Alerta en los Balcanes

Un violento tiroteo en el norte de Kosovo dispara la tensión con Serbia

Un policía muerto y otro herido en una noche de violencia en Kosovo

Agentes de la policía de Kosovo, cerca de la localidad de Banjska.

Agentes de la policía de Kosovo, cerca de la localidad de Banjska. / Djordje Savic / EFE

Irene Savio

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Kosovo está viviendo nuevamente horas de tensión. Un tiroteo ocurrido el domingo en Banjska, un pueblo de mayoría serbia situado en el norte de este territorio, se ha saldado con la muerte de al menos un policía albanokosovar y tres asaltantes de etnia serbia, de acuerdo con el último balance difundido por las autoridades kosovares. Pristina y Belgrado se han acusado mutuamente de provocar el enfrentamiento, que reaviva el fantasma de la violencia étnica, en una zona ya epicentro de arraigadas tensiones entre albano y serbokosovares por una disputa sobre el estatus de este territorio dentro de Kosovo.

El cruce de acusaciones entre los dos Gobiernos nacionalistas ha sido, como ya en otras ocasiones, incendiario. El primer ministro kosovar, Albin Kurti, ha acusado directamente a Serbia de estar detrás de los incidentes. "Quienes perpetran este ataque terrorista no son ciudadanos serbios corrientes de Kosovo, sino tropas respaldadas por el Estado de Serbia", dijo Kurti en la red social X (anteriormente Twitter). En una línea similar, el ministro del Interior kosovar, Xhelal Sveçla, afirmó que las autoridades recuperaron "un número excepcionalmente grande de armas pesadas, armas antiinfantería, explosivos, uniformes, logística, reservas de alimentos y equipos para barricadas".

Por su parte, Aleksandar Vucic, el presidente serbio, no solo ha negado la implicación de Serbia, sino que incluso ha sugerido que Pristina estaría intentando arrastrar a su país a un conflicto con la OTAN (que mantiene en Kosovo la misión Kfor), una acusación que ya había formulado en el pasado. "Alguien hizo esto a propósito... en una hora y 20 minutos reunieron a 460 (miembros de las) fuerzas especiales", dijo Vucic, añadiendo que "teme" que la situación empeore, ya que además los ciudadanos en la zona estarían exasperados.

Circunstancias confusas

Con esto como punto de partida, también las circunstancias del enfrentamiento armado son confusas e incluso la prensa tuvo prohibido, el lunes en la mañana, el acceso a Banjskaa, donde unidades policiales kosovares ingresaron con vehículos blindados, según ha informado Reuters. No obstante, el sitio del nuevo choque se encuentra en las cercanías de Zvečan, donde ya en mayo se produjeron violentos enfrentamientos entre la comunidad serbia de Kosovo y la policía albanokosovar.

En esos días, el principal detonante de las hostilidades había sido la decisión del Gobierno de Albin Kurti de permitir por la fuerza (y sin avisar a las organizaciones internacionales presentes en la zona) la entrada en edificios oficiales de alcaldes albanokosovares, lo que posteriormente suscitó la condena de EEUU y la UE. Bruselas, además, culpó a Pristina por no querer aceptar una asociación de municipios de mayoría serbia, lo que también le daría mayores poderes autonómicos a esta zona de Kosovo habitada mayoritariamente por serbokosovares.

Momento volátil

Esta vez, en cambio, los incidentes estallaron después de que un policía kosovar fue tiroteado a muerte cuando su unidad se encontraba patrullando cerca de la frontera con Serbia. Lo que, poco después, motivó un operativo por parte de la policía kosovar en los alrededores del monasterio ortodoxo de Banjska, donde se habían atrincherado unos 30 asaltantes, que luego fueron reducidos por las fuerzas especiales de Kosovo, según la versión de Pristina. Por su parte, la diócesis de Raška-Prizren de la Iglesia ortodoxa condenó los hechos y negó cualquier relación con los atacantes, al menos seis de los cuales fueron detenidos.

El nuevo estallido de violencia ocurre en un momento muy volátil en la relación entre Serbia y Kosovo, una antigua provincia serbia cuya independencia (declarada unilateralmente en 2008) Belgrado no reconoce. Tanto es así, después de que los dos se enzarzaran el año pasado en otra bronca precisamente por el norte de Kosovo, todas las presiones de Estados Unidos y de la Unión Europea para empujar a los dos Gobiernos a eliminar las tensiones han fracasado. 

Aún así, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, volvió a insistir este lunes, una vez más, en la necesidad que ambas partes retomen las conversaciones. "Instamos a los gobiernos de Kosovo y Serbia a evitar acciones que puedan aumentar aún más las tensiones y a regresar de inmediato al diálogo facilitado por la UE", afirmó el estadounidense. En un tono similar, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha subrayado que "todas las pruebas relacionadas con el ataque deben ser analizadas" y "los perpetradores responsables deben enfrentar la justicia".