por un sustrato individual de falta de perspectivas personales y las secuelas de los recortes en educación y política social.
En Twitter hay más de 46.000 cuentas de propagandistas de Estado Islámico y de sus simpatizantes, según un estudio de la Brookings Institution. Un millar de vídeos de Estado Islámico circulan en Internet y los sermones extremistas de clérigos salafitas y wahabbitas se pueden seguir en YouTube, en las cadenas en árabe Al Arabiya y Al Jazira y en servicios de mensajería electrónica.
SIN ESTRATEGIA
La contraofensiva de la UE en las redes sociales no ha tenido hasta ahora efectos perceptibles. Los yihadistas usan para difundir sus contenidos dos empresas norteamericanas, CloudFare y Archive.org, acusadas de laxitud por los servicios de seguridad europeos. El profesor Nico Prucha del Kings College de Londres avisa que Occidente sigue sin una estrategia para combatir la ideología islamista y que las campañas gubernamentales por internet carecen de influencia. Peter Neumann, director del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización (ICSR), aboga por una mayor inversión y financiar iniciativas de la sociedad civil, como un concurso de videos por YouTube con argumentos contra Estado Islámico con elevados premios.
Muchos de los terroristas eran antes pequeños delincuentes que se radicalizaron en la cárcel, como el cerebro de los ataques en París, Abdelhamid Abaaoud. La UE señalaba en un informe de octubre que la concentración de los presos islámicos juntos favorece su radicalización adicional, pero advertía que su dispersión entre otros presos facilita la radicalización de otros convictos y amplía sus contactos con redes criminales. El informe destacaba la urgencia de más personal especializado.
Las mezquitas salafistas, que se han multiplicado gracias a la financiación saudí, no solo favorecen el extremismo, sino que crean una red social de apoyo y simpatía hacia los yihadistas. "Los salafistas rechazan los valores republicanos de Francia, se repliegan sobre sí mismos y creen que la democracia es contraria a la fe", señala el imán moderado Abdelali Mamoun.
Bélgica descubrió en diciembre que solo cuatro de las 24 mezquitas de Molenbeek (foco yihadista de Bruselas) funcionan dentro del marco legal y que asociaciones y centros deportivos servían para difundir el extremismo. La diputada socialista flamenca Yamila Idrissi, entre otros, ha pedido que se retire a Arabia Saudí el control de la Gran Mezquita y del centro islámico de Bruselas para frenar la radicalización islámica del país. Pero el Gobierno se opone para no perder los 3.000 millones de inversión saudí previstos en el puerto de Amberes y los 400 millones anuales en exportación de armas.
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