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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, muestra mapas con la evolución de los territorios de Israel y Palestina durante un encuentro con diputados de su partido, este miércoles.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, muestra mapas con la evolución de los territorios de Israel y Palestina durante un encuentro con diputados de su partido, este miércoles. / ADEM ALTAN / AFP

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

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Fue un éxito instantáneo, y aunque ocurrió lejos de Turquía, en el foro de Davos, en un remoto 2008, no hay turco que no reconozca la escena. "No puede ser. No. Un minuto… ¡Un minuto! ¡Un minuto! A él le habéis dejado hablar el doble que a mí. No puede ser", empezaba a calentarse el por aquel entonces primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en una conferencia en el foro internacional junto al presidente israelí, Shimon Peres.

A su lado, moderando algo que amenazaba con descontrolarse, David Remnick, director del 'NewYorker' y uno de los periodistas más reputados del mundo. "De acuerdo, señor primer ministro, le voy a dar la palabra un minuto", le dijo Remnick a Erdogan, cuya mecha había sido encendida y ya no iba a parar. 

"Señor Peres, eres mayor que yo -dijo Erdogan, que hasta aquel momento había tratado a Peres de usted—. Hablas con la voz muy alta, y yo ya sé por qué: porque tienes un enorme complejo de culpabilidad. Yo no voy a levantar mi voz. Cuando hablas de asesinar, se nota que eres ducho en la cuestión. Sé perfectamente cómo asesináis, cómo pegáis a los niños palestinos en las playas [de Gaza]", empezó Erdogan, cuya cara, a cada segundo, se enrojecía más del enfado. El moderador, estricto con el minuto de tiempo añadido, cortó al primer ministro turco. Aquel día Erdogan prometió que no volvería jamás a Davos y lo ha cumplido. Fueron los peores años de relación entre Turquía e Israel.

Una década sin hablar

Ahora, 15 años después, todo es distinto. Después de más de una década de relaciones completamente muertas, Ankara y el Estado hebreo se hablan otra vez -en enero ambos países restablecieron sus respectivas misiones diplomáticas-. Y ahora, tras del ataque de Hamás del 7 de octubre, es precisamente Erdogan quien se propone como el mediador mejor posicionado entre el grupo islamista -que goza de una excelente relación con Turquía- e Israel. 

El cambio de tono de Erdogan es palpable. "Me gustaría enfatizar que Turquía está lista para cualquier tipo de mediación, incluso los intercambios de prisioneros. Todas las partes deben respetar los códigos morales y éticos. Y esto es algo que siempre decimos: no hay perdedores en una paz justa", ha dicho el presidente turco esta semana.

"La destrucción de Gaza con ataques aéreos y por tierra, los bombardeos contra mezquitas, las muertes de civiles, niños, mayores y mujeres inocentes no son aceptables. Es hora de actuar con conciencia y humanidad. Tan solo esto abrirá la puerta a la paz", ha continuado Erdogan.

Candidatos y negativas

Turquía no ha sido la única. Hasta la fecha, dos países más se han ofrecido como posibles mediadores entre Hamás e Israel: Catar y Egipto también han anunciado que están intentando abrir canales de comunicación en el conflicto, sobre todo para conseguir la liberación del más de centenar de rehenes que Hamás secuestró el sábado en su ataque sorpresa.

Según la agencia estatal de noticias china, Xinhua, Catar está de hecho negociando un intercambio entre las mujeres secuestradas el sábado y prisioneras palestinas en cárceles israelíes. Esta iniciativa catarí, asegura Xinhua, cuenta con el beneplácito estadounidense.

"La mediación debe llegar en un punto diferente. Ahora mismo estamos contando a los muertos, intentando curar a los heridos, y desconocemos aún el balance total de los ciudadanos que han sido abducidos", dijo el domingo la embajadora israelí en Ankara, Irit Lillian, que aseguró que la oferta de Turquía de negociar llega "demasiado pronto".

Muchos expertos, de hecho, consideran que esta invitación turca al diálogo es un brindis al sol. "Cuando pasa algo inesperado, Erdogan a menudo desaparece por unos días, desarrolla un plan, y después vuelve a la escena, con sus armas cargadas", explica el experto Selim Koru, del 'think tank' turco TEPAV, que continúa: "En esta ocasión, Erdogan está triangulando hacia un rol de pacificador y de mantener las relaciones con ambos bandos. Intentará rebajar la crispación, pero a medida que el conflicto crece, el peso moral y simbólico que tiene en la sociedad turca la cuestión palestina se impondrá a las consideraciones políticas de Erdogan".

Ya hay muestras de ello. Este viernes, después del rezo del mediodía en el día sagrado del islam, han sido convocadas varias manifestaciones por toda Turquía, que se repetirán durante el fin de semana. La policía turca, que prohíbe todo tipo de protesta antigubernamental, las ha permitido todas. Estas manifestaciones, por supuesto, son en contra de Israel.