Felipe González, presidente del Gobierno (1982-1996)
Los Juegos en los que España se jugaba su "prestigio" como país
Para el el exjefe del Ejecutivo, uno de los mayores retos era que la organización de Barcelona 92 distase totalmente del Mundial de 1982: "No fue un buen ejemplo"
El exlíder socialista entendió la "ambición" de Pujol de resaltar los símbolos catalanes, y compartía la necesidad de mostrar la "identidad" de Catalunya
Juanma Romero
Periodista
Madrid, 1981. Redactor de Política de 'El Periódico' desde agosto de 2020. Antes, en 'El Confidencial', 'infoLibre', RTVE, 'Público', Telemadrid e 'Interviú'.
La gran obsesión de Felipe González era no repetir 1982. La organización del Mundial de fútbol, el de 'Naranjito', apenas diez años antes, en los primeros pasos de la joven democracia española, "no fue un buen ejemplo para nuestro país", recordaba el expresidente del Gobierno en Radio Barcelona en 2002, en una de las poquísimas veces en las que ha querido echar la vista atrás, según delata la hemeroteca. "Habíamos hecho —narraba— una apuesta fuerte por los Juegos y la Expo de Sevilla de 1992 y nos jugábamos el prestigio de ser capaces o no de organizar con seriedad un evento de esa naturaleza con tanta complejidad". Pero España pudo. Superó la prueba. Con nota. Empezando por la ceremonia de apertura, aquel mítico 25 de julio en que se transmitió una imagen de país "fantástica", en la que se proyectó una "diversidad" memorable. Y siguió con un desarrollo sin sobresaltos: ETA era la "principal amenaza" para los JJOO "y no pasó absolutamente nada", señalaba el exjefe del Ejecutivo.
Uno de los temores era ETA: "Era la principal amenaza para el éxito de los Juegos y no pasó absolutamente nada", decía González en 2002, a los diez años de Barcelona 92
"El éxito de los Juegos dejó un panorama de satisfacción y tranquilidad, aunque su final coincidió con una caída de la economía que ya se veía venir, pero con esa sensación de relajamiento que supone el que hubiera acabado perfecto tras mucho compromiso y tensión", decía González hace hoy 20 años. Para el exlíder socialista, los JJOO sentaron bien a Barcelona, porque aceleró su proceso de modernización, y también al engranaje institucional, por la cooperación entre administraciones, muy positiva.
La relación de Rubalcaba con el emérito
Y también le ayudaron a él mismo, como reconocía, porque pudo obtener algún "rendimiento político y personal del éxito de los Juegos, sobre todo en Barcelona y en Catalunya": "Mejoró una relación con ella que ya era muy buena y se consolidó". González también entendió la "ambición" del 'president' Jordi Pujol por "dar relieve a los símbolos catalanes" en aquellos días: le parecía "bien y necesario" que Catalunya mostrara una identidad y "personalidad diferenciada" en un "país diverso".
A González le ayudaron los JJOO: "Mejoró una relación con Catalunya que ya era muy buena y se consolidó"
Pero quien siguió día a día los Juegos día a día era el recién estrenado ministro de Educación y Ciencia de González, el ya fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba. Fue en aquel momento cuando se forjó su relación intensa y duradera con el rey Juan Carlos. El expresidente del Gobierno, requerido por este diario para refrescar su recuerdo sobre Barcelona 92, declinó hacerlo por razones de agenda.
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