Despedida de un comercio histórico

El último sastre de Mollet dice 'adiós' tras 125 años: "No he encontrado a nadie que siga el negocio"

El prestigioso Josep Tarrés explica a EL PERIÓDICO cómo transcurren sus últimos días al frente del tradicional local familiar

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Josep Tarrés, el último sastre de Mollet en su taller

Josep Tarrés, el último sastre de Mollet en su taller / Ángel García Martos

Clàudia Mas

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“Ser sastre es lo que siempre quise ser y no lo digo porque sea un tópico, si no porque lo siento de verdad”. Así se expresa el último sastre de Mollet (Vallès Oriental), Josep Tarrés (70 años), quien bajará durante las próximas semanas la persiana del que ha sido su hogar durante prácticamente toda su vida. 

El hasta ahora propietario de la Sastrería Tarrés ha sido el miembro de la tercera generación del comercio, referencia en la comarca del Vallès Oriental durante 125 años. Ahora, sin relevo generacional, dejará su ciudad huérfana de sastres. Un sentimiento que, con una enorme responsabilidad, él describe así ante EL PERIÓDICO: “Me sabe mal ser el último porque yo he vivido el oficio de una forma muy intensa, pero al final los tiempos cambian constantemente y, por ende, también los intereses de la gente”. 

Tarrés ha sido testigo de la caída de cuatro sastrerías de Mollet a lo largo de su trayectoria profesional. El cierre de todas se ha regido bajo el mismo denominador común: la falta de voluntad para continuar el negocio. No solamente por una cuestión generacional, sino también con respecto al sector: “A mi hijo no le ha interesado nunca y no he encontrado a ninguna persona que tuviera la voluntad de seguir el negocio. Los precios están desorbitados, son muchas horas de vocación, me he quedado numerosas noches de domingo terminando piezas. Si antes ya era complicado, ahora se ha multiplicado", explica a este diario el sastre.

En efecto, la Sastrería Tarrés, ubicada en el número 3 de la C/Aureli Maria Escarré, dirá adiós a Mollet. Con un cartel en la puerta donde reza “liquidación por jubilación”, Tarrés ya anunció hace semanas que cerrará el negocio. Sin embargo, a día de hoy, aún no puede determinar qué día bajará definitivamente la persiana, ya que está a la espera de agotar las existencias. Haciendo cálculos, a bote pronto prevé que ocurrirá semanas antes de Navidad.

Josep Tarrés el propietario de la Sastrería Tarrés en Mollet cierra por jubilación 

Josep Tarrés el propietario de la Sastrería Tarrés en Mollet cierra por jubilación  / Ángel García Martos

Cruzar las puertas del taller de la Sastrería Tarrés supone un viaje a a la esencia del trradicional oficio. Tarrés pasa la mayor parte del día confeccionando artículos, rodeado con sus diez máquinas de coser, una cinta métrica colgada en el cuello y un dedal en el dedo. 

Mientras pasea por el taller con auténtica delicadeza y explicando anécdotas de los artilugios más antiguos -por ejemplo, las dos planchas de cobre que utilizaba su abuelo con carbón para estirar todo tipo de pieza manufacturada con las correspondientes técnicas-, entra una clienta que se pregunta en voz alta al recoger un traje de su marido para una boda: “¿Qué haremos ahora sin este hombre que nos deja?”. 

Tarrés, con una prudencia sublime, opta por sonreír, pero detrás del gesto esconde una reflexión: “Antes no existían tantas tiendas que vendieran ropa hecha y siempre habrá quien agradecía prendas hechas a medida, para ciertas ocasiones. Sin embargo, ahora se tendrán que buscar la vida, desplazarse a otra ciudad para buscar otro sastre o algún familiar que le haga un apaño”, explica en su taller. 

Una poderosa tradición familiar

Tarrés es el tercer miembro de la generación de sastres de su família. El que puso la primera piedra del negocio hace la friolera de 125 años fue su abuelo, Joaquim Tarrés, y la sastrería se hallaba en otro local ubicado en la plaza Prat de la Riba. Posteriormente, cogió el relevo su padre, del que él mismo aprendió años más tarde. 

El actual propietario entró a trabajar en la sastrería con 17 años junto a su padre y recuerda que en su momento le dijo: “Tenemos que seguir”. Para él, su primer y mejor maestro fue su padre. Aunque en su propio techo gozaba de una sastrería, Josep Tarrés decidió hacer el salto a “múltiples talleres” con el objetivo de conocer “costumbres, historias y formas de trabajar distintas”, saliendo así de su zona de confort.  

Finalmente, Tarrés siguió las huellas de su padre y cogió las riendas de la sastrería cuando él se jubiló. Pero no lo ha hecho solo. Durante casi toda su trayectoria profesional ha estado siempre acompañado de su mujer, Teresa, quien se ha encargado de los temas administrativos: “Ha supuesto el 50% del motor para poder sacar adelante la sastrería”, reflexiona Tarrés.

Josep Tarrés mostrando los artículos de la tienda  

Josep Tarrés mostrando los artículos de la tienda   / Ángel García Martos

Así, poco a poco Tarrés se fue enamorando del oficio hasta que en 2014 fue presidente de 'La Confiança, Societat de Mestres Sastres de Barcelona', fundada en 1876 y hasta a día de hoy. Dicha asociación editó el libro Som Sastres en 2017 y se presentó en un acto conjunto con el Gremi de Fabricants de Sabadell, en la misma cocapital vallesana. El libro es un homenaje a todos los sastres que hicieron posible los certámenes de moda masculina, y en su presentación se puso énfasis en las relaciones personales ‘entre los profesionales de la sastrería’, en el trabajo conjunto y en el amor por el oficio.

Especialidad en uniformes policiales

Son incontables los artículos que han pasado por las manos de Tarrés. Pero, a partir de la década de los noventa, han sido protagonistas los uniformes de cuerpos policiales. El actual propietario ha trabajado para múltiples ayuntamientos, principalmente de la comarca del Vallès Oriental, y su último encargo se ha producido desde Lleida. Fue a partir de la confección de trajes para policiales locales cuando Tarrés entró en el contexto de la digitalización.

Desde entonces, el sastre ha trabajado con un ordenador en el que digitaliza, con la ayuda de una pizarra digital, todas las piezas y así saber con total exactitud la cantidad de ropa que se está aprovechando.

Hace pocos días terminó su último encargo. A estas alturas, ya ha empezado la cuenta atrás para cerrar permanentemente la que siempre será la última sastrería de la ciudad de Mollet del Vallès.

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