Rescate contra reloj

El sumergible desaparecido rumbo al Titanic se quedará sin aire el jueves

El rescate del submarino Titan, al minuto

Un viaje de aventura arriesgada para millonarios

El sumergible 'Titan'

El sumergible 'Titan' / OCEANGATE

Idoya Noain

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Se intensifica la sensación de angustiosa lucha contra el tiempo en la operación de búsqueda y rescate del sumergible Titan, desaparecido con cinco ocupantes el domingo menos de dos horas después de iniciar su inmersión hacía los restos del Titanic, a 3.800 metros de profundidad en el suelo del Atlántico Norte. El capitán Jamie Frederick, de la Guardia Costera de Estados Unidos, ha explicado este martes al mediodía en una rueda de prensa en Boston que en ese momento estimaban que en la pequeña nave, de menos de siete metros de eslora, quedaban “40 o 41 horas de oxígeno”, lo que supone que el sumergible se quedará sin aire respirable durante la mañana del jueves.

Esos cálculos elevan la presión de una operación que representa "una complejidad y un reto" monumental. Además de tener que buscar en un área de unas dimensiones similares a las de las provincias de Álava y Soria juntas, las dificultades se elevan en buena parte por el lugar de la desaparición del Titan: a más de 650 kilómetros al sur de la costa de St. Johns, en Terranova (Canadá) y a unos 1.450 kilómetros al este de Cape Cod, en Massachussets (EEUU). Eso ralentiza los tiempos de llegada de los navíos que deben sumarse a la misión y del transporte de materiales requeridos. “Intentamos llevar las capacidades (de búsqueda y potencial rescate) lo más rápido que podemos”, ha explicado Frederick.

Operación global

El lunes se estableció un mando conjunto de operaciones donde la Guardia Costera estadounidense coordina el despliegue tanto de fuerzas militares de su país como las canadienses, así como el uso del Polar Prince, el barco que la compañía OceanGate fletó para llevar al Titan y sus pasajeros hasta la zona del pecio.

También este martes ha llegado hasta esas aguas el Deep Energy, un barco que tiene un vehículo operado por remoto (ROV por sus siglas en inglés) que ya se ha sumergido para sumarse a la búsqueda subacuática, según ha explicado Frederick.

A la operación se va a sumar también el Atalante, un navió francés de investigación, que este martes partió de la ciudad francesa de Toulon por orden del presidente Francés Emmanuel Macron, que respondió a una petición de las autoridades estadounidenses. Ese barco, que se calcula que llegará a la zona del suceso el miércoles a las ocho de la tarde locales, está equipado con un robot subacuático que puede alcanzar los 4.000 metros de profundidad, lo que permitiría alcanzar la profundidad donde están los restos del Titanic.

Localizar, la prioridad

De momento, no obstante, no se sabe siquiera si el sumergible salió a la superficie o si sigue en las profundidades. Y la la prioridad este martes seguía siendo meramente localizar el Titan. A ese empeño se dedican varios aviones estadounidenses y canadienses realizando reconocimientos aéreos con radares, y se suman también las búsquedas con sonares bajo el agua, incluyendo algunos lanzados en boyas desde los aviones. Y aunque las buenas noticias llegaban al constatar una mejora de la visibilidad, como ha explicado Frederick con tono sombrío, esos esfuerzos “no han dado ningún resultado”.

Solo una vez que se localice la nave se orquestaría una misión de rescate que también sería extremadamente compleja si el sumergible estuviera bajo el agua. Y la Guardia Costera ha asegurado que cuenta con "un grupo de los mejores expertos de nuestra nación en el mando unificado", que si llega al punto de localizar el Titan "estudiarán cuál debe ser el camino que hay seguir”.

Los ocupantes y las alertas

Este martes se completaba también toda la identificación del pasaje del Titan. Además del multimillonario y aventurero británico Hamish Harding, y del explorador francés Paul-Henry Nargeolet, un investigador de 77 años que es conocido como "Mr. Titanic' y ha descendido 35 veces hasta el pecio, en él viajaban el multimillonario empresario pakistaní Shahzada Dawood y su hijo de 19 años Sulaiman, ambos con pasaporte británico.

En los mandos del sumergible se ha confirmado que estaba Stockton Rush, fundador y consejero delegado de OceanGate Expeditions, la empresa que organiza los viajes al Titanic por unos 228.000 euros por pasaje.

En un reportaje que el año pasado preparó CBS, uno de cuyos reporteros realizó la inmersión, el propio Rush explicó cómo funcionaba el manejo del sumergible, mostrando un mando modificado de consola de videojuego que sirve para realizar los movimientos de la nave, que se determinan después de que se reciban desde el barco en la la superficie instrucciones por mensaje, una comunicación para la que emplea la tecnología de satélites de Starlink, la empresa de Elon Musk. "Solo tenemos un botón, debería funcionar como un ascensor, no hace falta mucha pericia", dijo en aquella ocasión Rush.

Este martes también han salido a la luz preocupaciones que su empresa había despertado, tanto entre alguno de sus propios empleados como en el sector de los vehículos sumergibles. Líderes de esa industria le enviaron una carta en 2018, a la que ha tenido acceso 'The New York Times', en la que le advirtieron de que su enfoque "experimental" podría dar como resultado problemas, "de menores a catastróficos".

En una demanda la que ha tenido acceso 'The New Republic', y que se resolvió con un acuerdo extrajudicial, un antiguo empleado de OceanGate mostró su preocupación por el diseño experimental y la falta de pruebas para comprobar la seguridad del casco del sumergible. El empleado alertaba del "peligro potencial para los pasajeros del Titan conforme el sumergible alcanzaba profundidades extremas". El domingo perdió el contacto con el Polar Prince cuando llevaba aproximadamente una hora y 45 minutos de las dos horas y media calculdas para el descenso.