Beitia, campeona olímpica de altura

La saltadora cántabra logra el séptimo oro español en Río a los 37 años

Ruth Beitia celebra su salto victorioso.

Ruth Beitia celebra su salto victorioso. / periodico

JOAN CARLES ARMENGOL / RÍO DE JANEIRO (enviado especial)

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Ha pasado de la retirada tras los Juegos de Londres 2012 a subir al podio olímpico cuatro años más tarde. La saltadora cántabra Ruth Beitia ha demostrado este sábado en el Estadio Olímpico de Río que hizo bien al desdecirse de su decisión y continuar en las pistas de atletismo al menos cuatro años. De no haber sido así, se habría quedado sin su mejor trofeo, una medalla olímpica, la única que le faltaba en un palmarés que, curiosamente, es más rico en estos últimos cuatro años que en todos los anteriores.

Pero no ha sido una medalla cualquiera, sino un contundente oro. Sí, Ruth, que se retiró temporalmente en otoño del 2012, es la nueva campeona olímpica de salto de altura, dando además a la delegación española el séptimo título en Río y la 14ª medalla a falta de una sola jornada. Además, la animosa saltadora, a sus 37 años, es la campeona, o el campeón, de más edad en un concurso de saltos olímpico.

Beitia ha aprovechado a la perfección el momento. Sin las saltadoras rusas, entre ellas Anna Chicherova y Maria Kuchina, sancionadas a título individual o colectivo, la española ha dominado la prueba de principio a fin gracias a pasar al primer intento los 1,88, 1,93 y 1,97 metros. En esa altura ya solo le quedaban tres rivales. Ella falló los tres intentos sobre 2,00 (el último por muy poco), pero a cada uno de ellos respondieron sus rivales con sendos nulos y, tras fallar sucesivamente la búlgara Mireia Demireva, la croata Blanka Vlasic y la estadounidense Chaunte Lowe, el oro fue a parar al cuello de una exultante Beitia, que lo celebró con la familia, el entrenador y la grada, donde también estaba otra campeona como ella, la jugadora de bádminton Carolina Marín.

UN CUATRIENIO ESTELAR

Beitia, ahora sí, se podría retirar tranquila, aunque es probable que aplace el momento porque el atletismo sigue siendo lo que más la llena, más que su formación como psicóloga y su puesto en el Parlamento de Cantabria por el PP. A sus 37 años, ha sido la encargada de salvar el atletismo español (que solo ha conseguido otra medalla, la de plata del recién nacionalizado Orlando Ortega en los 110 vallas) desde su puesto de capitana, como atleta con más larga trayectoria y mejor historial.

Tras ser cuarta en Londres (por detrás de dos rusas, Anna Chicherova y Svetlana Shkolina, y de la estadounidense Brigetta Barrett; las tres ausentes en Río), Beitia consiguió dos títulos Europeos más (2014 y 2016) a añadir al del 2012, y subió al podio en los Mundiales de Moscú 2013 (bronce), además de en dos Mundiales ‘indoor’ y un Europeo ‘indoor’. También ha dominado las dos últimas ediciones de la Liga de Diamante y ha logrado encaramarse a la barrera de los dos metros en varias ocasiones.

Su capacidad de competir se ha mantenido intacta, y su identificación con su entrenador de toda la vida, Ramón Torralbo (“Mi cincuenta por ciento”, dice siempre) no ha hecho más que crecer. Torralbo fue quien la vio correr cros de adolescente y, al percatarse de lo bien que negociaba los charcos, la persuadió para que probara saltando. También fue decisivo para que Ruth volviera al módulo cubierto de La Albericia, en Santander, cuando ella se hartó de la lluvia cuando salía a patinar, la distracción que eligió en su breve retirada de aquel otoño del 2012.

“La vida es muy generosa conmigo, me ha dado una segunda oportunidad. Me lo estoy pasado mejor que nunca, pero estos son mis últimos Juegos porque con 41 años no me veo en otros. Pero eso no implica que me ponga un muro entre el listón y yo”, aseguró en días previos Beitia. “Adoro competir, estoy en un estado de forma increíble y salto sin presión”, añadía. En una final olímpica, toda una final olímpica, se ha vuelto a demostrar.