ADAPTACIÓN CLIMÁTICA

Unos 'dónuts' que sirven para reforestar

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Michele Catanzaro

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El paraje de Tifaracás, en Gran Canaria, tenía un aspecto infernal hace dos años. Esta zona deforestada desde hace décadas está expuesta a un sol abrasador, abrigada de la lluvia, y tiene una fuerte pendiente. Era casi imposible que los árboles volvieran a crecer allí.

Ahora, este paisaje está punteado de retoños de acebuche y pino canario. Cada planta saca su cabeza de una extraña estructura: una especie de 'dónut' de cartón semienterrado en el suelo del tamaño de una rueda de motocicleta.

Esta rosca representa la vida para aquellos árboles. Es suficiente con rellenarla con 25 litros de agua en el momento de la siembra. "Es una incubadora de árboles. Permite al árbol arraigar debajo de la superficie árida y sobrevivir por su cuenta", explica Harrie Lovenstein, titular de la empresa Land Life Company, que ha diseñado lo que él llama 'cocoon' (capullo). "Hecha su función, se biodegradan solos", añade.

Basta con rellenar esta 'incubadora' con 25 litros en el momento de la siembra para que la raíz prenda 

Los resultados son formidables, según Francisco González, responsable del proyecto en el Cabildo de Gran Canaria. "Con volver a rellenar los 'cocoons' una sola vez, seis meses después de la siembra, sobreviven el 90% de los acebuches y el 80% de los pinos canarios", relata. Con el riego tradicional no se superaba el 15%.  

Canarias es una de las zonas donde se han repartido 30.000 de esos dónuts biodegradables entre el 2016 y el 2019, junto a Catalunya, la Comunitat Valenciana y Almería, además de algunas regiones de Italia y Grecia. La iniciativa forma parte de <em>The Green Link</em>, un proyecto financiado por la Unión Europea en el que ha participado el Centre de Recerca en Ecologia i Aplicacions Forestals (CREAF) de Barcelona.

Entre el 2011 y el 2015, un proyecto europeo anterior, el <em>Green Desert</em>  (con participación de la Universidad de Valladolid), había plantado otro modelo diseñado por otra empresa (el Growboxx de Groasis), en localidades de Asturias, Aragón, Catalunya y Castilla y León.  

Degradación del suelo

"La erosión del suelo afecta a entre el 4% y el 8% de la superficie de la Tierra y la cuenca mediterránea es una de las más vulnerables a la desertificación", explica Vicenç Carabassa, investigador del CREAF y coordinador de The Green Link.

Talas indiscriminadas, minas, carreteras, vertederos, incendios y contaminación degradan suelos que ya no se pueden cultivar, dejan de capturar CO2 y son vulnerables a inundaciones y avalanchas, entre otras consecuencias.

La Década de la Restauración

El año pasado, la Sociedad Internacional de Restauración Ecológica alertó de que la recuperación de los terrenos degradados no está dando los resultados esperados. Y la ONU ha declarado los próximos 10 años como la Década de la Restauración de los Ecosistemas.

En el Mediterráneo, el reto es la escasez de lluvia, agravada por las largas sequías inducidas por el cambio climático. En esas condiciones, buena parte de los árboles y plantas usados para restaurar acaban muriéndose.

Tejas y tetrabrics

Los expertos lo han intentado todo para aumentar la humedad alrededor de los retoños: desde viejas tejas hasta tetrabrics de plástico empapado de agua. Sin embargo, ningún sistema ha triunfado hasta ahora. Por eso los 'dónuts' despiertan esperanzas como una posibilidad para la reforestación en ambientes áridos.

El agua vertida en la rosca (menos de la que se usaría en un regadío convencional) se transfiere poco a poco a la planta, un vástago de árbol de uno o dos años, sembrado en el agujero central. Normalmente basta con un llenado, aunque en situaciones extremas como la de Canarias se necesitan dos.

The Green Link los ha probado en Almería con almendros, en Xixona con olivos y en El Bruc con especies agrícolas y forestales. En todos los sitios, la mayoría de las plantas han sobrevivido, alcanzando la totalidad en algunos casos.

Los retos del sistema son su material y su coste, según Pieter Hoff, director de Groasis, la empresa competidora de Land Life Company, que fue la primera en experimentar con los 'dónuts' en España. Esta empresa dispone de un modelo de plástico, además de su propio modelo biodegradable.

"El modelo de plástico es más barato que el de papel, si tenemos en consideración que el primero se puede reutilizar para plantar un árbol nuevo cada año durante 10 años, mientras el segundo es de un solo uso", observa Hoff.

"Un árbol vivo nos cuesta 95 euros con este 'cocoon', pero sín él valdría 225"

Francisco González

— Responsable del proyecto en Gran Canaria

El coste de los diversos modelos de 'dónut' varía entre los dos y los 10 euros por pieza, según las fuentes consultadas. Pero a ellos hay que sumar otros como el transporte y la mano de obra para instalarlos y rellenarlos. "Conseguir un árbol vivo nos cuesta 95 euros con el 'cocoon', pero nos costaría 225 sin ello", afirma González sobre el caso canario.