PRESENTACIÓN DEL NUEVO ENTRENADOR DEL ESPANYOL

«Creemos en los nuestros»

Sergio inicia con emoción su etapa como técnico perico prometiendo «buen fútbol» para que la afición llene el campo Sentimiento, ilusión, trabajo y compromiso impregnan su discurso

Pasado 8Sergio llora en su adiós como jugador del Espanyol, en el 2001.

Pasado 8Sergio llora en su adiós como jugador del Espanyol, en el 2001.

RAÚL PANIAGUA
CORNELLÀ DE LLOBREGAT

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«Estoy muy jodido. Sentimentalmente, estos momentos son muy duros para mí. Aquí dejo mucho y, si ahora estoy así, es porque en el fútbol a veces no solo importa el dinero. Como persona no me quería ir, pero el club me tenía que vender». Han pasado 13 años desde estas palabras de Sergio González, el nuevo entrenador del Espanyol que abandonó el club el 9 de agosto del 2001 para firmar por el Deportivo en el traspaso más alto de la historia blanquiazul. Un año después de marcar un gol en la final de Copa del 2000 de Mestalla dejó 2.500 millones de pesetas (17 millones de euros) en las arcas pericas. Se fue entre lágrimas en Montjuïc, junto al presidente Daniel Sánchez Llibre. Ayer abrió en Cornellà su etapa como técnico perico con la misma emoción y sentimiento.

A sus 37 años, el socio 7.256 de la entidad vivió ayer un día muy especial. Quienes asistieron a aquella despedida del 2001 revivieron ese sentimiento perico que refleja Sergio en todos sus actos. «Soy el hombre más feliz del mundo, llevo dos días que no quepo por las puertas. Poco a poco voy bajando de la nube, veo que es una realidad que está ahí y tengo unas ganas tremendas de empezar», reflexionó el entrenador perico, cuya experiencia en los banquillos se reduce a apenas cuatro meses en el Espanyol B.

Volver a disfrutar

Siete conceptos dieron la bienvenida al técnico de Hospitalet, que estuvo acompañado por sus familiares y amigos. Siete palabras que definen bien la filosofía que desea potenciar la entidad blanquiazul: sentimiento, trabajo, compromiso, capacidad, ilusión, cantera y futuro. Y al fondo, un enorme mural con el rostro de Sergio y un mensaje claro: «Creemos en los nuestros». Porque el nuevo míster es un perico de verdad que desea repetir noches de gloria como aquella Copa del 2000 en Mestalla ante el Atlético. «Tenemos que lograr un equipo con el que se sienta identificada la gente, con buen fútbol y equilibrio. Que la afición diga: '¿Dónde voy hoy? A ver al Espanyol, a disfrutar al estadio'». Ese es el reto de Sergio, volver a llenar un campo que ha sufrido un bajón importante de público en las últimas temporadas. «Lo primero es lograr un buen rollo. Sin eso, un equipo de fútbol es menos equipo».

Sergio ha vivido unos días de ajetreo hasta confirmarse su fichaje. Òscar Perarnau siempre confió en él. Es su gran valedor. «Con la mirada nos entendemos». Al hacerse oficial la noticia recibió un aluvión de felicitaciones, empezando por su amigo Capdevila, quien aseguró que podría ser «el Ferguson» del Espanyol. Hasta cinco veces tuvo que cargar la batería el martes.

Dardo a Collet

El técnico tuvo palabras de cariño para José Antonio Camacho, con quien llegó a jugar el Mundial del 2002 en Corea y Japón. También para Lardín y Morales, que le dieron la oportunidad de hacer las prácticas en el club cuando acabó los cursos de entrenador. Todo fue sobre ruedas hasta que Sergio sacó su carisma para cerrar su presentación. «A Joan también le doy mi agradecimiento. Sabemos que le ha costado, pero le hemos convencido». El rostro del presidente Collet se torció al escuchar eso. Pero Sergio es así. Claro, perico y directo.