LA DIGESTIÓN DE LAS MUNICIPALES

El tsunami Bote en Mataró que ni los mismos socialistas preveían

David Bote, alcalde de Mataró.

David Bote, alcalde de Mataró. / ANNA MAS

Joan Salicrú

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El PSC de Mataró y en especial su candidato, el alcalde David Botese alzaron el pasado 26-M con una victoria histórica en la ciudadvictoria histórica, puesto que aumentaron su porcentaje de votantes en un 20%, pasando del 18,5% al 38,7% -registros superiores al del resto de ciudades metropolitanas donde se impusieron los socialistas- y consiguiendo 13 de los 27 concejales, casi mayoría absoluta, algo que no ocurría desde hacía dos décadas. Una victoria arrolladora.

Una semana después de los hechos, los principales estrategas del partido se dedican a subrayar los éxitos conseguidos -por ejemplo: los 21.518 votos del PSC igualan casi a la suma de todos los votos a partidos independentistas- y los presentan como fruta madura, que finalmente cayó del árbol. Pero lo cierto es que ni el mismo día de las elecciones los socialistas las tenían todos consigo. 

Muchos de ellos, sí, intuían que iban en cabeza para ganar las elecciones pero ni en sus mejores sueños pensaban que Bote y su equipo podría volver a protagonizar una noche histórica para el socialismo local, más propia de los años 90 del siglo pasado que de las dos décadas que llevamos del XXI. De hecho, no todos los socialistas estaban seguros de que fueran a ganar (y mucho menos con tanta distancia con el segundo). Y aún más: en algún momento, la monumental activación electoral que vivió la ciudad el pasado domingo (casi diez puntos más de participación, superior a cualquier gran ciudad catalana) después de una buena campaña de Esquerra Republicana hizo temerles lo peor.   

De esta incertidumbre da buena fe una porra interna hecha el mismo fin de semana por unos cuantos militantes históricos de la formación, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO: solo uno de los apostantes se atrevía a plantear los 13 concejales; el promedio de las 10 personas que se prestaron a este ejercicio -entre ellos algún concejal- era de 9,3, muy lejos de lo ocurrido. Y, en cambio, a Esquerra Republicana le daban 6,4 concejales de media (finalmente sacó ocho), de modo que acertaron más respecto al rival que en relación a su grupo político. Significativo. En realidad uno de ellos daba la victoria directamente a los republicanos. Conclusión: casi nadie era consciente del salto que la candidatura socialista iba a dar. Se dieron cuenta, en el mejor de los casos, durante el mismo día 26 o ya cuando ya había empezado el recuento.

Dos horas de pánico en el equipo de Bote

Las primeras cifras de participación, las de las 14 horas, dan una mejora de 6 puntos respecto los comicios de 2015. El alcalde David Bote, que lleva toda la mañana paseándose por los distintos colegios electorales saludando a los apoderados e interventores del PSC, va a comer en casa de su familia, aunque no prueba bocado, a causa de los nervios. Después sigue el tour por el resto de locales de votación que aún no ha visitado. Con el avance de la tarde y los datos de participación de las 18 horas, sus nervios van en aumento y a muchos socialistas les aparece un nudo en la garganta: el aumento de votantes es tan brutal (de 10,5 puntos, aunque finalmente será un poco menos) que temen que una ola les esté arrollando por encima. Y es que en Mataró se está votando más que en cualquier otra ciudad metropolitana y también de la Catalunya interior: hay ocho puntos más de participación en Vic y en Girona, siete en Terrassa y Sabadell, seis en Santa Coloma, cinco en L'Hospitalet... ¡y casi once en Mataró

Lo refleja un gráfico que aparece en el especial informativo de TV-3 cuando este acaba de empezar y que asegura que la capital del Maresme es la cuarta población catalana con un aumento más alto de la participación, solo superada por Alcarràs, Montblanc y Moià y por encima de Berga, feudo de la CUP. Todo son localidades independentistas o nacionalistas. ¿Puede ser esto un indicio de que el independentismo esté a punto de superar al PSC también en Mataró? Hay que tener en cuenta que en las anteriores municipales en la capital del Maresme se había votado cinco puntos menos (un 53%) que en global de Catalunya (58%), de modo que una parte del aumento podía traducirse como un "ponerse a sitio". Pero eso sólo explicaba la mitad de los once puntos; tenía que haber algo más. ¿Qué estaba pasando?

