Las claves tácticas del Real Sociedad-Barça: El caos por sistema

La presión y el excelente trabajo táctico de la Real de Eusebio ridiculizó al campeón

Luis Enrique da instrucciones en la banda de Anoeta a sus jugadores.

Luis Enrique da instrucciones en la banda de Anoeta a sus jugadores. / periodico

MARCOS LÓPEZ / SAN SEBASTIÁN

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VENDAVAL DE REMATES A UN EQUIPO ROTO

No había sufrido tanto el Barcelona ante un equipo que intenta ser como él. Acostumbrado a atragantarse con ese ya famoso 5-4-1 del Alavés o Málaga, el equipo de Luis Enrique se miró al espejo y descubrió su peor imagen. Un equipo abandonado y roto porque no sabía ser fiel a lo que siempre fue. No tuvo el balón porque la Real se lo quitó en todo momento, sometiéndole a un vendaval de remates nunca visto esta temporada.

Con 17 tiros, 6 a puerta, 2 al palo y un gol mal anulado, el Barça se sintió como si fuera el rival del viejo Barça. No tenía respuestas para el dispositivo táctico de Eusebio, quien entendió, y con razón, que anulando la salida de la pelota azulgrana desde atrás tenía mucho ganado.

No le aguantarán las piernas, decían algunos sobre el tremendo desgaste físico de la Real al inicio del partido. Mentira. Fue el Barça quien más se cansó porque corrió detrás del balón. No está ni pensado ni preparado para algo así. Iba persiguiendo fantasmas, llegando siempre tarde a la cita con un jugador de la Real. Cada duelo individual era una derrota azulgrana.

NI JUEGO, NI CONTROL, NI PASES, NI ORDEN

En 90 minutos de un maravilloso partido, la Real solo estuvo durante un par situada en repliegue defensivo bajo. Tampoco necesitó más porque gobernó el encuentro a través del balón. Tuvo la necesaria astucia para mover de un lado a otro al equipo de Luis Enrique, cuyas líneas extremadamente separadas le convirtieron en vulnerable.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"A trav\u00e9s del bal\u00f3n,\u00a0","text":"gobern\u00f3 la Real Sociedad el partido. Se orden\u00f3 con la pelota y someti\u00f3 a los azulgranas con ella"}}Se defendió el conjunto de Eusebio con la pelota y, al mismo tiempo, se ordenó a través de ella. ¿El Barça? Ni tenía el balón, ni tenía el control, incapaz de encerrar al equipo donostiarra en su área y, por supuesto, no tenía orden alguno para resistir.

Estaba alcanzando el cronómetro el minuto 75 de la triste noche guipuzcoana cuando el Barça fue capaz de articular cuatro pases seguidos. Ni siquiera el gol, que llegó tras una extraordinaria y habilidosa carrera de Neymar para asistir a Messi, sirve de consuelo. Fue un simple espejismo esa cadena de pases porque el equipo de Luis Enrique se traicionó a sí mismo. Renegó de su filosofía y se vio pobre y mísero.

EN LA 1ª MITAD, EL BARÇA NI TIRÓ A PUERTA

Sí. No, no es falso. ¿Puede un equipo que tiene a Messi, Suárez y Neymar en su ataque acabar la primera mitad sin disparar a puerta? Pues, sí, el Barça de Luis Enrique se marchó al descanso después de protagonizar los 45 minutos más horribles que se le recuerdan desde que el asturiano asumió el mando hace dos años y medio. No es que no tiraran a puerta, el único disparo fue de Suárez (m. 40) y desde fuera del área –más de 20 metros– sino que fue incapaz de intimidar a Rulli, que tuvo el partido más plácido que podía imaginar. El verdadero drama para los azulgranas es que ni pisaron el área en esa lamentable primera mitad.

Estuvo el Barça viviendo bajo el larguero, incapaz de hallar soluciones a ese caótico arranque de partido. Tan caótico fue que se convirtió en una norma achicando balones tal si fuera un equipo pequeño. No solo pequeño sino modesto y sin recursos porque Luis Enrique, que tenía la posibilidad de hacer tres cambios, tan solo quitó a Rakitic. Entró Denis en el descanso. Pero sin soluciones estuvo en el campo. Y en el banquillo.