Pedro Flores: «Aprendí más con 'Bola de Drac' que en la EGB»

Pedro Flores (Barcelona, 1981) no vive en un piso: vive en un museo de ‘Bola de Drac’. Literal: llegó a su vivienda actual tras enterarse de que a finales de los 90 fue la redacción de la revista ‘KAME’, una de las pioneras de la ‘Songokumanía’. Flores fue uno de tantos niños marcados de por vida por los valores de Goku: Akira Toriyama bien podría dibujar un nuevo manga de 42 volúmenes con las anécdotas de este joven barcelonés.

-¿Cuál es el origen de su incondicionalidad?

-Recuerdo encender la tele con 8 años y ver el cuarto capítulo de ‘Bola de Drac’: me enganché desde el principio. Mis padres se separaron y tuve una niñez jodidilla: me quedé bastante triste y me refugié en la serie; me empecé a evadir de los problemas viendo a Goku.

-¿Qué importancia le da?

-Es una forma de vida: aprendí con ‘Bola de Drac’ más que en la EGB. Tanto a la hora de aprender catalán como en valores: ser quien soy, que creo que soy buena persona, es gracias a Goku: siempre hacía frente a las adversidades, siempre feliz, siempre amigo de sus amigos.

-¿Conoce a alguien más fan que usted?

-Lo bueno que tengo yo es que me acuerdo de todo: fechas de publicación, los capítulos a los que pertenece cada imagen…pero no quiero atribuirme méritos: tiene que haber más gente como yo; el mundo es muy grande y en Barcelona la comunidad es muy bestia.

-¿Cuál es la mayor locura que ha hecho por ‘Bola de Drac’?

-No se me ha ido la olla con nada, ni siquiera he podido ir a Japón. Sí es cierto que llevo 7 tatuajes, que hemos hecho grandes quedadas de fans o que cada noche, para relajarme, me pongo la serie porque lo necesito.

-¿Qué suele hacer?

-Todo lo que esté a mi alcance: voy a eventos, quedamos para ver episodios…trabajo en la logística de una sala de arte, quedo con mi novia y salgo de fiesta, pero ‘Bola de Drac’ cubre una parte importante de mi tiempo.

-¿En qué consiste su colección?

-Yo digo que no colecciono, sino que acumulo cosas. Tengo tantos artículos porque, al contrario que muchos, nunca lo he dejado desde los 90. Por ejemplo, el manga lo tengo completo diez veces en diferentes ediciones, la serie la tengo 5 veces, tengo más de 8.000 cartas, las bandas sonoras, más de 800 figuras, más de 80 videojuegos…

-Vaya pasta.

-No te creas: el producto más caro me puede haber costado unos 200 €, aparte de que muchos son regalos. Llevo desde el principio y sé que los precios de ahora no son reales: con paciencia o mediante amigos que van a Japón, puedo conseguir las cosas más baratas. No me gusta ir a lo fácil, hoy todo se consigue a golpe de talonario. Me gusta el 'ya lo encontraré', con calma, como cuando no había internet. A día de hoy, todo lo que quería ya lo tengo.

-En euros, ¿cuánto calcula que hay en su habitación?

-El valor es más sentimental que económico, pero más de 15.000 € los hay. Sobre todo porque hay cosas, como guiones de episodios que utilizaban los dobladores japoneses, que hoy en día no se encuentran.

-Si tuviera que salvar algo de su habitación, ¿qué sería?

-Yo salvaría mi carpeta de fotocopias de 1991. Aquel año todavía no había ‘merchandising’ oficial y en el mercado de Sant Antoni los chavales empezamos a traficar con fotocopias de los cómics que traía la gente desde Japón o Francia. Es lo que más valor sentimental tiene para mí: pura arqueología ‘dragonbolera’. 

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-¿Qué les dice a los que le llaman friki?

-La gente dice: "¿Tienes 37 años y todavía estás así?". Pero es que es un sentimiento que, desde pequeño, me marcó de por vida. Es como una religión: Goku es mi dios.