Censura del régimen

Irán condena a penas de prisión a las periodistas que sacaron a la luz el caso de Mahsa Amini

Cambio en Irán: "El asesinato de Mahsa Amini ha abierto los ojos a muchas personas"

Ryma Sheermohammadi, activista iraní: "La desobediencia civil la están liderando las mujeres"

Protestas contra el régimen de Teherán ante la embajada iraní en Suecia tras la muerte de Mahsa Amini.

Protestas contra el régimen de Teherán ante la embajada iraní en Suecia tras la muerte de Mahsa Amini. / JUAN MEDINA

El Periódico

El Periódico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Un tribunal revolucionario iraní condenó este domingo a Nilufar Hamedi y Elahe Mohammadi, las dos periodistas que desvelaron el caso de Mahsa Amini, a un total de 13 y 12 años de cárcel respectivamente por "cooperación con el Gobierno hostil de Estados Unidos" y dos delitos más así como a varios años de inhabilitación.

Hamedi fue la primera periodista que informó de la detención de Amini por no llevar bien puesto el velo islámico y su posterior muerte el 16 de septiembre de 2022 y Mohammadi cubrió el entierro de la joven de 22 años, momento en el que comenzaron las protestas que sacudieron el país durante meses.

Hamedi, del diario reformista Shargh, ha sido sentenciada a siete años de prisión por cooperación con Estados Unidos y Mohammadi, del periódico Hammihan, a seis años por el mismo delito, informó la agencia Mizan, vinculada al Poder Judicial. Además, ambas han sido sentenciadas a otros cinco años más por un cargo de colusión contra la seguridad nacional y a otro año entre rejas por difusión de propaganda contra la República Islámica de Irán. Las dos informadoras deberán cumplir entre rejas la mayor de las penas, es decir, siete años en el caso de Hamedi, y seis en el de Mohammadi, de acuerdo con Mizan. Además, el tribunal les ha prohibido trabajar para medios de comunicación, la afiliación a partidos políticos y el uso de redes sociales durante dos años.

Concretamente, Hamedi publicó una foto de Amini en el hospital, cuando se encontraba en coma y entubada, y días después hizo pública otra imagen de los padres de la joven abrazados en el pasillo del hospital al conocer la muerte de su hija. Mohammadi, por su parte, cubrió el entierro de Amini en su ciudad de Saqez, en el Kurdistán, donde comenzaron las protestas y se quemaron los primeros pañuelos el 17 de septiembre. A pesar de que por ley tienen todavía 20 días para apelar la decisión judicial ante un tribunal superior, la condena se ha comunicado como firme.

Juicio a puerta cerrada

Ambas informadoras fueron arrestadas poco después de la muerte de Amini y han pasado buena parte de su detención en confinamiento solitario, según denunciaron sus familias. Esta práctica habitual en el régimen de Teherán, está recogida por las organizaciones de derechos humanos como una forma de tortura.

Los juicios contra las dos periodistas comenzaron a finales de mayo a puerta cerrada y solo se les permitió reunirse con sus abogados el día antes. Durante las protestas la fuerte respuesta del Estado causó 500 muertos, la detención de al menos 22.000 personas y la ejecución de al menos siete manifestantes, uno de ellos en público.

Un centenar de periodistas detenidos

Casi un centenar de periodistas y fotógrafos fueron detenidos por realizar su trabajo durante las movilizaciones en Irán, de acuerdo con el Comité para la Protección de Periodistas, de los que 80 informadores han sido puestos en libertad bajo fianza.

El primer aniversario de la muerte de Amini se conmemoró el pasado 16 de septiembre en medio de una fuerte represión y un enorme despliegue de fuerzas de seguridad, y solo se produjeron tímidas protestas. En los últimos meses, el Gobierno iraní está tratando de reimponer el uso del velo, con la presencia de patrullas en las calles, la denegación de servicios y la aprobación de una ley que endurece los castigos por no cubrirse el cabello. Pero los iraníes siguen manifestándose.

Entre ellos, la adolescente Armita Geravand, que este domingo fue declarada en muerte cerebral tras casi un mes hospitalizada a causa de una agresión en el metro de Teherán a manos de agentes de la Policía de la moral por no llevar puesto el velo. La versión oficial iraní, asegura que Geravand, estudiante de 16 años de la Universidad Técnica y Vocacional Arwa al Waghgi, "se desmayó súbitamente cuando subía a un vagón del metro y cayó de espaldas" y fue trasladada en ambulancia con ayuda de personal del metro de Teherán.

La joven se encontraba en la estación Shohada del metro de la capital iraní cuando fue supuestamente agredida por miembros de la Policía de la moral, el organismo encargado de velar por el correcto cumplimiento de la vestimenta islámica, por no llevar puesto el velo, según informaciones de medios afines a la oposición. Los medios iraníes difundieron imágenes de las cámaras de seguridad en las que varias personas sacan a la joven del vagón "tras sufrir una bajada de tensión", si bien no hay rastro de los momentos previos, por lo que varias oenegés, entre ellas Iran Human Rights (IHR), sospechan que las autoridades intentan encubrir el incidente. En el marco del suceso, fue detenida una periodista del diario Shargh enviada al lugar para cubrir los hechos, si bien fue liberada más tarde.