RECUPERACIÓN DE LA ACTIVIDAD

El transporte público: adaptado y de confianza

Los autobuses, trenes, metros y tranvías de la capital catalana tienen medidas activas para garantizar la seguridad de sus usuarios

Personas con mascarillas en el metro.

Personas con mascarillas en el metro. / periodico

Lara Bau

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Durante los primeros días de septiembre, los operadores de movilidad de Barcelona registraron solamente un 60% de los usuarios en comparación con el año pasado en sus trayectos urbanos e interurbanos. El 40% restante prefirió moverse a pie, en bicicleta o en transporte privado motorizado. Este cambio en los patrones de movilidad de Barcelona está vinculado al contexto sanitario: la crisis generada por la pandemia por covid-19 y la limitación de la movilidad durante el estado de alarma han llevado a la población a optar por soluciones de movilidad individuales. 

Pese a las adaptaciones de los operadores de movilidad, las medidas de autoprotección son imprescindibles

Para lograr que el metro, el tren, el autobús y el tranvía vuelvan a ser alternativas válidas para la mayoría de vecinos de la ciudad en cuanto a confianza, seguridad y protección, las instituciones lanzan un mensaje claro: el transporte público se erige como la primera opción en cuanto a movilidad. Destacan la seguridad y protección de los usuarios, además del respeto por el medioambiente.Es un mensaje que también reafirman las autoridades sanitarias del país, que además recalcan que en el transporte público está permitido ocupar todos los asientos y no se limita la ocupación. 

Los principales operadores de movilidad de la ciudad, –TMB, AMB, FGC, Renfe y Tram–, también han tomado cartas en el asunto y, desde la recuperación de la movilidad, han llevado la iniciativa en cuanto a la adecuación de sus infraestructuras a las medidas de seguridad que requiere el contexto sanitario.

Se ha reforzado la ventilación, especialmente en los viajes largos y en los que se hacen bajo tierra; se ha acrecentado la higiene en los vagones y asientos, y aumentado la presencia de personal de atención a los usuarios en los puntos con más probabilidad de concentración. Además, se han colocado dispensadores de gel hidroalcohólico en diferentes espacios como las estaciones. Gracias a estos cambios, los distintos operadores han obtenido o están a punto de obtener la certificación de espacio seguro, de acuerdo con los protocolos de limpieza y desinfección. 

El contexto sanitario ha provocado un cambio en los patrones de movilidad de Barcelona

En cuanto a las frecuencias, los medios de transporte público en su totalidad recuperan su oferta al 100% –teniendo en cuenta los recortes efectuados durante el estado de alarma y los meses posteriores–, especialmente en el inicio del curso escolar.  Por su lado, el metro y el bus metropolitano también refuerzan las líneas que van a centros educativos de primaria y secundaria. Asimismo, las medidas de autoprotección, como la mascarilla y la correcta circulación por estaciones y pasillos para evitar las aglomeraciones, son imprescindibles. 

Además, las personas diagnosticadas de la covid-19, hasta que no dispongan del alta médica, las personas en cuarentena y las personas que no pueden llevar permanentemente la mascarilla deben abstenerse de utilizar la red de transporte.A través de esta serie de medidas el transporte público se reivindica como una alternativa segura y totalmente apta para desplazarse por la ciudad en la nueva normalidad. 

Impulso de la sostenibilidad

La calidad medioambiental se resiente del mayor porcentaje de uso del vehículo motorizado. De hecho, la movilidad es la causa principal de la contaminación en Barcelona. Durante el estado de alarma, que comportó una limitación de hasta el 70% de la movilidad durante tres meses, la ciudad consiguió unos estándares ambientales óptimos a los cuales no tiene por qué renunciar en la nueva normalidad. El tráfico se redujo hasta un 75% y la mejora de la calidad ambiental –reducción de los humos y el ruido– y de la calidad de la naturaleza urbana se notaron sensiblemente.

Además, tras muchos meses se pudieron registrar los niveles recomendados por la OMS en cuanto al NO2 y a las partículas PM10 en todas las estaciones de la ciudad. En el contexto actual, con el incremento exponencial del uso del transporte privado motorizado en los últimos meses, quedan lejos los niveles positivos y el peligro en cuanto a la contaminación atmosférica vuelve a ser una realidad.

Sin ir más lejos, en las últimas semanas se han vuelto a superar, y con creces, los límites marcados por la OMS en cuanto al dióxido de nitrógeno. El riesgo es doble si consideramos que la contaminación agrava los problemas cardiorrespiratorios, una patología especialmente vinculada con la covid-19.

Una recuperación lenta

Durante los primeros días de curso escolar, los operadores de movilidad de Barcelona han registrado un incremento progresivo en la movilidad por la ciudad en transporte público. Estas cifras denotan una recuperación progresiva pero aún quedan lejos de las registradas antes de la pandemia por la covid-19.

Con el inicio del curso, todos los medios de transporte recuperan su oferta al 100

Mientras que el transporte público ha sido hegemónico en cuanto a la movilidad a la ciudad durante años, en esta situación se ha visto superado por primera vez en porcentaje de uso por el transporte privado motorizado. Se trata de un cambio de tendencia con especial afectación a la calidad del aire de ciudad. En una zona densa como el área metropolitana de Barcelona es imperativo que el transporte público, junto con la movilidad a pie y la bicicleta, sean de una vez por todas los medios de transporte de referencia. La salud pública y el medioambiente lo agradecerán.

La ZBE, la pieza clave en la lucha contra la contaminación

La nueva normalidad tiene muchas caras. En el caso de las calles y carreteras de Barcelona, se plasma en la entrada en vigor total de una nueva herramienta para disminuir el tráfico: la Zona de Baixes Emisions (ZBE) del área metropolitana de Barcelona –Barcelona, L’Hospitalet de Llobregat, Sant Adrià del Besós, Cornellà de Llobregat i Esplugues de Llobregat–.