Es el momento en que cunde el pánico entre el equipo de Bote y el mismo alcalde. Por primera vez, aunque los inputs durante la campaña han sido realmente positivos, tienen miedo. De repente, toda la estrategia de seducción practicada por el alcalde peña a peña, bar a bar, entidad a entidad, durante cuatro largos años parece que puede resultar insuficiente. "No nos lo esperábamos -admite a las 18:57 un alto cargo socialista, muy preocupado-. Ahora Esquerra tiene una oportunidad real de ganar". Por su parte, desde el cuartel general de los independentistas mandan emoticones con el puño alzado, esperando romper definitivamente los pronósticos, cuando se les pregunta qué entienden que es lo que pasa. Se abre la incógnita.

El miedo a qué Esquerra consiguiera movilizar a todo el voto de las generales

¿De dónde procede el miedo de los socialistas? Por un lado de los buenos resultados de ERC en el 28-A, un mes antes, cuando los republicanos cosechan 14.870 votantes, "sólo" a 3000 de los socialistas, y por el otro de una campaña en la que pronto se visualiza que Esquerra Republicana concentrará el voto útil independentista -el jefe del grupo municipal de CiU anuncia su posible voto al candidato Francesc Teixidó en los primeros compases-. Durante los quince días, además, ERC difunde un suculento video en que los operarios de la empresa de la limpieza subcontratada por el Ayuntamiento estarían mezclando varios tipos de residuos, como ya habían denunciado un año antes los independentistas. Además, en algunos momentos -como en el debate convocado por Mataró Audiovisual- se ha percibido claramente la sensación de competición entre Bote y Teixidó, como si la alcaldía fuera cosa de dos. Todo eso les viene a la cabeza a los socialistas el domingo alrededor de las 18 horas: ¿Y si Esquerra ha conseguido movilizar a todos los que les votaron en las generales y a 3.000 votos 'extras' procedentes de Junts per Mataró?  

El miedo durará casi dos horas y no se desvanecerá hasta pocos minutos antes del cierre de los colegios electorales. En el último que el alcalde visita, Els Tarongers en Cerdanyola, un feudo suyo, quedan solo cinco papeletas disponibles para votar al PSC. “El aumento de la participación es efecto Bote, no tengáis ninguna duda”, transmite un oficial del PSC a la central. Un poco más relajado David Bote acude junto a su fiel escudero, Xesco Gomar, al bar Indalo, en la calle Josep Montserrat Cuadrada, a comer algo antes de dirigirse a la sede del Camí de la Geganta, a unos cientos de metros. Al entrar en el local los veinte comensales presentes le aplauden, para su sorpresa. Ya le ha pasado en otros locales y restaurantes en las últimas 48 horas, pero casi no se acordaba. Bote y Gomar lo reciben como la confirmación que las cosas irán bien.

Los resultados de la mesa 7A del distrito 6, situada en el Casal de Barri Peramàs-Esmandies, que siempre 'clava' los resultados del conjunto de Mataró arroja la primera confirmación oficial de que es Bote quién se llevará el gato al agua. Así, a las 22.12 termina el recuento y los resultados son los siguientes: el PSC se impone por 157 votos a Esquerra, que queda muy lejos, con 69. El resto de grupos ha cosechado 25 votos o menos. La "predicción" no será exacta pero en el Camí de la Geganta empiezan a sonreír profundamente.

En la trastienda del local, el exalcalde Joan Antoni Baron -recuperado en la lista electoral tras años de distanciamiento con Bote- puntea junto al histórico Esteve Terradas los resultados de las mesas que van llegando via teléfonos móviles, comparándolos con los resultados de 2015. En un determinado momento empiezan a gritarse porque les parece imposible lo que les llega; en algunos colegios electorales el PSC triplica resultados y la primera reacción es pensar que hay una confusión y que en realidad no hablan de las mismas mesas. Pero no hay ninguna confusión; el tsunami Bote ha llegado.    

