Investigación en EEUU

¿Puede Trump ir a las elecciones tras ser imputado y autoindultarse si gana?

Multimedia | Donald Trump, contra las cuerdas de la justicia

La imputación de Trump por su intento de revertir el resultado electoral plantea un firme desafío a la democracia de EEUU

¿Qué implicaciones puede tener la imputación de Trump por intentar revertir el resultado electoral?

El expresidente de EEUU Donald Trump, durante la convención del Partido Republicano de Carolina del Norte, este sábado.

El expresidente de EEUU Donald Trump, durante la convención del Partido Republicano de Carolina del Norte, este sábado. / ALLISON JOYCE / AFP

Montse Martínez

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El escenario que se abre ante la imputación de un presidente de EEUU acusado de intentar manipular los resultados electorales que, a la vez, quiere presentarse de nuevo a las elecciones para volver a la Casa Blanca con posibilidades reales de lograrlo es tan extraordinario que rompe todos los moldes. El republicano Donald Trump se dispone a poner a prueba nuevamente las costuras del sistema porque su situación judicial y política plantea futuribles donde, a día de hoy, hay pocas certezas y miles de interrogantes. La falta de precedentes, caldo de cultivo de especulaciones, se presta a dar pábulo a los expertos, con opiniones no siempre en la misma línea. Entre estos futuribles, merece la pena destacar uno que ya esté en boca de analistas estadounidenses: "¿Puede Trump presentarse a las elecciones y autoindultarse si gana?

La respuesta a la primera parte de la pregunta entra en la categoría de las certezas. Sí, Trump puede concurrir a las elecciones pese a estar imputado en tres causas judiciales -la última la de intentar manipular el resultado electoral favorable a Joe Biden-. Según la legislación estadounidense, nada impide que una persona se presente a las elecciones si se enfrenta a cargos penales, o incluso si es condenado y está en la cárcel. Cosa distinta es si los votantes brindarían su apoyo a un candidato con este perfil. En el caso de Trump, las dos primeras imputaciones judiciales no han parecido pasarle factura en su intento de convertirse en el candidato republicano. Aún es pronto para calcular el impacto de su reciente y más grave acusación.

Hay dos precentes, muy lejanos, de candidatos a la presidencia de EEUU presos. El primero, el socialista Eugene Debs en 1920, condenado por un discurso contra la guerra en 1918; y el conspiracionista Lyndon LaRouche, condenado por fraude, una de cuyas ocho candidaturas a la presidencia en 1992 fue desde una prisión federal de Minnesota. En ningún caso consiguieron su objetivo, pero no por no poder presentarse, sino por la falta de favor del electorado.

Terreno inexplorado

En referencia a la segunda parte de la pregunta sobre si Trump podría autoindultarse si gana, no existen precedentes y, por lo tanto, se entra en terreno inexplorado y, en última instancia, abierto a la última palabra de los jueces. Autoperdonarse supondría una atribución extraordinaria del poder presidencial y el Tribunal Supremo sería el árbitro final sobre la constitucionalidad de su perdón.

"Estamos tan lejos de cualquier cosa que haya ocurrido", resume al diario 'The New York Times' Erwin Chemerinsky, experto en derecho constitucional de la Universidad de California en Berkeley. "Son sólo conjeturas y la elección de un presidente encarcelado crearía una crisis jurídica que casi con toda seguridad tendría que ser resuelta por los tribunales", añade.

En cuanto a la posibilidad de que Trump fuera escogido presidente mientras estuviera preso, el experto asegura que podría ser despojado de su autoridad en virtud de la 25ª Enmienda, que establece un proceso para transferir la autoridad al vicepresidente si el presidente es "incapaz de cumplir con los poderes y deberes de su cargo." Pero eso requeriría que el vicepresidente y una mayoría del Gabinete declararan a Trump incapaz de cumplir con sus deberes, una perspectiva remota dado que estos serían leales designados por el propio afectado.

También es probable, según el experto, que Trump pudiera demandar su puesta en libertad alegando que su encarcelamiento le impide cumplir sus obligaciones constitucionales como presidente. Un caso así incidiría de pleno en la separación de poderes y los abogados de Trump argumentarían que mantener en prisión a un presidente debidamente elegido sería una injerencia del poder judicial en las operaciones del poder ejecutivo.