EEUU tacañea con los refugiados

Los refugiados hacen cola para coger el autobús tras llegar ayer a la estación de trenes de Múnich.

Los refugiados hacen cola para coger el autobús tras llegar ayer a la estación de trenes de Múnich.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Estados Unidos ha sido tradicionalmente uno de los santuarios para los refugiados del mundo, un país que tiende a aceptar cerca de la mitad de todas las solicitudes de reasentamiento formuladas por Naciones Unidas. Pero desde que comenzó la guerra en Siria, su contribución para paliar el drama de los millones de desplazados por la conflicto ha sido extraordinariamente cicatera. Washington solo ha aceptado a 1.500 refugiados sirios y ha concedido asilo político a otros 1.200 que llegaron al país por sus propios medios. Una nadería si se compara con los cuatro millones que hay en los países fronterizos con Siria o los 350.000 que han llegado a Europa.

Ante las terribles imágenes que llegan del otro lado del Atlántico, crece la presión para que EEUU dé un giro radical a la política que ha mantenido hasta ahora. «No es suficiente», opina Kathleen Newland, cofundadora del Migration Policy Institute. Newland señala dos factores que lastran la contribución estadounidense. Por un lado, carece de rutas terrestres con Oriente Próximo, así como de una embajada operativa en Damasco que le permita tramitar visados, por lo que es casi imposible para los sirios llegar hasta EEUU para solicitar asilo. Por otro lado, su programa de reasentamiento de refugiados «está sobrecargado, es lento y muy burocrático».

LA SEGURIDAD

Pero hay otro factor todavía más determinante: la obsesión por la seguridad. Cada solicitud de resentamiento desde Oriente Próximo se somete a un prolijo escrutinio en la que participan varias agencias de seguridad, un proceso que puede demorarse, según algunas fuentes, entre 18 y 24 meses. «En este país hay mucho nervisosismo ante la posibilidad de que se infiltren terroristas», afirma Newland. «Pero lo cierto es que es muy poco probable que lo logren por esta vía porque el escrutinio es bizantino». Ese clima de ansiedad, propagado desde algunos sectores del Congreso y medios mayoritariamente, ha generado una atmósfera poco propicio para que la Administración abra las puertas a los refugiados sirios.

«La tendencia en Europa es dar prioridad a la situación humanitaria porque los refugiados están ya en su territorio, pero aquí todo se supedita a la seguridad», asegura desde Refugee International, Daryl Grisgraber. En cualquier caso, una quincena de senadores y varias organizaciones humanitarias han pedido a la Casa Blanca que acepte a 65.000 refugiados sirios antes de finales del 2016. Esa cifra representa la mitad de los 130.000 para los que la ONU pidió países de acogida a finales del año pasado.

LAS CONTRIBUCIONES

Pero, de momento, las promesas del Departamento de Estado están muy lejos de esa cifra. Su pretensión pasa por aceptar a otros 300 antes de finales de octubre y a una cifra que rondaría los 5.000 el año que viene. «La situación es urgente y estamos explorando las vías para aumentar nuestra respuesta, pero creo que estamos haciendo mucho», dijo el jueves el portavoz, Mark Toner. EEUU es el país que más ha contribuido en ayuda financiera a la crisis de los refugiados con cerca de 4.000 millones de dólares. En ese sentido, es de los pocos que ha cumplido. La ONU solo ha recaudado el 40% de los fondos que solicitó para ayudar a los cerca de cuatro millones de sirios refugiados en condiciones pavorosas en Turquía, Libano y Jordania.

«El verdadero problema no está en Europa, sino en los países aledaños a Siria», afirma desde el International Rescuee Comitee, Anne Greene, también en una entrevista telefónica. «Esos países han agotado sus recursos para proteger y dar servicios a los refugiados. La gente está desesperada. Si ayudamos a estabilizar la situación en Líbano, Turquía y Jordania, los sirios no tendrán necesidad de marcharse a Europa. Los números que han llegado a Europa son manejables».