"Hay que consolidar el espacio agrario de Mataró como una apuesta estratégica de futuro"

Preservar, mejorar, desarrollar y gestionar el último espacio agrario de Mataró. Estos son los objetivos de la Associació Agrària Cinc Sènies-Mata-Valldeix puesta en marcha este verano en la capital del Maresme y que está dando ya sus primeros pasos con el objetivo de poner en valor e impulsar la actividad económica en la zona agraria del este de la ciudad -al otro lado de la Riera de Sant Simó-, que ha logrado resistir a la edificación y conservar su uso pese a su integración en la zona urbana.

Precisamente por eso, porque ha logrado sobrevivir a la imposición del ladrillo en las grandes ciudades -en 1996 se declaró zona no urbanizable-, logrando mantener el legado agrícola mataronense, varios vecinos y trabajadores de las tierras decidieron impulsar la creación de esta asociación, que quiere visibilizar el valor económico, social, medioambiental, cultural e identitario de la zona desde un punto de vista inclusivo.

“Queremos pasar de la exclusión a la integración”, explica su presidente, Jaume Pera. Aprovechando precisamente el carácter periurbano del territorio, en el que confluyen especificidades agrarias y urbanas, quieren que la zona pase a formar parte del imaginario de la ciudad y que la ciudadanía “la haga suya”, entendiendo la actividad agraria que se desarrolla en este espacio “en clave de proximidad”.

Uno de los tres ejes del proyecto es, precisamente, el vecinal, el que recoge todo aquello que afecta a las personas que habitan en el ámbito agrario. La otra pata del proyecto es la vertiente agro-territorial, orientada a “la defensa de la base territorial y de la actividad agraria”. Y la última es la alimentaria, una de las más utilizadas como reclamo a la implicación vecinal. “No solo somos lo que comemos, sino también de dónde comemos”, defiende Pera, que añade que iniciativas como ‘Collits a casa’ son un primer paso para formar a la ciudadanía en hábitos alimentarios.

Implicación de vecinos y administración

De esta manera, y uniendo tanto el interés de payeses como de vecinos y consumidores, se quieren recoger todas las necesidades de quienes viven, trabajan y se alimentan de estas tierras para "impulsar y consolidar el espacio agrario como apuesta estratégica de futuro”, para lo que piden también la implicación de las administraciones competentes, desde la esfera local y supramunicipal hasta la autonómica.

“Es necesario que organismos como la Diputació de Barcelona, que ya impulsa otros espacios agrarios como el Parc Agrari del Baix Llobregat o el Espai Agrari de la Baixa Tordera, se impliquen también en este proyecto”, asegura el presidente de la asociación, de igual modo que debe hacerlo la Generalitat, añade, tanto a nivel de recursos económicos como de recursos humanos. Para ello, están trabajando en establecer un convenio de colaboración con el consistorio para poder cumplir sus objetivos.

Falta de relevo generacional

Uno de los principales problemas a los que tiene que hacer frente el sector agrícola es a la falta de relevo generacional. Y es que la payesía se ha traspasado tradicionalmente de generación en generación, algo que, con el auge de otros sectores y el declive de éste, se ha ido frenando. Las cifras de ocupación son buena muestra de ello, pues según Idescat el sector agrario en Catalunya pasó de emplear a 144.029 personas en 2005 a 113.199 en 2016, a pesar del repunte producido tras el estallido de la crisis en 2009 (146.229).

A pesar de ello, desde la asociación aseguran que en los últimos años ha habido un “importante cambio sociológico” en el espacio agrario mataronense, ya que a las familias tradicionales de payeses se han sumado ahora “neo-rurales, ecologistas, jóvenes y personas del ámbito urbano que han vuelto a las casas de sus antepasados payeses”, explica Jaume Pera, todos ellos “con una visión renovada del ámbito rural”.

Una tendencia que, asegura, hay que aprovechar: “Es imprescindible consolidar estas incorporaciones, darles acompañamiento y, sobre todo, que se sientan acogidos y respetados por el conjunto de la payesía”. Por eso, los miembros fundadores se decidieron a impulsar una asociación que no fuera estrictamente profesional, sino que diera cabida a todas las personas que trabajan o viven en el ámbito agrario y que quieren implicarse en “revalorizar el campo”.

Primeros pasos de la asociación

Pese a que la iniciativa es de reciente creación, Pera recuerda acciones precedentes de otras organizaciones, como la Unió de Pagesos o las asociaciones de vecinos de Mataró, en defensa del espacio agrario de las Cinc Sènies, así como acuerdos hechos con el Ayuntamiento, la mayoría “todavía pendientes de implementar”, apunta.

Ahora, entre los principales objetivos de la organización está aprovechar este pequeño interés de los jóvenes por el sector, facilitándoles el acceso a la tierra o propiciando la intermediación entre propietarios con tierras abandonadas y nuevos emprendedores, por ejemplo, además de ayudar a garantizar que sus iniciativas tengan salida.

Para ello, quieren ir más allá de las campañas para fomentar el comercio local y buscan hacer pedagogía, especialmente entre los más pequeños, para que entiendan desde edades tempranas “que deben consumir productos saludables y sostenibles”; libres de pesticidas, con menos envases y menos desplazamientos de productos. Algo que “no debe ser una moda”, sostienen desde la asociación, sino que “debe convertirse en un hábito esencial”.

Asimismo, desde el organismo piden que se ponga de manifiesto el reconocimiento del espacio agrario de las Cinc Sènies-Mata-Valldeix incorporándola a una concejalía y creando una oficina específica dotada presupuestariamente, además de dar a conocer el espacio agrario más allá de su ámbito geográfico y de promover la adhesión de entidades y empresas locales a la 'Carta para la preservación, mejora, desarrollo y gestión del Espacio Agrario de las Cinc Sènies-Mata-Valldeix de Mataró', que senta las bases de la asociación.

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