Medida polémica

El Gobierno británico traslada a un primer grupo de migrantes a la barcaza 'Bibby Stockholm'

Arrecian las protestas en el Reino Unido tras la llegada de la primera 'cárcel flotante' para inmigrantes

Dos hombres cargados con mochilas embarcan en el 'Bibby Stockholm', el barco donde el Gobierno británico ha empezado a trasladar a demandantes de asilo, este lunes en el puerto de Portland.

Dos hombres cargados con mochilas embarcan en el 'Bibby Stockholm', el barco donde el Gobierno británico ha empezado a trasladar a demandantes de asilo, este lunes en el puerto de Portland. / TOBY MELVILLE / REUTERS

Lucas Font

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El Gobierno británico ha iniciado este lunes el traslado de un primer grupo de 15 migrantes a la barcaza 'Bibby Stockholm', calificada por las organizaciones de derechos humanos de "cárcel flotante" y atracada en el puerto de la isla de Portland desde mediados de julio. El traslado de solicitantes de asilo a la barcaza forma parte del plan del Ejecutivo de reducir los costes de alojamiento y manutención de las personas que llegan de forma irregular al país a través del canal de la Mancha y supone una victoria simbólica para el primer ministro, Rishi Sunak, después de los múltiples retrasos en la puesta en marcha de la nueva medida.

Todo apunta, sin embargo, a que el Gobierno se enfrentará a nuevos obstáculos en su intento de alcanzar la máxima capacidad de la barcaza, de 506 personas. La directora del servicio de alojamiento de solicitantes de asilo del ministerio del Interior, Cheryl Avery, ha reconocido este lunes que otros 20 hombres han optado por la vía legal para negarse al traslado. "Hemos tenido algunos problemas legales, los cuales no puedo detallar, pero no hay otra alternativa al alojamiento que estamos ofreciendo", ha advertido Avery. El objetivo del ministerio del Interior era instalar a cerca de 50 personas este lunes, una cifra que finalmente ha quedado lejos de alcanzar gracias al apoyo que algunas organizaciones de defensa de los derechos humanos están prestando a los refugiados.

Los problemas técnicos y legales han impedido al ministerio del Interior indicar cuándo la barcaza alcanzará el 100% de ocupación. Tanto algunos altos cargos del departamento como sus portavoces han proporcionado informaciones contradictorias a lo largo de la mañana, algo que ha avivado la sensación de improvisación y de falta de control en la organización y en las fechas de los traslados. Un portavoz del Gobierno se ha visto obligado a desmentir esta mañana a la responsable de la cartera de Seguridad del ministerio, Sarah Dines, quien ha asegurado poco antes que la barcaza estaría al máximo de su capacidad a finales de esta semana.

Argumentos en contra

Los organizaciones de defensa de los derechos humanos llevan meses criticando que la barcaza supone una vulneración de los derechos de los migrantes e impide su alojamiento en condiciones dignas. Algo que también han señalado algunos organismos independientes, que han alertado de posibles problemas en materia de protocolos de seguridad y en términos sanitarios y han resaltado la posibilidad de que se produzcan brotes de enfermedades o problemas de evacuación en caso de incendios. La decisión del Gobierno de duplicar la capacidad inicial del barco, que cuenta con 222 camarotes, ha puesto más en duda la viabilidad del proyecto, aunque el Ejecutivo se mantiene firme en su intención de completar los traslados lo antes posible para reducir el gasto en hoteles, valorado en cerca de seis millones de libras diarios (unos siete millones de euros). 

La llegada de la barcaza también ha contado con el rechazo frontal de las administraciones locales y de los vecinos de la isla de Portland, quienes han mostrado su preocupación por el impacto que tendrá en los servicios públicos en una localidad con poco más de 13.000 habitantes. La situación ha dado pie a comentarios xenófobos en las redes sociales, en los que se compara a los recién llegados con delincuentes y en los que se apunta a un posible aumento de la inseguridad en los municipios de la zona. El impacto negativo en el turismo ha sido otra de las razones esgrimidas por las comunidades locales para oponerse a la medida.

Informaciones contradictorias

Los portavoces de Downing Street han insistido en las últimas semanas en que la barcaza cumple con todas las garantías y que no supone una vulneración de los derechos de los solicitantes de asilo. El Gobierno destaca que los migrantes contarán con salas equipadas con ordenadores y acceso a internet, espacios para hacer deporte y recibirán clases de inglés, entre otros servicios. También está prevista la presencia de al menos un sanitario durante gran parte del tiempo con el objetivo de no añadir una carga extra a los ya saturados servicios de salud de la zona. En principio los migrantes permanecerán un máximo de nueve meses en el barco y tendrán libertad para entrar y salir de las instalaciones, aunque sólo se proporcionará transporte a los núcleos urbanos en determinadas horas del día.

El Partido Laborista ha criticado al Gobierno por lo que considera una política migratoria errática y un fracaso en la gestión de las solicitudes de asilo, cuyos procesamientos están sufriendo importantes retrasos a pesar de que esta está siendo una de las principales prioridades de Sunak. Los laboristas han señalado que el número de solicitantes de asilo alojados en hoteles ha aumentado un 25% desde el pasado diciembre, a pesar de las promesas del primer ministro. "Sunak está fracasando en su intento de arreglar el caos montado por los conservadores, que se limitan a perseguir titulares en lugar de ponerse las pilas", ha asegurado la responsable de Interior del partido, Yvette Cooper.

El Ejecutivo tiene previsto dedicar gran parte de la semana a presentar nuevas medidas para combatir la llegada irregular de migrantes a través del canal de la Mancha, que se ha convertido en una de las grandes promesas de Sunak para recuperar la confianza del sector más duro del Partido Conservador y de los votantes más acérrimos del Brexit. Por ahora, las autoridades han conseguido mantener el número de llegadas en los primeros siete meses del año por debajo de las cifras del año pasado, aunque las previsiones de buen tiempo para las próximas semanas supondrán previsiblemente un nuevo repunte y un nuevo dolor de cabeza para el Gobierno.