Con el número 1...

Si hay un melón por abrir en la selección es el de la portería. Iker Casillas (166 partidos, 35 años) o David de Gea (8 partidos, 25 años), esa es la cuestión. El aficionado medio seguramente lo tiene claro. El guardián del Manchester United es el mejor en la Premier en las últimas temporadas, mientras que del vituperado símbolo del madridismo ya solo nos llegan desde Oporto vídeos con descuidos que marchitan su irrefutable palmarés.

A menudo, cuando a los futbolistas de larga trayectoria les empiezan a llover las críticas se dice que merecen "un respeto", como si las viejas proezas los tuvieran que mantener inmunes a la observación analítica; quizá el propio Casillas debería hacerse a un lado como muestra de respeto por sí mismo, pero cuesta mucho que un gran campeón acepte que el final ha llegado.

No era Del Bosque el hombre que le iba a dar el empujón, porque morirá agarrado a sus lealtades y, además, los pesos pesados de la selección que han ido desapareciendo de su órbita –Xavi, Xabi Alonso, Puyol, Villa– lo han hecho por voluntad propia.

Si al final en Francia el elegido es De Gea, lo que sonará más extraño será ver en el banquillo a Casillas, con sus 166 partidos y 35 años. Cuesta imaginarse en esa misma situación a Buffon, por ejemplo.