Gente corriente

Ana Isabel Gil: «Muchos ciudadanos están en un estado de confusión»

A través de una serie de ilustraciones vuelca su angustia por el conflicto Catalunya-España

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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La historia del arte está repleta de obras que expresan el malestar y la angustia que genera la política. Ana Isabel Gil (Madrid, 1980) ha realizado una serie de ilustraciones en las que vuelca el desasosiego íntimo que le provoca el conflicto Catalunya-España y ahora las comparte para abrir un espacio para la empatía y la reflexión. La serie completa se puede ver en www.behance.net/gallery/58576739/Ana-Isabel-Gil

–Nació en Madrid y trabaja en Roma pero parte de su corazón está en Barcelona. Barcelona fue mi primera experiencia fuera de casa de mis padres, tenía 18 años y por primera vez era la única responsable de mí misma y de mi trayectoria. Trabajaba en una tienda de revelados, cuando la fotografía aún era analógica, y era fotógrafa freelance.

–Esos años le dejaron una huella profunda. Pasé por tres fases distintas. La primera fue de absoluta soledad. Me sentía como una especie de poeta vagabunda camuflada entre la gente, con los bolsillos llenos de versos inspirados en cada pequeña cosa que veía.

–Tras el primer impacto entró en otra fase. La de inmigrante internacional. Empecé a conocer personas pero ninguna era de Barcelona, ni catalana, ni española; eran de Rusia, Argentina, Brasil….

–¿Y la última fase? La de adopción o casi integración. Conocí barceloneses, catalanes, y aunque no fue fácil en este grupo nacieron amistades. Me acogieron, pasamos momentos fantásticos, me enseñaron su modo de vivir la ciudad y cuando tuve dificultades me ayudaron. Veinte años después, mi casa es su casa.

–¿Qué siente ante la avalancha de argumentos sobre el conflicto Catalunya-España? Los puntos de vista son múltiples y muy complejos y esto lleva a muchos ciudadanos a un estado de confusión, a una especie de anomía. No siempre está claro qué punto de vista se adapta mejor a la propia esencia como ciudadano y como persona; no siempre está claro cuál es el punto de la línea donde posicionarse para ser realmente fieles a nosotros mismos y no a los políticos.

–Pensar también es dudar. Los estímulos que llegan son tantos y tan ruidosos que hacer crítica y autocrítica es difícil, y todo esto en un ambiente donde la razón se mezcla con las pasiones. Surgen muchas dudas y es muy lícito dudar.

–¿En qué momento surge la necesidad de expresarse a través de la ilustración?  Las ilustraciones no han sido fruto de una decisión deliberada, más bien una necesidad casi inexplicable. Por una parte han sido un acto de liberación y, por otro, un motivo para reabrir la reflexión. Esta obra me da constantemente motivos para pensar.

–¿Por qué ha elegido la ilustración que aparece en la fotografía? Es fundamental en la serie por las posibilidades de lectura que aporta al espectador. Espero que este abanico de posibilidades pueda servir, no solo para verse reflejado, sino para ver reflejado al prójimo. Quizá ayude a abrir diálogos productivos.  

–La presencia del pájaro lleva a  asociarlo con la libertad de expresión.  Sí, claro que hace referencia a la libertad de expresión y a los mundos oscuros en los que tiene volar; por esto mismo, a veces unos gritan y otros callan.

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–Sus ilustraciones expresan desasosiego. ¿Cree que es una sensación compartida? Sin duda. Y creo que cada persona podría encontrar puntos de partida para una reflexión intimista, personal y empática en la que, con independencia de posiciones políticas, pueda ver reflejada la angustia y el sufrimiento generado.

–También se ha generado esperanza. ¡Claro! Estas emociones, aunque sean contrapuestas, no son excluyentes.