Cumbre en Granada

La historia del pañuelo con el que Von der Leyen afronta un día clave en Granada

Los Veintisiete se reúnen para tumbarse al diván con dos puntos centrales en la agenda, la futura ampliación de la UE y el control de la inmigración, que calienta mucho la discusión

Pañuelo Von der Leyen.

Pañuelo Von der Leyen. / AFP

Isabel Morillo | Mario Saavedra

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"¡Úrsula, Úrsula!". Una trabajadora de la Alhambra se saltó ayer de forma espontánea el protocolo y corrió detrás del ‘buggy’ que llevaba a la presidenta de la Comisión Europea para salir del conjunto monumental pasadas las nueve de la noche. Mientras corría detrás del pequeño coche se quitaba el pañuelo que llevaba al cuello para agitarlo en la mano. Era el complemento que llevan las trabajadoras de la Alhambra como parte de su uniforme y que venden en la tienda de recuerdos. Un precioso trozo de seda con dibujos que decoran el recinto andalusí y que “es caro”, admitieron después los trabajadores, pero “único”. Un pañuelo pintado con los dibujos de un monumento que se presenta como "símbolo de concordia y convivencia" en la página oficial de la cumbre, porque en esta cita nadie da puntada sin hilo y hasta el más pequeño gesto da para horas de discusión y debate sin conclusiones firmes.

La presidenta de la Comisión Europea bajó del ‘buggy’, le agradeció sinceramente el gesto y se colocó el pañuelo para hacerse una foto con la guía. Von Der Leyen le había dicho que le gustaba durante el recorrido por los Palacio Nazaríes, que hicieron los más de 40 jefes de Estado y Gobierno europeos como colofón de la Cumbre de la Comunidad Política Europea del jueves y a la que la Alhambra brindó una postal única. La dirigente alemana se marchó feliz con su obsequio compartiéndolo con su esposo, el médico Heiko Echter.

La comidilla de la alfombra azul que esperaba a los dirigentes que asistían a la reunión del Consejo Europeo de este viernes era si Von der Leyen vestiría el pañuelo. La presidenta no defraudó. Perfectamente anudado y combinado con su traje de chaqueta llevaba su regalo para un día que todos los asistentes aseguraron que es importante para afrontar el futuro de Europa. “Es Europa y no las mafias quienes deciden quién entra”, advirtió firme Von Der Leyen, que confió, pese a todas las dificultades y tensiones que revela el tema migratorio, “cruzar la línea de meta” antes de que expire la legislatura europea en 2024.

La rudeza de Orban

Fue la nota de color a una alfombra azul que dejó entrever la gravedad de los asuntos que este viernes afrontan los líderes de la UE, con la ampliación del club comunitario y la política migratoria sobre la mesa. Von der Leyen puso el tono contenido a una discusión que será dura y que enfrenta a las dos almas europeas, los más aperturistas y lo que exigen mano dura y elevar las condiciones.

El más rudo sin duda fue el primer ministro de Hungria, Viktor Orbán, que incendió el arranque de la cumbre dejando claro que habrá que ver con detalle qué coste puede tener una futura ampliación – “¿De cuánto dinero estamos hablando?”- y que fue taxativo sobre que no habrá un pacto migratorio con Hungria y Polonia “en años”. Su expresión fue que se sienten “violados” por el acuerdo cerrado por el resto de países.

La italiana Giorgia Meloni maniobró este jueves con el primer ministro británico, Rishi Sunak, un encuentro a cuatro bandas con sus homólogos de Países Bajos, Mark Rutte, y de Albania, Edi Rama, al que se sumaron por sorpresa Von der Leyen, y el presidente francés, Emmanuel Macron, con el propósito de endurecer las condiciones frente a las personas que entran en Europa de forma ilegal pese al pacto cerrado por los Veintisiete el día antes.

Huidiza, Meloni

A su entrada a la reunión del viernes, Meloni evitó a la prensa, Pedro Sánchez no quiso hablar ni hacer declaraciones y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, o la presidenta del Parlamento, Roberto Metsola, entonaron discursos breves a favor de la “importante agenda” que afrontan los Veintisiete este viernes, la necesidad de definir “prioridades” ante el futuro inmediato, lo “saludable” que es contrastar diferentes puntos de vista entre los asistentes a la cumbre o lo positivo de fijar “un punto de inicio” a conversaciones que, dejan claro, ni se resolverán en Granada ni se pondrán en un papel hasta dentro de mucho. “Creo que es hora, ya es hora, de una conversación de la Unión Europea para decir: ¿qué tenemos que hacer? Lo que funciona actualmente para 27 no funcionará para 32, para 33 o 35. Tenemos que ser creíbles en este proceso”, declaró Metsola.

El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, se mostró partidario de elevar el control de fronteras en los países del Sahel para combatir la inmigración irregular y las representantes de Estonia, Polonia o Eslovaquia se extendieron ante los micrófonos en un día que prevé ser intenso aunque la agenda termina antes de las cuatro de la tarde. Tras pasear por la alfombra azul de acceso al Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada los mandatarios europeos tuvieron que subir una empinada escalera, símbolo de conversaciones que hoy para muchos se harán cuesta arriba.