Bravo-Ter Stegen, la red del tridente

En una curiosa, pero eficaz cohabitación, los porteros del Barça sostienen a un equipo cada vez más solido atrás

Bravo y Ter Stegen durante un entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí.

Bravo y Ter Stegen durante un entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. / periodico

MARCOS LÓPEZ

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El inicio fue tan desastroso (ocho goles encajados en los dos primeros partidos, cuatro del Sevilla y cuatro del Athletic) que se dudó de todo. Pero el carácter de Ter Stegen, el portero de aquel duro agosto, le permitió sobreponerse hasta dejar como última exhibición dos extraordinarias paradas en el Emirates Stadium ante el Arsenal. De Bravo, y su tradicional solvencia, poco se habla porque se ha convertido en una rutina, una bendita rutina para Luis Enrique, capaz de provocar una extraña cohabitación con dos porteros de altísimo nivel, algo realmente inusual en la elite europea.

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Al técnico del Barça le ha salido de maravilla, a pesar de que los protagonistas viven situaciones complejas, ocultas siempre bajo una profesionalidad casi ejemplar, sin quejas. Al menos, públicamente. A Bravo le encantaría jugar la Champions. Y Ter Stegen sería el portero más feliz del mundo si cada semana disfrutara de la Liga.

Luis Enrique, en cambio, disfruta de esa peculiar convivencia en la que Masip, el tercer meta de la plantilla, queda como elemento marginal: solo jugó dos partidos de Copa en la primera ronda con el Villanovense. Luego, el canterano trabaja en silencio durante la semana y desaparece sistemáticamente de las convocatorias.

 «Mentiría si dijera que vivo bien no jugar la Champions», admitió el chileno, sumergido en una contradicción. Es campeón de Europa, aunque la UEFA no lo considerara, a pesar de que ni tan siquiera ha debutado en esta competición.

NI UN MINUTO EN CHAMPIONS

Está Bravo enfilando el tramo definitivo de su segunda temporada en el Camp Nou, tras haber conquistado la confianza del Camp Nou, superando la traumática marcha de Valdés, pero no ha sentido la música europea desde el césped. Ni un minuto jugó.

 A Ter Stegen, perfectamente integrado en el vestuario (habla un más que correcto castellano), le sucede lo mismo. El joven alemán (23 años), que fue galardonado con el premio a la mejor parada de la Champions del 2015 por una felina y doble acción en el Allianz ante el Bayern Múnich, pagaría por estar en el sitio que ocupa cada día el experto chileno (32). A cualquier otro entrenador, esa situación, tan inusual, tan extraña, tan peculiar, le incomodaría. A Luis Enrique, no. Halla en esa durísima competencia extrema motivación para ambos. Y él, gana.

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Además, el equipo, tras ese horrible inicio culminado con la goleada que le endosó el Celta en Balaídos (4-1), ha recobrado la solidez defensiva que exhibió en su fiable camino hacia el triplete. Entonces, ningún equipo fue capaz de meterle cuatro goles al Barça. Solo París Sg, Madrid y Bayern lograron batirle con tres tantos. En esta, sin embargo, los azulgranas encajaron cuatro en menos tres (Sevilla, Athletic y Celta) en los primeros 44 días de competición.

FIEREZA

Se ha vuelto a ver la imagen más fiera del equipo en el plano defensivo. «Lo que tenemos arriba es increíble, pero los demás son muy buenos. Muy buenos», argumentó Luis Enrique tras la goleada al Getafe para exhibir su alegría con un equipo que proporciona una excelente red de seguridad «a los de arriba». Al tridente.

    No es casualidad, por ejemplo, que ningún equipo, desde la derrota en Sevilla (2-1) el pasado 3 de octubre, haya sido capaz de marcarle más de dos goles al Barça. En los 37 partidos que lleva sin perder («es una barbaridad», dijo el capitán Andrés Iniesta), el Barça, sea con Bravo o Ter Stegen en la portería, solo recibió dos tantos del Depor en el Camp Nou, prueba de que ha recobrado la estabilidad defensiva. El tridente se lo pasa bomba (103 goles suma de los 138 del equipo), Luis Enrique rota con tranquilidad (ante el Getafe descansaron SuárezAlvesRakitic, suplentes los tres, Busquets, descartado, y  Mascherano, sancionado), Iniesta desprende su clásica luz y atrás el equipo es una roca.

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 En los dos últimos partidos (Eibar y Getafe), Bravo solo ha recibido un tiro a puerta en 180 minutos. Y fue un disparo lejano de Moi Gómez pasada ya la hora de partido cuando el Barça aplastaba al equipo madrileño 6-0. Lo atrapó el chileno, quien le toca ahora vivir su habitual condena europea. Llega el miércoles un deprimido Arsenal (0-2 en la ida para los azulgranas) y Bravo será invitado secundario de la Champions, el jardín de Ter Stegen

 «Ya véis que, dos años después, la realidad ha superado todas las expectativas», dijo el presidente Josep María Bartomeu este fin de semana en Melilla durante el congreso de peñas de Andalucía. «Se lograron cinco títulos, incluído el triplete, que forma parte de la historia del club. Y lo que es mejor, las perspectivas son aún mejores». Con el tridente todo es posible porque el tridente, además, tiene red.