Los registros de febrero pulverizan los récords de calor y suman nueve meses de temperaturas excepcionales

La dinámica sigue siendo exactamente la misma pero no por ello deja de ser noticia. Es más, justamente por cómo se repite es más importante que nunca. El último boletín del Servicio Copernicus confirma que el pasado febrero fue el más cálido jamás registrado. Durante este periodo las temperaturas estuvieron 1,77 grados por encima de lo normal respecto a la media del periodo preindustrial. También se registraron cuatro días seguidos con temperaturas hasta 2 grados por encima de esta línea roja que marca el avance del calentamiento global. En total, según apuntan los registros, el planeta ya lleva nueve meses consecutivos con temperaturas excepcionalmente cálidas y doce meses por encima del umbral de los 1,5 grados. Nunca se había observado una racha tan cálida y tan prolongada en el conjunto del globo. 

El planeta supera por primera vez el umbral de los 1,5º de calentamiento durante 12 meses consecutivos

Antes del impacto de la crisis climática sobre el planeta, en febrero lo normal era que la temperatura media del aire rondara los 11,77 grados centígrados. Pero ahora, tras más de un siglo de emisiones desbocadas de gases de efecto invernadero que han sobrecalentado la atmósfera, los termómetros se han disparado. El pasado mes de febrero la temperatura global se situó en una media de 13,54 grados. Esto supone casi dos grados más respecto a los valores normales entre 1850 y 1900; casi un grado más que los umbrales registrados entre 1991 y 2020; y hasta 12 décimas por encima del que hasta ahora era el récord de temperaturas para un mes de febrero, registrado en 2016. En algunas regiones europeas los termómetros de febrero han estado hasta tres grados por encima de lo normal.

En Europa las temperaturas han estado hasta tres grados por encima de lo normal para la época

El segundo invierno más cálido para Europa

En total, ya son nueve los meses consecutivos que el planeta registra temperaturas excepcionalmente altas. Entre las zonas más afectadas por este calentamiento destacan Europa, Siberia, el centro y noroeste de Norteamérica, la mayor parte de Sudamérica, África y en el occidente de Australia. Esta situación se ha repetido a lo largo de todo invierno boreal (que, meteorológicamente hablando, engloba los meses de diciembre, enero y febrero). Durante este periodo se registró una temperatura 0,78 grados por encima de lo normal respecto a la década anterior para el conjunto del hemisferio norte. En el caso de Europa, los termómetros invernales estuvieron 1,44 grados por encima de lo normal. Se trata del segundo registro más cálido después del observado en el invierno entre 2019 y 2020. 

El año de los récords: ¿hemos entrado en una nueva era climática?

Las altas temperaturas del aire, unidas a unos océanos excepcionalmente cálidos, también han acabado por reducir considerablemente la extensión del hielo marino. La extensión del hielo marino Antártico del pasado febrero, por ejemplo, fue la tercera más baja jamás registrada y se situó hasta un 28% por debajo de los valores normales para la época. Tampoco se quedó muy lejos del récord absoluto registrado hace justo un año, cuando la capa helada fue un 33% más baja de lo normal. La misma tendencia, aunque menos marcada, se ha observado en el Ártico. Según las observaciones satelitales, ahí el hielo está un 2% por debajo de la media. Sobre todo si comparamos con los registros de los años ochenta.  

La extensión del hielo marino Antártico está casi un 30% por debajo de lo normal

Según explica Carlo Buontempo, director del Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), estas cifras tan excepcionales, paradójicamente, "no son tan sorprendentes como parece". "El clima responde a las concentraciones reales de gases de efecto invernadero en la atmósfera, por lo que, a menos que consigamos estabilizarlas, nos enfrentaremos irremediablemente a nuevos récords de temperatura mundial y a sus consecuencias", comenta el especialista tras la publicación de este último boletín climático. En este mismo sentido se posicionan los estudios más grandes realizados hasta la fecha, que reclaman una reducción drástica de las emisiones para frenar así el avance de la crisis climática. 

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