Cuando salen los primeros resultados oficiales, hacia las diez y media, todo se confirma. Baila el concejal número 13 y el número nueve de Esquerra, pero la cosa ya no variará casi nada hasta el final del escrutinio. El PSC ha ganado con holgura y Esquerra ha quedado muy lejos, a cinco conejales, a pesar de haber cosechado los mejores resultados en 80 años. Bote comparece y a pesar de que en un primer momento empieza a saltar provocando el júbilo de los militantes, cuando se dirige a los medios de comunicación intenta contenerse. Sí, ha conseguido la friolera de 20.000 votos que  su mentor político, el alcalde Manuel Mas, era capaz de conseguir en los noventa, pero no hay que dejarse llevar por el entusiasmo.

David Bote, la gran sorpresa del socialismo metropolitano

"David Bote es una bellísima persona y tengo muy buen trato personal, pero echo de menos un liderazgo y empuje que él no tiene. Está muy bien ir por los barrios y hacer cafés y cervezas y besos a las abuelas, pero también hay que solucionar los problemas de la ciudad ", apuntaba en una entrevista al semanario Capgròs el candidato popular José Manuel López, que el domingo quedó sin representación en el Ayuntamiento después de 1991, formulando una crítica compartida por el conjunto de la oposición.

En todo caso, electoralmente el domingo de demostró que la estrategia de patearse la ciudad calle a calle, entidad a entidad, bar a bar, ha sido altamente productiva para Bote; en realidad más de lo que esperábamos. Como decíamos, el PSC aumentó 20 puntos su porcentaje electoral en la ciudad, aupado también por el viento de cola del presidente del gobierno Pedro Sánchez, y de convencer solo a uno de cada cinco votantes que ejercieron su derecho cuatro años atrásha pasado a seducir casi cuatro de cada diez. Por si fuera poco, el que será reelegido como alcalde consiguió también un 10,43% de sufragios más que Josep Borrell en las europeas, un candidato que tiene mucha tirada entre su electorado. Solo en Granollers el diferencial entre municipales y europeas fue más alto que en Mataró.  

La victoria de Bote es la gran novedad en el mundo metropolitano del PSC. Que Núria Parlon en Santa Coloma, Núria Marín en L’Hospitalet o Josep Mayoral en Granollers –que llevan una década o más gobernando sus municipios- tenían un gran tirón electoral todo el mundo lo sabía en el socialismo catalán, pero nadie lo pensaba de David Bote. Ya dio una primera campanada en 2015, cuando nadie creía que podría dar la vuelta a las previsiones y conseguir la victoria para el PSC -entonces CiU gobernaba la capital del Maresme-, y volvió a conseguirlo este domingo, aún con más fuerza. De hecho, Bote en Mataró, Jordi Ballart en Terrassa y Xavier García Albiol en Badalona demostraron hace una semana que el perfil del candidato local sí importa y puede llegar a alterar significativamente los resultados de su marca electoral. 

¿Cómo recuerda aquella noche el propio alcalde? David Bote preferie mirar hacia adelante y olvidar todos los sobresaltos emocionales: "Todo esto es el pasado. Ahora lo que importa es hacer bien el trabajo y ponerse a trabajar". Dentro de las grandes prioridades, ahora que tendrá la llave para poder tomar decisiones urbanísticas (que requieren catorce votos en el pleno), rehacer el planeamiento urbanístico tanto de la zona del Mataró Parc -para poder posibilitar su ampliación- como de El Corte Inglés -los tribunales suspendieron los dos planeamientos hechos hasta la fecha-. En un terreno más prosaico, la seguridad -la demanda de más Mossos es inevitable- y un aumento de la mejora de la limpieza, una de los temas que le hizo sonrojar durante la campaña electoral.

De momento, Bote y su equipo deshojan la margarita sobre si gobernarán en solitario usando la "geometría variable" -como durante el anterior mandato, con buenos resultados- o intentarán llegar a un acuerdo con En Comú Podem Mataró, como era la previsión... antes de que llegara el tsunami Bote.

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