Columbine en Múnich

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CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Múnich parece haber vivido su particular Columbine, aquella masacre de 1999 en que dos jóvenes mataron a 12 estudiantes y un profesor en un instituto de EEUU. Tras horas de especulaciones y dudas la policía bávara ha confirmado este mediodía que el autor del tiroteo perpetrado ayer en pleno centro de la ciudad estaba recibiendo tratamiento psiquiátrico por un caso de depresión. De esa manera las autoridades han querido descartar una de las hipótesis más sonadas del caso que vinculaban al joven de 18 años identificado como Ali Sonboly con un caso de terrorismo yihadista impulsado por el grupo autoproclamado Estado Islámico. Todo apunta a que la masacre de este viernes ha sido la obra de un desequilibrado obsesionado con la violencia.

Tras haber registrado su domicilio durante toda la mañana, el jefe de la policía de Múnich ha confirmado que el autor del ataque no tenía vínculo alguno con el radicalismo islámico ni con la ultraderecha. Lo que si han encontrado son notas y libros que apuntan a que el chico, de quien hay indicios que pese a ser musulmán chií se convirtió al cristianismo pasándose a llamar David, tenía una fijación con el asesino nourego Anders Breivik, autor de la matanza de Utoya, y por las armas y otros casos de masacres masivas. Algunos medios han informado que tenía la foto de Breivik en su perfil de WhastApp. Hijo de un taxista y una dependienta, Alí también era un gran aficionado a los videojuegos bélicos y violentos.

En su casa, la policía no halló material que le vinculara a ningún grupo extremista, pero sí el libro '¿Por qué matan los niños?', consagrado a asesinos múltiples juveniles.

Así, según han apuntado el jefe de la policía de Múnich Hubertus Andrä, se trataría de un “tiroteo masivo clásico” sin motivaciones políticas o religiosas. En alemán este tipo de ataques se conocen como Amok, una palabra intraducible al español que engloba las ideas de un baño de sangre y de un acto de locura psicótica.

Durante el ataque, el asesino gritó a varias personas que, desde la distancia, le increpaban. En esa 'conversación', el joven da a entender que sufrió 'bullying'. Esta es la conversación que mantuvo el asesino con un vecino.

Vecino: "Eres un gilipollas…”

Asesino: "Por gente como vosotros yo fui acosado durante siete años”

Vecino: “Eres un capullo. Eres un capullo”

Asesino: “…y ahora tengo que comprar una pistola para dispararos”

Vecino: “Una pistola... que te jodan. Tu cabeza no está bien”

FIJACIÓN POR LAS MATANZAS

La agencia alemana DPA ha apuntado que el pistolero idolatraba Tim Kretschmer, más conocido como el asesino de Winnenden, otro joven de tan sólo 17 años que el 11 de marzo del 2009 se atrincheró en una escuela de secundaria del estado de Baden-Württemberg, asesinó a 16 personas, hirió a otras nueve y se suicidó. David podría haber seguido ese ejemplo durante la tarde de este viernes. Tras abrir fuego en pleno centro de Múnich contra gente joven el chico decidió acabar con su vida y se suicidó de un disparo en la cabeza.

La policía también estudia si existe un posible vínculo con la matanza de Utoya, en Noruega. Justo ayer se cumplieron cinco años de los atentados en el que el militante ultraderechista y xenófobo Anders Breivik asesinó a sangre fría a 69 jóvenes y hizo detonar una bomba en el centro de Oslo que acabó con la vida de ocho personas más. Andrä también ha señalado que el asesino pirateó la cuenta de Facebook de una joven donde escribió que en el McDonald’s iban a ofrecer hamburguesas gratis.  Su intención era atraer allí a cuantos más jóvenes mejor para matarlos.

El ataque perpetrado ayer en pleno centro de la capital bávara fue especialmente cruel con los jóvenes. Seis de las nueve víctimas mortales eran menores de edad y tenían entre 13 y 17 años. Los otros tres fallecidos tenían 19, 20 y 45 años de edad. Seis de las víctimas fueron hombres y otras tres mujeres. El Fiscal de Múnich ha remarcado que se trata de ciudadanos de Múnich pero por respeto a la privacidad y a los familiares aún no ha querido especificar la nacionalidad ni la identidad de los asesinados durante el ataque.

{"zeta-legacy-image-100":{"imageSrc":"https:\/\/estaticos.elperiodico.com\/resources\/jpg\/0\/7\/1469282321370.jpg","author":"AUTOR FOTO","footer":"P\u00e1gina de Facebook que pirate\u00f3 el asesino para atraer m\u00e1s chicos al McDonald's."}}UN CHICO “MAJO” SIN ANTECEDENTES

Como en otros casos, la policía sólo ha identificado al autor del tiroteo con su nombre y la primera letra de su apellido para respetar el derecho a la privacidad de sus familiares. De momento sólo ha trascendido que este joven era un ciudadano muniqués con la doble nacionalidad alemana e iraní y que probablemente era chií, lo que ha ayudado a descartar el vínculo con Estado Islámico. La policía también ha asegurado que se sirvió de una pistola Glock de nueve milímetros ilegal para perpetrar la matanza y que llevaba cerca de 300 balas encima.

El joven vivía desde hacía dos años en Múnich y residía junto a sus padres y su hermano pequeño en unos apartamentos sociales del vecindario de Maxvorstadt en el que viven numerosos ciudadanos extranjeros. Según han apuntado varios testimonios Alí gritó “soy alemán” mientras abría fuego y se refirió a los inmigrantes como “kanake”, una expresión despectiva relacionada con un pueblo indígena. A pesar de eso la policía ha confirmado que el joven no tenía antecedentes y que no existía ninguna sospecha de que perteneciera a alguna organización extremista.

La familia del joven se encuentra en estado de conmoción atendidos por las autoridades y aún no han podido declarar. Conocidos de su hermano apuntan que siempre fue un chico callado y “tímido”. Sus vecinos han asegurado sorprendidos en televisión que Alí era “un chico muy majo” del que no se esperaban eso. “Algo debió pasar en su cabeza porqué siempre lo vi como un muchacho alegre y atento con los demás”, confiesan.