Violencia extrema

Conmoción en Francia por las palizas a dos adolescentes, una de ellas mortal, a la salida de clase

El rol de las redes sociales y las tensiones religiosas, supuestamente detrás de una de las agresiones

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Entrada de la escuela a la que asistía el joven fallecido por una paliza, en Viry, una población de la 'banlieu' de París.

Entrada de la escuela a la que asistía el joven fallecido por una paliza, en Viry, una población de la 'banlieu' de París. / MIGUEL MEDINA / AFP

Enric Bonet

Enric Bonet

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Samara difícilmente se imaginaba lo que le ocurriría el martes por la tarde. Cuando salió de su instituto en Montpellier, un grupo de adolescentes la apalizó y la persiguió durante 400 metros antes de caer desmayada cerca de una estación de tranvía. El caso de esta chica, de 14 años, hizo correr ríos de tinta en la prensa francesa debido a su violencia, además del rol de las redes sociales y las tensiones religiosas que supuestamente motivaron ese suceso. Otro caso parecido se reprodujo el jueves con un final más trágico. Shamseddine, de 15 años, recibió una paliza mientras regresaba a su domicilio tras una clase de música. Después de haber sido operado, este viernes por la tarde ha perdido la vida.

Estas dos palizas han conmocionado Francia, donde este tipo de sucesos tienen rápidamente una gran repercusión mediática. "Ayer (jueves), en Viry-Châtillon, tuvo lugar otra terrible tragedia (...). Unamos nuestras fuerzas ante este tipo de violencia", ha asegurado en la red social X la ministra de Educación, Nicole Belloubet, refiriéndose a la segunda agresión que tuvo lugar en una localidad de la 'banlieue' sur de París. "La escuela debe seguir siendo un santuario" y "tenemos que protegerla de esta violencia desinhibida", ha afirmado el presidente Emmanuel Macron durante una visita en un colegio en el distrito IX de París.

Cinco sospechosos detenidos

La fiscalía ha anunciado este viernes por la noche la detención de cinco adolescentes, de entre 15 y 20 años, sospechosos de estar implicados en la paliza que acabó con la vida de Shamseddine. La agresión a base de puñetazos y patadas tuvo lugar entre dos bloques de inmuebles en Viry, una ciudad situada a unos 20 kilómetros al sur de la capital francesa. El alcalde dijo que los agresores intentaron "masacrar" a la víctima, cerca del instituto donde estudiaba.

De momento, se desconocen las motivaciones exactas de ese suceso. Según el prefecto del departamento de Essonne, no hay indicios de que se tratara de una pelea entre bandas. "No había tensiones preexistentes ni en ese instituto ni ese barrio", dijo el prefecto, un cargo equivalente al del delegado del Gobierno. Una fuente policial ha indicado al diario conservador Le Figaro que podría estar relacionado con una "historia de chicas".

Rol de las redes sociales

En el caso de la agresión en Montpellier (sureste), sí que se dispone de más información de las posibles causas. Las fuerzas de seguridad detuvieron a tres adolescentes, de 14 y 15 años, quienes reconocieron haber golpeado a Samara. "Según las investigaciones iniciales, parece que esta agresión se produce en el contexto de un grupo de adolescentes que tenían la costumbre de insultarse y compartir fotografías" en las redes sociales, indicó la fiscalía. 

Según han explicado varios alumnos del instituto de la víctima, el odio que originó la paliza se debió a una cuenta de Snapchat que se dedicaba a colgar fotografías eróticas y pornográficas para burlarse de otras chicas de ese centro de secundaria. Una de las imágenes era de una de las alumnas —y que participó en la paliza— sin su velo islámico, que solía llevar al tratarse de una musulmana practicante. Y eso motivó la pelea entre las dos adolescentes enemistadas.

"Como Samara se maquilla un poco, la otra joven (que la agredió) se pasaba todo el día tratándola de kouffar, que significa infiel en árabe, y de kahba, que quiere decir puta”, explicó su madre a la emisora de radio Europe 1. Los posibles motivos religiosos que originaron la agresión le dieron una mayor repercusión en una Francia marcada por las tensiones identitarias. Y también por la instrumentalización que hace de ellas la ultraderecha y una parte de los medios afines.