Fósiles
Descubren en Madrid los restos de un pariente lejano del lince, de 15,5 millones de años de antigüedad
Esta especie de felino, hasta ahora desconocida, tenía una potente dentadura con la que desgarraba a sus presas y pesaba el doble que un gato actual
Joan Lluís Ferrer
Un equipo de paleontólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC ha descubierto una nueva especie, hasta ahora desconocida, de un antiguo felino que vivió en Madrid hace más de 15 millones de años. La identificación ha sido posible a partir del estudio de un fósil de mandíbula hallado años atrás durante unas obras públicas.
En un artículo que acaba de publicarse ahora en la revista científica Journal of Vertebrate Paleontology, el grupo describe un fósil de mandíbula descubierto cerca de lo que hoy es Madrid, algunas de sus características y dónde encaja en el árbol genealógico de los felinos.
Investigaciones anteriores habían desvelado que los felinos surgieron por primera vez hace aproximadamente 25 millones de años.
Los científicos del CSIC encontraron una hemimandíbula casi completa (la mitad de la mandíbula inferior), incluidos todos sus dientes excepto los incisivos, y en buen estado de conservación. Fue descubierto en una excavación denominada Príncipe Pío-2 en 2007, donde se estaban realizando obras para ampliar una parada de metro hasta un centro comercial. Los restos fueron llevados al Museo Nacional de Ciencias Naturales, donde quedó archivado.
Cuando los expertos analizaron el fósil descubrieron que pertenecía a una nueva especie de felino, a la que llamaron Magerifelis peignei. Los investigadores descubrieron que el animal pertenecía a un clado (grupo) hermano que también incluye especies modernas como el lince ibérico, Lynx pardinus. El equipo también observó que esta especie tenía una característica única: un segundo molar inferior, que sólo está presente en los gatos modernos.
Estimaron que el felino pesaba aproximadamente 7,61 kg, lo que lo hacía casi el doble que un gato doméstico actual y bastante parecido al peso del lince o el gato montés moderno. También vieron que su hemimandíbula era grande en proporción con el resto de su cuerpo, lo que le habría dado a este gato una apariencia robusta.
Por lo tanto, y a partir de estas características, los científicos deducen que el felino tenía una potente mordedura, lo que le permitía abatir presas relativamente grandes, probablemente desgarrándoles la garganta. Además, suponen que el Magerifelis peignei debía ronronear, pero no rugir.
Los investigadores señalan que este fósil, debido a su segundo molar, ayuda a llenar algunos vacíos en la historia evolutiva felina.
Estudio de referencia: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/02724634.2023.2288924
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