Dybala, el 'Messi' que ha nacido en Turín

En la Juventus están convencidos de que les ha salido un Messi. Eso siempre será mucho decir, nadie merece una comparación que lo arroje irremediablemente a la derrota, pero desde luego los logros de Paulo Exequiel Dybala son dignos de algunas de las hipérboles que sobre él empiezan a correr. Dybala, de 22 años, llegó el verano pasado a Turín, heredó el número 21 de Andrea Pirlo y, unos meses después, es un ídolo en el que se apoyan los juventinos para soñar con ganarle la Liga al Nápoles y probar suerte de nuevo en la Champions de la que son subcampeones, aunque los octavos les han deparado una emboscada ante el Bayern. Dybala, apellido que viene de un abuelo polaco, marcó el domingo el gol de la victoria de los turineses ante la Roma. Era el undécimo triunfo consecutivo de un equipo que intimida, que ha decidido poner en marcha la apisonadora de su historia para destruir a los efervescentes napolitanos.

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Las comparaciones con el quíntuple balón de oro brotan como un bebedizo euforizante. "¡Pero esto es un Messi!", exclamaba ayer 'La Gazzetta dello Sport' para saludar el gol: un gran pase del amigo Pogba, el control óptimo, el latigazo con la zurda, casi imperceptible al ojo humano, y la pelota cruzada que va dentro. Se entregaron luego los jugadores de Max Allegri a la celebración con el 'Dobbin Dance', un baile de moda que han convertido en su compadreo particular, y tras la ducha Dybala dijo que tiene "muchas ganas" de jugar con Messi.

Tata Martino ya lo ha llevado a la selección argentina, con la que ha jugado tres veces, pero todavía no ha coincidido con su admiradísimo Leo. De hecho, su primera convocatoria fue precisamente en sustitución de Messi cuando se lesionó, a principios de temporada. Y lo alaba sin tasa cada vez que tiene ocasión, tanto en sus declaraciones a la prensa ("sería capaz de ir al Barcelona nadando para jugar con él", dijo antes de fichar por la Juve) como en su cuenta de Twitter.

Esas "muchas ganas" se referían sin duda a vestir juntos la albiceleste, pero el caso es que en la grada de Turín estuvo sin perder ripio Robert Fernández, el secretario técnico del Barça. En Italia, los voceros del mercado dicen que la Juve ya ha rechazado una oferta azulgrana de 80 millones por 'La Joya', que así lo llaman. Él confesó que no sabía que había emisarios azulgranas atentos a sus pasos y a los de su gran colega Pogba.

OTRA EXPORTACIÓN PRECOZ

Por entretenerse con las similitudes con el 10 del Barça, hay unas cuantas. Dybala, como Messi, nunca ha jugado en un club de Buenos Aires. Nació en la rural Laguna Larga, cerca de Córdoba y, como Messi, empezó en un club llamado Newell's, el Newell's de Laguna Larga, donde lo llamaban "el curita", porque era pequeñito y la camiseta le quedaba como una sotana. Es zurdo como el más grande y hasta su novia se llama Antonella, igual que la mujer de Messi.

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Aunque en su caso no medió ningún contrato en una servilleta, fue también uno de esos talentos casi arrancados de la ubre materna, sin apenas tiempo para mamar el fútbol argentino. Cuando, a los 18 años, jugaba en el Instituto de Córdoba, el club que también vio nacer a Mario Kempes, fue a ficharlo el Palermo, que cuando lo presentó ya apuntó alto: "Hemos contratado al nuevo Agüero". Después de tres años sicilianos, en los que insinuó su potencial, progresó y curtió la gambeta y el zurdazo para adaptarlos al 'calcio' y su falta de misericordia con los débiles, apareció la Juventus con un dineral, una suma propia de los 'cracks': 40 millones. Unos meses y 14 goles después (12 en la Liga, 2 en la Copa), Paulo Dybala es ya por derecho uno del clan de delanteros argentinos extraordinarios, como Messi, Agüero o Higuaín, que corren por el mundo.